¿Era Jesús una persona real?
Nacido de identificación
¿Existió realmente Cristo Jesús, o el
Cristianismo se ha construido sobre una leyenda? Pocos estudiantes se
cuestionan la existencia de Cristo, pero algunos enemigos del Cristianismo
están intentando probar lo contrario.
En un pleito contra el Vaticano, la Iglesia fue
acusada de inventar la historia de la existencia de Jesús. Aunque el caso fue
visto fuera de la corte en Febrero del 2006, el demandante, Luigi Cascioli,
apeló.
El argumento contra la existencia de Jesús fue hecho
público en la televisión nacional en una transmisión de CNN con la siguiente
sorprendente declaración:
“Bueno, yo estoy aquí para dar el punto de vista
real, supongo” declaró Ellen Johnson, presidente de Ateos Estadounidenses.
“Porque la realidad es que, no hay una sola prueba de evidencia secular de que
hubo un Jesucristo. Jesucristo y el Cristianismo es una religión moderna. Y
Cristo Jesús es una recopilación de otros dioses: Horas, Mithras, quienes
tienen el mismo origen, y la misma muerte como el Jesucristo mitológico.”
Johnson y un panel de primera de líderes
religiosos estuvieron discutiendo la pregunta, “¿Qué pasa después de que
morimos? en una transmisión de Larry King Live en CNN. El usualmente
impasible King se detuvo reflexivamente y después contesto: “¿Entonces usted no
cree que hubo un Cristo Jesús?” Con un aire de certeza, Johnson respondió: “No
lo hay. No es lo que yo creo; no hay evidencia secular de que Cristo Jesús
existió.” King no lo comprendía y fue a un corte comercial. Ninguna discusión
acerca de la evidencia a favor o en contra de la existencia de Jesús vino
después. La audiencia de televisión internacional se quedó con la pregunta.[1]
Cincuenta
años antes, en su libro Why I Am Not a Christian (Por
qué yo no soy un Cristiano), el ateo Bertrand Russell dejó en shock a su
generación al cuestionarse la existencia de Jesús. Él escribió: “Históricamente
es bastante dudoso si Cristo alguna vez existió del todo, y si El existió
nosotros no sabemos nada acerca El, entonces yo no estoy preocupado con la
pregunta histórica, la cual es una bastante difícil.”[2]
Es posible que el Jesús que muchos creen que es
real nunca existió? En The Story of Civilization (La Historia de la
Civilización), el historiador secular Will Durant planteó esta pregunta:
“¿Existió Cristo? ¿Es la historia de vida del fundador del cristianismo el
producto de la tristeza, la imaginación, y la esperanza – un mito comparable a
las leyendas de Krishna, Osiris, Attis, Adonis, Dioniso, y Mitras?”[3] Durant señaló cómo la historia del cristianismo tiene
“muchas semejanzas sospechosas a las leyendas de dioses paganos.”[4] ¿Entonces, cómo podemos nosotros saber por seguro que
este hombre, a quienes muchos adoran y otros maldicen, fue real?
¿Esta Johnson en lo correcto cuando afirma que
Cristo Jesús es una “recopilación de otros dioses”? ¿Y esta Russell en lo
correcto cuando dice que la existencia de Jesús es “bastante dudosa”?
Mito Vs. Realidad
Vamos a comenzar con una pregunta más fundamental:
¿Qué distingue el mito de la realidad? ¿Cómo sabemos, por ejemplo, que
Alejandro Magno existió realmente? Supuestamente, en el año 336 aC, Alejandro
Magno se convirtió en rey de Macedonia a los 20 años de edad. Un genio militar,
éste apuesto y arrogante líder masacro a través de su camino aldeas, ciudades,
y reinos del mundo Greco-Persa hasta que él los gobernó todos. En breves ocho
años el ejército de Alejandro había atravesado un total de 22,000 millas en sus
conquistas.
Se ha dicho de Alejandro que el lloró cuando se
quedó sin mundos por conquistar. (Estoy pensando, esta no es la persona con
quien quiero jugar monopolio.)
Antes de que el muriera a la edad de 32 años,
Alejandro según se informa, logró el más grande acto militar que ninguno otro
la historia, no sólo de los reyes que habían vivido antes de él, pero también
de esos que estaban por venir más tarde, hastaa nuestro propio tiempo. Pero
hoy, con excepción de un puñado de ciudades llamadas Alejandría, una película
aburrida de Oliver Stone, y unos cuantos libros, su legado quedó en el olvido.
De hecho, el nombre de Colin Farrell tiene más poder de atracción en la
taquilla que el de Alejandro.
A pesar del fracaso de taquilla, los
historiadores creen que Alejandro existió debido a tres razones principales:
- Documentación escrita desde principios de los historiadores
- Impacto histórico
- Otras evidencias históricas y arqueológicas
Documentos Históricos Sobre Jesús
Lo histórico de Alejandro Magno y sus conquistas
militares se extrae de cinco fuentes antiguas, ninguna de las cuales fueron
escritas por testigos presenciales. Aunque escrito 400 años después de
Alejandro, La Vida de Alejandro de Plutarco es el primer relato de su vida.
Desde Plutarco y los otros escritores hubo varios
cientos de años alejados de los acontecimientos de la vida de Alejandro, ellos
basan su información en relatos anteriores. De los veinte relatos históricos
contemporáneos de Alejandro, ninguno sobrevive. Más tarde existieron relatos,
pero cada uno presenta un “Alejandro” diferente, lo que deja mucho a nuestra
imaginación. Pero a pesar de la diferencia de tiempo de varios cientos de años,
los historiadores están convencidos de que Alejandro fue un hombre real y que
los detalles esenciales de lo que nosotros leemos acerca de su vida son
verdades.
Dejando a Alejandro como un punto de referencia,
nosotros notaremos que para Jesús hay ambos relatos históricos religiosos y
seculares. Pero debemos hacer la pregunta, ¿fueron escritos por historiadores
fiables y objetivos? Echemos una breve mirada.
El Nuevo Testamento
Los 27 libros del Nuevo Testamento afirman ser
escritos por autores quienes conocían a Jesús o recibieron el conocimiento de
El de primera mano por parte de otros. Los cuatro evangelios relatan
información de la vida de Jesús y sus palabras desde diferentes perspectivas.
