¿Qué es lo que hace a un Líder?



¿Qué es lo que hace a un líder?
por John MacArthur



¿Qué es lo que hace a un líder? ¿El rango? ¿El status? ¿La fama? ¿Un castillo? ¿El poder? ¿El estilo? ¿Se confiere automáticamente el liderazgo por medio de un espacio en la tabla organizacional? ¿En qué parte figura la posición y el poder en la fórmula para el liderazgo? Y ¿Cuál es el modelo ideal para los líderes? ¿Es el ejecutivo corporativo? ¿El comandante militar? ¿El jefe de estado?
Jesús respondió a todas esas preguntas con pocas palabras. Su punto de vista con respecto al liderazgo es conspicuamente (notablemente, principalmente) foráneo (extraño) a la sabiduría convencional de nuestra época: «Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (Mateo 20.25-28).
Según Cristo, entonces, la verdadera clase de liderazgo demanda servicio, sacrificio y una entrega desinteresada. Una persona llena de orgullo y de autopromoción no es un buen líder de acuerdo a los parámetros de Cristo, sin importar cuánta influencia pueda tener. Aquellos dirigentes que miran a Cristo como su líder y su modelo supremo de liderazgo tendrán corazones de siervo. Ellos ejemplificarán en sacrificio.
Sé que esas no son las características que la mayoría de las personas asocian con el liderazgo, pero son cualidades esenciales de un enfoque bíblico del liderazgo, y esa es la clase de liderazgo que me interesa.
A propósito  note que Jesús expresamente estaba enseñándoles a los cristianos a mirar el liderazgo de una manera diferente y desde un punto de vista radicalmente distinto al que tienen los líderes de este mundo. Es absurdo que los cristianos asuman (como lo hacen muchos actualmente) que la mejor manera en la que pueden aprender de liderazgo es por medio de ejemplos del mundo.
En el cristiano, el liderazgo siempre tiene una dimensión espiritual. La tarea de dirigir a las personas contiene ciertas aplicaciones espirituales. Este principio es el mismo para un presidente cristiano de una compañía secular como para el ama de casa cuya esfera de liderazgo quizás no se extienda más allá de sus propios hijos.
Cada cristiano en cualquier tipo de liderazgo es llamado a ser un líder espiritual.
Le escribo a cada líder que sea cristiano incluyendo al gerente de una fábrica, al entrenador de fútbol o a la maestra de escuela. Todos necesitamos recordar que el papel de liderazgo es una responsabilidad espiritual y que a las personas que dirigimos las administramos para Dios, y es a Él a quien daremos cuenta un día (Mateo 25.14-30).
Si comprende bien su responsabilidad ante Dios como líder, usted puede empezar a ver por qué Cristo representó al líder como un siervo. Él no estaba sugiriendo, como muchos lo suponen, que la modestia por sí sola es la esencia del liderazgo. Existen muchas personas humildes, mansas, tiernas, serviciales que no son líderes. El verdadero líder inspira a sus seguidores.
Alguien que no tiene seguidores difícilmente puede ser llamado líder. Porque aunque ciertamente el liderazgo demanda un corazón de siervo, no significa que todos los que tienen corazón de siervo son líderes. El liderazgo es mucho más que eso.
En palabras más sencillas, liderazgo es influencia. El líder ideal es alguien cuya vida y carácter motivan a las personas para que le sigan. La mejor clase de liderazgo deriva su autoridad primero de un ejemplo justo y no simplemente por el poder de su prestigio, su personalidad o su posición. En contraste, mucho del «liderazgo» del mundo no es más que una manipulación de personas por medio de amenazas o recompensas.
Eso no es un verdadero liderazgo, eso es explotación. El verdadero liderazgo busca motivar a las personas internamente apelando al corazón, no a la presión ni a la coerción externa.
Por todas esas razones, el liderazgo no tiene que ver con el estilo o la técnica sino más bien con el carácter.
Tomado del libro Llamado a Liderar © 2011 por John MacArthur. ISBN 978-1-60255-437-5. Usado con permiso de Grupo Nelson.

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