Estos relatos han sido fuertemente estudiados por eruditos tanto dentro como
fuera del Cristianismo.
El académico John Dominic Crossan cree que menos
del 20 porciento de lo que leemos en los evangelios son frases originales de
Jesús. Sin embargo, aún este escéptico no discute que Cristo Jesús realmente
vivió.
A pesar de las opiniones de Crossan, y las de
algunos otros estudiosos marginales como él, el consenso de la mayoría de
historiadores es que los relatos del Evangelio nos dan una imagen clara de
Cristo Jesús. Si los relatos del Nuevo Testamento son dignos de confianza es el
tema de otro articulo (ver “Jesus.doc”),
entonces nosotros veremos fuentes no-Cristianas para nuestra respuesta de si
Jesús existió.
Los Primeros Relatos No-Cristianos
Así que, ¿cuáles historiadores del primer siglo
no tenían una agenda Cristiana? Primero que todo, vamos a ver a los enemigos de
Jesús.
Sus oponentes judíos tenían más que ganar negando
la existencia de Jesús. Pero la evidencia apuntaba en la dirección opuesta.
Varios escritos judíos también dicen de la existencia de su carne y sangre.
Ambas Guemarás del Talmud judío se refieren a Jesús. A pesar de que estos
consisten en sólo unos pocos y breves, amargos pasajes con la intención de
descontar la deidad de Jesús, estos primeros escritos judíos no comienzan a
insinuar que El no fuera una persona histórica.”[5]
Flavio Josefo fue un destacado historiador judío
quien empezó a escribir bajo la autoridad romana en 67 A.D. Josefo, quien nació
solo unos pocos años después de que Jesús murió, habría sido muy consciente de
la reputación de Jesús entre ambos romanos y judíos. En su famoso Antiquities
of the Jews (Antigüedades de los Judíos) en el 93 A.D., Josefo escribió
sobre Jesús como una persona real. “En ese momento vivió Jesús, un hombre
santo, si él puede ser llamado hombre, porque él realizo obras maravillosas, y
enseño a hombres, y recibió con alegría la verdad. Y él fue seguido por muchos
judíos y muchos griegos. Él era el Mesías.”[6]Aunque hay disputa sobre algunas de las redacciones de
los relatos, especialmente la referencia de Jesús siendo el Mesías (los
estudiosos son escépticos, pensando que los Cristianos insertaron esta frase),
claramente Josefo confirmó esta existencia.
¿Qué hay de los historiadores seculares, aquellos
que vivieron en tiempos antiguos pero que no eran religiosamente motivados? Hay
confirmación actual de al menos 19 escritores seculares tempranos quienes
hicieron referencias de Jesús como una persona real.[7]
Uno de los más grandes historiadores antiguos,
Cornelio Tácito, afirmó que Jesús había sufrido bajo Pilatos. Tácito nació
alrededor de 25 años después de la muerte de Jesús, y el había visto como la
propagación del Cristianismo empezó a impactar a Roma. El historiador romano
escribió negativamente de Cristo y los cristianos, identificándolos en año 115
A.D. como “una raza de hombres detestados por sus malas prácticas, y comúnmente
llamadas Chrestiani. El nombre fue derivado de Chrestus, quien, en la región de
Tiberio, sufrió bajo Poncio Pilatos, procurador de Judea.”[8]
Los siguientes hechos sobre Jesús fueron escritos por fuentes tempranas no cristianas:
- Jesús era de Nazaret
- Jesús vivió una sabia y virtuosa vida
- Jesús fue crucificado en Palestina bajo Poncio Pilatos durante el reinado de Tiberio César en tiempo de Pascua, al ser considerado el rey judío.
- Los discípulos creyeron que Jesús que había muerto y resucitado de la muerte tres días después.
- Los enemigos de Jesús reconocieron que él realizo hazañas inusuales que llamaron “brujería”
- La pequeña banda de discípulos de Jesús se multiplicó rápidamente, expandiéndose tanto como Roma.
- Los discípulos de Jesús negaron el politeísmo, vivieron vidas morales, y adoraron a Cristo como Dios
El teólogo Norman Geisler comentó:
“Este esquema general es perfectamente congruente
con el del Nuevo Testamento.” [9]
Todos estos relatos independientes, religiosos y
seculares, hablan sobre un hombre real que coincide bien con el Jesús de los
evangelios. La enciclopedia Británica cita estos diversos relatos seculares de
la vida de Jesús como prueba convincente de su existencia.
“Estos relatos independientes prueban que en
tiempos antiguos incluso los oponentes del Cristianismo no dudaron de la
historicidad de Jesús.”[10]
Los siguientes hechos sobre Jesús fueron escritos por fuentes tempranas no cristianas:
- Jesús era de Nazaret
- Jesús vivió una sabia y virtuosa vida
- Jesús fue crucificado en Palestina bajo Poncio Pilatos durante el reinado de Tiberio César en tiempo de Pascua, al ser considerado el rey judío.
- Los discípulos creyeron que Jesús que había muerto y resucitado de la muerte tres días después.
- Los enemigos de Jesús reconocieron que él realizo hazañas inusuales que llamaron “brujería”
- La pequeña banda de discípulos de Jesús se multiplicó rápidamente, expandiéndose tanto como Roma.
- Los discípulos de Jesús negaron el politeísmo, vivieron vidas morales, y adoraron a Cristo como Dios
El teólogo Norman Geisler comentó:
“Este esquema general es perfectamente congruente
con el del Nuevo Testamento.” [9]
Todos estos relatos independientes, religiosos y
seculares, hablan sobre un hombre real que coincide bien con el Jesús de los
evangelios. La enciclopedia Británica cita estos diversos relatos seculares de
la vida de Jesús como prueba convincente de su existencia.
“Estos relatos independientes prueban que en
tiempos antiguos incluso los oponentes del Cristianismo no dudaron de la
historicidad de Jesús.”[10]
Extraordinariamente, Jesús hizo todos estos
impactos como resultado de solo un período de tres años de ministerio público.
Si Jesús no existió, uno debe preguntarse como un mito podría alterar la
historia. Cuando al historiador mundial H.G. Wells se le pregunto quién ha
dejado el mayor legado en la historia, él respondió: “En esta prueba Jesús se
mantiene primero.”[13]
La evidencia documental y el impacto histórico
señalan el hecho de que Jesús si existió. Si Jesús realmente existió, nosotros
también esperaríamos descubrir sus huellas impresas dentro de los detalles de
la historia. Los mitos no dejan tal confirmación de detalles.
Una de las claves aquí para Durant y otros
estudiosos es el factor tiempo. Los mitos y leyendas usualmente toman cientos
de años para evolucionar- la historia de que George Washington nunca dijo una
mentira es probablemente una mentira, hasta dos siglos después se convirtió en
una leyenda. Las Buenas Nuevas del cristianismo, por otro lado, despegaron tan
rápido como para ser un mito o una leyenda. Jesús no había existido, aquellos
que se opusieron el cristianismo sin duda le han marcado un mito desde el
principio. Pero ellos no lo hicieron.
Tales evidencias, junto con los relatos escritos
desde principios y el impacto histórico de Cristo Jesús, convence incluso a los
historiadores escépticos de que el fundador del cristianismo no fue ni un mito
ni una leyenda. Pero un experto en mitos no estaba tan seguro.
Como Muggeridge, estudioso de Oxford, C.S. Lewis
estaba inicialmente convencido de que Jesús no era nada sino un mito. Lewis
dijo una vez: “Todas las religiones, eso es, toda mitología… son meramente
invención propia del hombre- Cristo tanto como Loki.:[14] (Loki es un antiguo dios
nórdico. Al igual que Thor pero sin una cola en el pelo.)
Diez años después de denunciar a Jesús como mito,
Lewis descubrió los detalles históricos, incluyendo varios documentos de
testigos, verificando su existencia.
Jesucristo ha impactado el paisaje histórico como
un terremoto masivo. Y este terremoto ha dejado un sendero más ancho que el
Gran Cañón. Es este sendero de evidencia que convence a estudiosos que Jesús
realmente existió y realmente impactó nuestro mundo hace 2000 años.
Un escéptico quien pensó que Jesús era un mito
fue el periodista británico Malcolm Muggeridge. Pero en un trabajo en
televisión a Israel, Muggeridge fue enfrentado con evidencia sobre Jesucristo
que él no sabía que existía. Así como él revisó lugares históricos – el lugar
de nacimiento de Jesús, Nazaret, el lugar de la crucifixión y la tumba vacía-
un sentido de la realidad de Jesús empezó a emerger.
Más tarde el declaró:
Más tarde el declaró:
“Fue mientras yo estaba en Tierra Santa con el
propósito de hacer tres BBC programas de televisión en el Nuevo Testamento que…
ciertamente el nacimiento de Jesús me tomó, ministerio y crucifixión… me volví
consciente de que realmente había habido un hombre, Jesús, quien fue también
Dios.”[15]
Un gran crítico académico alemán, en los siglos
18 y 19, había cuestionado la existencia de Jesús, señalando que tales figuras claves
como Poncio Pilatos y el principal sacerdote Caifás en los relatos de los
evangelios nunca han sido confirmados como reales. No fue posible refutarle
hasta mediados del siglo 20.
Los arqueólogos en 1962 confirmaron la existencia
de Pilatos cuando ellos descubrieron su nombre incluido en una inscripción en
una piedra excavada. Igualmente, la existencia de Caifás fue un incierto hasta
1990, cuando un osario (hueso cuadrado) fue descubierto llevando su
inscripción. Los arqueólogos han descubierto también lo que ellos creen es la
casa de Simón Pedro y la cueva donde Juan el Bautista hizo su bautismo.
Por último, tal vez la evidencia más convincente
de que Jesús existió fue el rápido levantamiento de los cristianos. ¿Cómo puede
explicarse sin Jesús? ¿Cómo puede este grupo de pescadores y otros hombres
trabajadores inventar a Jesús en unos escasos años? Durant respondió su
pregunta introductoria -¿Existe Cristo?- con la siguiente conclusión:
“Que unos pocos y simples hombres debieran en una
generación haber inventado tan poderosa y atractiva personalidad, tan elevada
ética y tan inspirada visión de la fraternidad humana, sería un milagro mucho
más increíble que ningún otro relatado en los evangelios. Después de dos siglos
de mayor critica las líneas generales de la vida, el carácter y la enseñanza de
Cristo, permanece razonablemente limpio, y constituye el más fascinante rasgo
en la historia del hombre occidental.”
Veredicto De Eruditos
Clifford Herschel Moore, professor de la
Universidad de Harvard, afirmó en cuanto a la historicidad de Jesús: “El
cristianismo conoció a su Salvador y Redentor no como cualquier dios en cuya
historia estaba contenida alguna fé mítica… Jesús fue histórico y no un ser
mítico. Ningún mito remoto o falso ingresó en el creyente Christiano; su fe fue
fundada en hechos positivos, históricos y aceptables.”[16]
Pocos, si acaso algunos historiadores están de
acuerdo con las afirmaciones de Ellen Johnson y Bertrand Russel que Jesús no
existió. La documentación extensa de la vida de Jesús por autores
contemporáneos, su profundo impacto histórico, y la evidencia a su favor
tangible en la historia han persuadido a los eruditos acerca de que Jesús
verdaderamente existió. ¿Podría un mito haber hecho todo eso? Todos excepto
unos pocos dicen que no.
El Dr. Michael Grant de Cambridge ha escrito,
“Para resumir, los métodos críticos modernos no soportan la teoría del
Cristo-mito. Una y otra vez ha sido contestado y descartado por eruditos de
primera. En años recientes no hay ningun erudito serio que se atrevería a
postular la no historicidad de Jesús.”[17]
El historiador Jaroslav Pelikan declaró, “Sin
importar lo que uno puede pensar o creer personalmente acerca de él, Jesús de
Nazaret ha sido la figura más dominante de la cultura occidental por veinte
siglos… Es de su nacimiento que la mayoría de la raza humana fecha sus
calendarios, es por su nombre que muchos maldicen y en su nombre que millones
oran.”[18]
Notas finales:
- Ellen Johnson and Larry King, “What Happens After We Die?” Larry King Live, CNN, April 14, 2005.
- Bertrand Russell, Why I Am Not a Christian (New York: Simon & Schuster, 1957), 16.
- Will Durant, Caesar and Christ, vol. 3 of The Story of Civilization (New York: Simon & Schuster, 1972), 553.
- Ibid., 557.
- D. James Kennedy, Skeptics Answered (Sisters, OR: Multnomah, 1997), 76.
- Los Guemaras son comentarios tempranos rabínicos del Talmud Judío, un cuerpo de escritos teológicos cuyas fechas estan cerca del. 200–500 d.C. Citado en Durant, 554.
- Durant, 73.
- Citado en Durant, 281.
- Norman Geisler and Peter Bocchino, Unshakable Foundations (Grand Rapids, MI: Bethany House, 2001), 269.
- Citado en Josh McDowell, Evidence That Demands a Verdict, vol. 1 (Nashville: Nelson, 1979), 87.
- Citado en Christopher Lee, This Sceptred Isle, 55 B.C.–1901 (London: Penguin, 1997), 1.
- Will Durant, The Story of Philosophy (New York: Pocket, 1961), 428.
- Citado en Bernard Ramm, Protestant Christian Evidences (Chicago: Moody Press, 1957), 163.
- Malcolm Muggeridge, Jesus Rediscovered (Bungay, Suffolk, U.K.: Fontana, 1969), 8.
- David C. Downing, The Most Reluctant Convert (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2002), 57.
- Citado en McDowell, 193.
- Michael Grant, Jesus (London: Rigel, 2004), 200.
- Jaroslav Pelikan, Jesus through the Centuries (New York: Harper & Row, 1987), 1.
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¿Es Jesús Dios?
Jesús complejos
¿Alguna
vez has conocido a alguien que es el centro de atención adondequiera que vaya?
Alguna característica misteriosa e indefinible lo distingue de todos los demás.
Bueno, así fue hace dos mil años con Jesucristo. Pero no fue sólo la
personalidad de Jesús que cautivó a las personas que lo oyeron. Los testigos de
sus palabras y su vida nos cuentan que Jesús de Nazaret era distinto a todos
los hombres.
Las únicas credenciales de Jesús fueron él mismo. Nunca escribió un
libro, lideró un ejército, ocupó un cargo político ni fue dueño de ninguna
propiedad. Solía viajar dentro de las cien millas alrededor de su pueblo,
atrayendo a multitudes que se asombraban con sus palabras provocadoras y actos
asombrosos.
Sin embargo, la grandeza de Jesús fue obvia para todos los que lo
conocieron y oyeron. Y mientras que la mayoría de los grandes personajes
finalmente se desvanecen en los libros de historia, Jesús sigue siendo el tema
de miles de libros y de controversias mediáticas sin paralelo. Gran parte de
esas controversias giran en torno a las afirmaciones radicales que hizo Jesús
sobre sí mismo – afirmaciones que asombraron tanto a sus seguidores como a sus
adversarios.
Fueron principalmente las afirmaciones únicas de Jesús que causaron que
fuera visto como una amenaza tanto por las autoridades romanas como por la
jerarquía judía. Si bien era un forastero sin credenciales ni base de poder
político, en sólo tres años, Jesús cambió el mundo para los siguientes veinte
siglos. Otros líderes morales y religiosos han causado un impacto – pero
ninguno como ese desconocido hijo de carpintero de Nazaret.
¿Qué tenía Jesucristo que marcó la diferencia? ¿Fue meramente un gran
hombre, o fue algo más?
Estas preguntas llegan al fondo de quién fue Jesús realmente. Algunos
creen que él fue meramente un gran maestro moral; otros creen que simplemente
fue el líder de la mayor religión del mundo. Pero muchos creen algo más grande.
Los cristianos creen que Dios realmente nos ha visitado en forma humana. Y ellos
creen en las pruebas que lo respalda.
Después de estudiar cuidadosamente la vida y las palabras de Jesús, un
antiguo catedrático de Cambridge y escéptico, C.S. Lewis, llegó a una
conclusión inesperada sobre Jesús que cambió el rumbo de su vida. Entonces, ¿quién
es el verdadero Jesús? Muchos contestarán que Jesús fue un gran maestro moral.
Al estudiar más profundamente a la persona más controvertida del mundo,
empezamos por preguntarnos: ¿Jesús podría haber sido meramente un gran maestro
moral?
¿Un gran maestro de la moral?
Incluso las personas de otras religiones reconocen que Jesús fue un
gran maestro de la moral. El líder hindú Mahatma Gandhi elogiaba su vida
honrada y sus palabras profundas.[1]
Asimismo, el erudito judío Joseph Klausner escribió, “Es universalmente
aceptado… que Cristo enseñó las más puras y sublimes éticas…lo cual arroja a la
sombra a los preceptos morales y las máximas de los hombres más sabios de la
antigüedad”.[2]
El sermón del monte de Jesús ha sido llamado la enseñanza más excelente
de ética humana jamás pronunciada por una persona. De hecho, gran parte de lo
que conocemos hoy como “igualdad de derechos” en realidad es el resultado de
las enseñanzas de Jesús. El historiador no cristiano Will Durant dijo de Jesús
que “él vivió y luchó incansablemente por la ‘igualdad de derechos’; en tiempos
modernos él habría sido enviado a Siberia. ‘El más importante entre ustedes
será siervo de los demás’ – ésta es la inversión de toda sabiduría política, de
toda cordura”.[3]
Muchos, como Gandhi, han tratado de separar las enseñanzas éticas de
Jesús de sus afirmaciones sobre sí mismo, creyendo que simplemente fue un
gran hombre quien enseñó elevados principios morales. Ésta fue la propuesta de
uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América, el Presidente
Thomas Jefferson, que cortó y pegó un ejemplar del Nuevo Testamento, eliminando
las secciones que él consideraba que se referían a la divinidad de Jesús, y
conservando otros pasajes sobre las enseñanzas éticas y morales de Jesús.[4]
Jefferson llevaba con él en todo momento su Nuevo Testamento cortado y pegado,
venerando a Jesús como el que fuera quizás el mayor maestro moral de todos los
tiempos.
De hecho, las palabras memorables de Jefferson en la Declaración de la
Independencia tienen sus raíces en las enseñanzas de Jesús de que cada persona
es de inmensa e igual importancia para Dios, sin tener en cuenta el sexo, la
raza o el estatus social. El famoso documento establece, “Sostenemos como
evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son
dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables…”
Pero una pregunta que Jefferson nunca contestó fue: ¿cómo podría Jesús
ser un gran líder moral si afirmó ser Dios en falso? ¿Pero Jesús en
realidad afirmó su divinidad? Antes de analizar qué sostuvo Jesús, debemos
estudiar la posibilidad de que simplemente fue un gran líder religioso.
¿Jesús afirmaba ser Dios?
Entonces, ¿qué ha convencido a tantos estudiosos de que Jesús afirmó
que era Dios? El autor John Piper explica que Jesús afirmó tener poderes que
pertenecían exclusivamente a Dios.
“…los amigos y enemigos de Jesús se desconcertaban una y otra vez por
lo que él hacía y decía. Él podía estar andando por un camino, al parecer como
cualquier otra persona, y entonces daba la vuelta de pronto y decía cosas como,
‘Antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!’. O, ‘Quien me ve a mí está viendo al
Padre’. O, muy tranquilamente, después de ser acusado de blasfemia, él decía,
‘Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados’. A los
muertos él podía simplemente decirles, ‘Sal fuera’ o ‘Levántate’. Y ellos
obedecían. A las tormentas en el mar les decía, ‘Quieto’. Y a la hogaza de pan
le decía, ‘Conviértete en mil porciones’. Y se realizaba inmediatamente”.[7]
¿Pero cuál era realmente el significado de dichas afirmaciones? Es
posible que Jesús fuera sólo un profeta como Moisés, Elías o Daniel? Incluso
una lectura superficial de los evangelios revela que Jesús afirmaba ser más que
un profeta. Ningún otro profeta había afirmado algo similar sobre sí mismo; de
hecho, ningún otro profeta se ha colocado en el lugar de Dios.
Algunas personas sostienen que Jesús nunca dijo expresamente, “Yo soy
Dios”. Es verdad que nunca dijo las palabras exactas, “Yo soy Dios”. Sin
embargo, Jesús tampoco dijo de manera explícita, “Yo soy un hombre” ni “Yo soy
un profeta”. Pero Jesús sin duda fue humano, y sus seguidores lo consideraron
un profeta como Moisés y Elías. Por ello, no podemos descartar que Jesús
es divino sólo porque él no dijo esas palabras exactas, así como tampoco
podemos decir que no fue un profeta.
De hecho, las afirmaciones de Jesús sobre sí mismo se contradicen con
la idea de que él simplemente fue un gran hombre o un profeta. En más de una
ocasión, Jesús se refirió a sí mismo como el Hijo de Dios. Cuando se le
preguntó a Bono, el cantante de U2, si él pensaba que era inverosímil que Jesús
fuera el Hijo de Dios, él contestó:
“No, para mí no es algo increíble. La respuesta secular al relato de
Jesucristo siempre es así: Él fue un gran profeta, obviamente era un tipo muy
interesante, tenía muchas cosas que decir, como los demás grandes profetas,…
Pero en realidad, Jesús no te permite eso. Él no te deja librarte tan
fácilmente del tema. Jesús dice, “No. No estoy diciendo que soy un maestro, no
me digan maestro. No estoy diciendo que soy un profeta….estoy diciendo que soy
Dios encarnado”. Y la gente dice: No, no, por favor, se un profeta nomás.
Podemos lidiar con un profeta”.[8]
Antes de analizar las afirmaciones de Jesús, es importante entender que
él las hizo dentro del contexto de la creencia judía en un solo Dios
(monoteísmo). Ningún judío creyente creería alguna vez en más de un Dios. Y
Jesús creía en el único Dios, rezándole a su Padre como, “el único Dios
verdadero”.[9]
Pero en esa misma oración, Jesús habló de haber existido siempre con su
Padre. Y cuando Felipe le pidió a Jesús que les muestre al Padre, Jesús dijo,
“Tanto tiempo como llevo con vosotros y ¿no has llegado a conocerme, Felipe?
Quien me ve a mí está viendo al Padre”.[10]
Entonces, la pregunta es: ¿Jesús estaba afirmando ser el Dios hebreo que creó
el universo?
¿Jesús afirmó ser el Dios de Abraham y Moisés?
Jesús se refería a sí mismo de maneras que desconcertaban a sus
seguidores. Tal como señala Piper, Jesús hizo la afirmación audaz de que,
“antes de que Abraham naciera, ¡yo SOY!”[11]
Le dijo a Marta y las personas a su alrededor, “Yo SOY la resurrección y la
vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera”.[12]
Asimismo, Jesús decía cosas como, “Yo SOY la luz del mundo”[13],
“Nadie llega al Padre sino por mí”[14]
o, “Yo SOY la verdad” [15].
Éstas y otras afirmaciones suyas fueron precedidas por las palabras sagradas
para nombrar a Dios: “Yo SOY” (ego eimi).[16]
¿Qué quiso decir Jesús con estas afirmaciones? ¿Y qué significado tiene el
término “Yo SOY”?
Una vez más, debemos analizar el contexto. En las Sagradas Escrituras
Hebreas, cuando Moisés preguntó a Dios su nombre en la zarza ardiente, Dios
respondió, “Yo SOY”. Él le estaba revelando a Moisés que Él es el único Dios,
que trasciende al tiempo y siempre ha existido. Increíblemente, Jesús usaba
estas palabras sagradas para describirse a sí mismo. La pregunta es ¿por qué?
Desde el tiempo de Moisés, ningún judío practicante se referiría nunca
a sí mismo ni a ningún otro hombre como “Yo Soy”. Por ello, las afirmaciones de
“Yo SOY” de Jesús enfurecieron a los líderes judíos. Una vez, por ejemplo,
algunos líderes le explicaron a Jesús por qué trataban de matarlo:
“Porque tú, siendo hombre, te haces pasar por Dios” .[17]
El uso por Jesús del nombre de Dios enfureció a los líderes religiosos.
Pero lo importante es que éstos estudiosos del Antiguo Testamento sabían exactamente
lo que él estaba diciendo – él estaba afirmando ser Dios, el Creador del
universo. Sólo esta afirmación habría conllevado la acusación de blasfemia.
Entender a partir de estos textos que Jesús afirmó ser Dios claramente se
justifica, no simplemente por sus palabras, pero también por la reacción a
estas palabras.
C. S. Lewis inicialmente consideró que Jesús era un mito. Pero este
genio literario que conocía los mitos muy bien concluyó que Jesús tiene que
haber sido una persona real. Más aún, a medida que Lewis estudió las pruebas de
la existencia de Jesús, se convenció de que Jesús no sólo fue real, sino de que
fue diferente a cualquier otro hombre que haya vivido. Lewis escribió,
“Y allí está la verdadera sorpresa’ dice Lewis: ‘Entre estos judíos de
pronto aparece un hombre que habla como si fuera Dios. Dice que puede perdonar
los pecados. Dice que siempre ha existido. Dice que vendrá para juzgar al mundo
al fin del tiempo”.[18]
Lewis pensaba que las afirmaciones de Jesús eran simplemente demasiado
radicales y profundas para haber sido hechas por un maestro o líder religioso
común. (Para ver un análisis más exhaustivo de la afirmación de Jesús de su
divinidad, ver “¿Jesús afirmaba ser Dios?” http://y-jesus.org/spanish/more/jcg-jesus-afirmo-ser-dios/).
¿Qué clase de Dios?
Algunos sostienen que Jesús solamente estaba afirmando ser parte de
Dios. Sin embargo, la idea de que todos somos parte de Dios, y que dentro de
nosotros esta la semilla de la divinidad, simplemente no es un posible
significado de las palabras y acciones de Jesús. Tales pensamientos son
revisionistas, son ajenos a sus enseñanzas, ajenos a las creencias que
expresó, y ajenos a cómo entendieron sus enseñanzas los discípulos.
Jesús enseñó que él es Dios de la manera que los judíos entendían a
Dios y la manera que las Escrituras Hebreas describían a Dios, no de la manera
en que el movimiento de la Nueva Era entiende a Dios. Ni Jesús ni su público
habían sido criados viendo la Guerra de las Galaxias, por lo cual, cuando ellos
hablaban de Dios, no estaban hablando de fuerzas cósmicas. Redefinir lo que
Jesús quiso decir con el concepto de Dios es simplemente un mal enfoque
histórico.
Lewis explica que:
“Dejemos esto en claro. Entre los panteístas, como los hindúes,
cualquiera podría decir que él es parte de Dios, o que es uno con Dios…Pero
este hombre, dado que era un judío, no podría referirse a esa clase de Dios.
Dios, en su idioma, significaba el Ser que está fuera del mundo, que lo había
creado y era infinitamente distinto a cualquier otra cosa. Y cuando uno haya
entendido eso, podrá ver que lo que dijo este hombre fue simplemente lo más
escandaloso que alguna vez ha pronunciado un humano”.[19]
Por cierto, hay personas que aceptan a Jesús como un gran maestro, pero
no están dispuestos a llamarlo Dios. Como deísta, hemos visto que Thomas
Jefferson no tenía ningún problema con aceptar las enseñanzas de Jesús sobre la
moral y la ética, a la vez que negaba su divinidad.[20]
Pero como hemos señalado, y examinaremos en mayor profundidad, si Jesús no era
quien afirmaba ser, entonces debemos analizar algunas otras alternativas,
ninguna de las cuales harían de él un gran maestro moral. Lewis argumentó, “Lo
que estoy tratando de impedir es que alguien diga esa cosa realmente absurda
que la gente a menudo dice de Él: ‘Estoy listo para aceptar a Jesús como un
gran maestro moral, pero no acepto su afirmación de ser Dios’. Esa es la única
cosa que no debemos decir”.[21]
En su búsqueda de la verdad, Lewis sabía que respecto de la identidad
de Jesús sólo podía ser la una o la otra. O Jesús era quien afirmaba ser – Dios
encarnado – o sus afirmaciones eran falsas. Y si éstas eran falsas, Jesús no
podría ser un gran maestro moral. Él estaría mintiendo intencionalmente o
sería un demente con un complejo de Dios.
¿Es posible que Jesús estaba mintiendo?
Aún los críticos más severos de Jesús rara vez han dicho que era un
mentiroso. Sin duda, esa etiqueta no concuerda con las elevadas enseñanzas
morales y éticas de Jesús. Pero si Jesús no es quien afirmaba ser, debemos
considerar la opción de que él engañaba a todos intencionalmente.
Uno de los trabajos políticos más conocidos y más influyentes de todos
los tiempos fue escrito por Nicolás Maquiavelo en 1532. En su obra clásica, El
Príncipe, Maquiavelo exalta el poder, el éxito, la imagen y la eficiencia por
encima de la lealtad, la fe y la honestidad. Según Maquiavelo, mentir está bien
si logra un fin político.
¿Podría Jesucristo haber construido toda su vida pastoral a partir de
una mentira sólo para obtener el poder, la fama o el éxito? De hecho, los
opositores judíos de Jesús trataron constantemente de exponerlo como un fraude
y un mentiroso. Ellos lo inundaban con preguntas a fin de tenderle una trampa
para que se contradijera. Sin embargo, Jesús respondía con una notable
coherencia.
La pregunta que debemos analizar es, ¿qué podría motivar a Jesús a
vivir su vida entera como una mentira? El enseñó que Dios se oponía a la
mentira y a la hipocresía, por lo cual, él no lo estaría haciendo para
complacer a su Padre. Él claramente no mintió para beneficio de sus seguidores,
dado que todos menos uno fueron martirizados por no renegar de su Divinidad
(ver “¿Los apóstoles creían que Jesús es Dios?” http://www.y-jesus.com/apostles_jesus_god_1.php).
Y entonces, nos quedamos con sólo dos explicaciones razonables, cada una de las
cuales es problemática.
Beneficio
Mucha gente ha mentido por ganancia personal. De hecho, la motivación
de la mayoría de las mentiras es algún beneficio percibido para uno mismo. ¿Qué
podría haber esperado ganar Jesús al mentir sobre su identidad? El poder sería
la respuesta más obvia. Si la gente creía que él era Dios, él tendría un enorme
poder. (Es por eso que muchos líderes antiguos, tales como los Césares,
afirmaban su origen divino.)
El problema con esta explicación es que Jesús rechazó todos los
intentos de posicionarlo para el poder establecido, y más bien criticó
duramente a aquellos que abusaron de dicho poder y vivieron sus vidas
persiguiéndolo. Además, él optó por acercarse a los marginados (las prostitutas
y los leprosos), aquellos que no tenían poder, creando una red de gente cuya
influencia era menos que cero. De una manera que sólo puede ser descrita como
extraña, todo lo que Jesús hizo y dijo iba en dirección diametralmente opuesta
al poder.
Parecería que, si el poder fue la motivación de Jesús, él habría
evitado la cruz a toda costa. Sin embargo, en varias ocasiones, él les dijo a
sus discípulos que la cruz era su destino y misión. ¿Cómo podría morir en una cruz
romana traerle a uno poder?
La muerte, por supuesto, pone todo en perspectiva. Y mientras que
muchos mártires han muerto por una causa en la que ellos creían, pocos han
estado dispuestos a morir por una mentira conocida. Sin duda, toda esperanza
para la propia ganancia personal de Jesús habría terminado en la cruz. Sin
embargo, hasta su último suspiro, él se negó a renunciar a su afirmación de ser
el único Hijo de Dios. El estudioso del Nuevo Testamento J.I. Packer señala que
este título es una afirmación de la divinidad personal de Jesús.[22]
Un Legado
Por lo tanto, si Jesús estaba por encima de mentir para su propio beneficio,
quizás sus afirmaciones radicales fueron falseadas con el propósito de dejar un
legado. Pero la posibilidad de recibir una tremenda paliza y ser clavado a una
cruz enfriaría rápidamente el entusiasmo de la mayoría de las superestrellas en
potencia.
Y hay otro hecho fascinante. Si Jesús simplemente hubiera
renunciado a su afirmación de ser el Hijo de Dios, él nunca habría sido
condenado. Fue su afirmación de ser Dios y no estar dispuesto a retractarse de
ello que lo llevó a la crucifixión.
Si aumentar su credibilidad y reputación histórica fue lo que motivó a
Jesús a mentir, hay que explicar cómo un hijo de carpintero de un pueblo pobre
de Judea pudo prever los eventos que catapultarían su nombre a la prominencia
mundial. ¿Cómo sabría que su mensaje sobreviviría? Los discípulos de Jesús
habían huido y Pedro lo había negado. No es precisamente la fórmula para dar
inicio a un legado religioso.
¿Los historiadores creen que Jesús mintió? Los estudiosos han analizado
en detalle las palabras y vida de Jesús para ver si hay alguna evidencia de un
defecto en su carácter moral. De hecho, incluso los más ardientes escépticos
están sorprendidos por la pureza moral y ética de Jesús. Según el historiador
Philip Schaff, no hay evidencia, ni en la historia de la iglesia ni la historia
secular, de que Jesús haya mentido acerca de algo. Schaff argumentó,“¿Cómo, en
nombre de la lógica, el sentido común y la experiencia, podría un hombre
mentiroso, egoísta y depravado haber inventado, y continuamente mantenido desde
el principio hasta el fin, el más puro y noble carácter conocido en la historia
con el más perfecto aire de verdad y realidad?”[23]
La opción de mentiroso parece nadar contra corriente ante todo lo que
Jesús enseñó, vivió, y por lo que murió. Para la mayoría de los estudiosos,
simplemente no tiene sentido. Sin embargo, para negar las afirmaciones de
Jesús, uno debe ofrecer alguna explicación. Y si las afirmaciones de Jesús no
son verdaderas, y él no estaba mintiendo, la única opción que queda es que él
debió haberse engañado a sí mismo.
¿Jesús podría haber sido enfermo mental?
Albert Schweitzer, quién fue galardonado con el Premio Nobel en 1952
por su trabajo humanitario, tenía sus propias opiniones sobre Jesús. Schweitzer
concluyó que la locura era la causa de las afirmaciones de Jesús de ser Dios.
Es decir, que Jesús estaba equivocado sobre sus afirmaciones, pero no mentía
intencionalmente. Según esta teoría, Jesús en realidad se engañaba a sí mismo,
creyendo realmente que él era el Mesías.
Lewis consideró esta opinión cuidadosamente. Lewis dedujo que si
las afirmaciones de Jesús no eran ciertas, entonces él tendría que haber estado
loco. Lewis argumenta que alguien que afirmaba ser Dios no sería un gran
maestro moral. “Él podría ser un enfermo mental – al nivel de un hombre
que dice ser un huevo hervido – o de lo contrario él sería el Diablo del
Infierno”.[24]
La mayoría de las personas que han estudiado la vida y las palabras de
Jesús reconoce que él era extremadamente racional. Si bien su propia vida
estuvo llena de inmoralidad y escepticismo personal, el renombrado filósofo
francés Jean-Jacques Rousseau (1712-78) reconoció el carácter superior y el
aplomo de Jesús: “Cuando Platón describe su hombre recto imaginario…él describe
exactamente el personaje de Jesús…Si la vida y muerte de Sócrates son las de un
filósofo, la vida y muerte de Jesús son las de un Dios”.[25]
Bono concluye que “loco” es la última etiqueta que uno le podría poner
a Jesús.
“Lo que nos queda entonces es que Jesús era quien decía ser o si no,
estaba totalmente chiflado. Es decir, estamos hablando de un loco al nivel de
Charles Manson…No es broma. La idea de que todo el curso de la civilización
para la mitad del mundo se hubiera visto cambiado y puesto de cabeza por un
loco, para mí, es difícil de creer…” [26]
Entonces, ¿ Jesús fue un mentiroso o un demente, o fue el Hijo de Dios?
¿Podría haber estado en lo correcto Jefferson al etiquetar a Jesús de “sólo un
buen maestro moral” a la vez que negaba su deidad? Es interesante que el
público que escuchó a Jesús – tanto los creyentes como los enemigos – nunca lo
considerara como un simple maestro moral. Jesús generó tres efectos principales
en la gente que lo conoció: odio, terror o adoración.
Las afirmaciones de Jesucristo nos obligan a escoger. Como dijo Lewis,
no podemos ubicar a Jesús en la categoría de ser solamente un gran líder
religioso o un buen maestro moral. Este antiguo escéptico nos desafía a
tomar nuestras propias decisiones sobre Jesús:
“Uno debe elegir. O este hombre fue y es el Hijo de Dios, o si no, era
un loco o algo peor. Uno puede callarlo por ser un tonto, escupirle y matarlo
por ser un demonio o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no nos
permitamos disparates condescendientes de que fue un gran maestro
humano. Él no nos dejó esa posibilidad. No era su intención hacerlo”.[27]
En su libro Mere Christianity (Mera cristiandad), Lewis
explora las opciones respecto de la identidad de Jesús y concluye que él es
exactamente lo que afirmaba ser. Su cuidadoso estudio de la vida y las palabras
de Jesús llevó a este gran genio literario a renunciar a su anterior ateísmo y
volverse un cristiano comprometido.
La gran pregunta de la historia de la humanidad es, “¿Quién es el
verdadero Jesucristo?” Bono, Lewis e innumerables más han concluido que Dios
visitó nuestro planeta en forma humana. Pero si eso es cierto, esperaríamos que
él estuviera vivo hoy en día. Y eso es exactamente lo que creen sus seguidores.
¿Jesús realmente resucitó?
Los testigos presenciales de Jesucristo realmente hablaban y actuaban
como si ellos creyeran que él hubiera resucitado físicamente de la muerte
después de su crucifixión. Si ellos estaban equivocados, la cristiandad se
fundó sobre la base de una mentira. Pero si tenía razón, dicho milagro sería
una prueba de todo lo que dijo Jesús sobre Dios, sobre sí mismo y sobre
nosotros. Pero, ¿debemos creer en la resurrección de Jesús únicamente basados
en la fe o hay pruebas históricas sólidas? Varios escépticos han estudiado los
registros históricos a fin de probar la falsedad del relato de la resurrección.
¿Qué descubrieron?
Notas Finales:
1. Quoted in Robert Elsberg, ed., A Critique of Gandhi on
Christianity (New York: Orbis Books, 1991), 26 & 27.2. Joseph Klausner, Jesus of Nazareth (New York: The Macmillan Co., 1946), 43, 44.
3. Will Durant, The Story of Philosophy (New York: Washington Square, 1961), 428.
4. Linda Kulman and Jay Tolson, “The Jesus Code,” U. S. News & World Report, December 22, 2003, 1.
5. Ravi Zacharias, Jesus among Other Gods (Nashville, TN: Word, 2000), 89.
6. Peter Kreeft and Ronald K. Tacelli, Handbook of Christian Apologetics (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1994), 150.
7. John Piper, The Pleasures of God (Sisters, OR: Multnomah, 2000), 35.
8. Bono, quoted in, Timothy Keller, The Reason for God (New York: Penguin Group Publishers, 2008), 229.
9. John 17:3.
10. John 14:9
11. John 8:58.
12. John 11:25
13. John 8:12
14. John 14:6
15. Ibid.
16. For the meaning of “ego eimi.” See, http://www.y-jesus.com/jesus_believe_god_2.php
17. John 10:33
18. C. S. Lewis, Mere Christianity (San Francisco: Harper, 2001), 51.
19. Lewis, Ibid.
20. A Deist is someone who believes in a standoffish God—a deity who created the world and then lets it run according to pre-established laws. Deism was a fad among intellectuals around the time of America’s independence, and Jefferson bought into it.
21. Lewis, 52.
22. J. I. Packer, Knowing God (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1993), 57.
23. Philip Schaff, The Person of Christ: The Miracle of History (1913), 94, 95.
24. Lewis, 52.
25. Schaff, 98, 99.
26. Bono, Ibid.
27. Lewis, 52.
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¿Los evangelios son verdaderos?
¿Hay escritos secretos sobre Jesús?
¿Los evangelios del Nuevo Testamento son la historia verdadera de Jesucristo
según sus testigos directos, o podría haber cambiado el relato a través de los
años? ¿Debemos simplemente tener fe en los relatos de Jesús del Nuevo
Testamento o hay pruebas de su autenticidad?
El difunto presentador de ABC News Peter Jennings se encontraba en
Israel filmando un programa especial sobre Jesucristo. Su programa, “En busca
de Jesús”, exploró la cuestión de si el Jesús del Nuevo Testamento era fiel a
los hechos históricos.
Jennings presentó las opiniones sobre los relatos de los evangelios del
profesor de DePaul, John Dominic Crossan, de tres de los colegas de Crossan en
el Jesus Seminar, y de dos especialistas más en estudios de la Biblia.
(El Jesus Seminar es un grupo de especialistas que debaten sobre las
palabras y acciones que se le atribuyen a Jesús, y usan cuentas rojas, rosadas,
grises o negras para votar sobre qué tan confiables les parecen las
afirmaciones de los evangelios.)[1]
Algunos de los comentarios fueron impactantes. En la televisión
nacional el Dr. Crossan no sólo puso en duda más del 80 por ciento de las
palabras de Jesús, sino que también negó la afirmación de Jesús sobre su propia
divinidad, sus milagros y su resurrección. Era evidente que a Jennings le
intrigó la imagen de Jesús que presentó Crossan.
La búsqueda de la historia verdadera de la Biblia siempre es noticia, y
por eso cada año las revistas Time y Newsweek buscan la verdad sobre María,
Jesús, Moisés o Abraham para sus portadas. O, ¿quién sabe? Quizá este año será
“Bob: La historia nunca antes contada del discípulo número 13”.
Estos son para fines de entretenimiento, y por eso la investigación
nunca termina ni da respuestas, dado que eso pondría fin a la futura programación.
Más bien, juntan a personas con opiniones radicalmente diferentes, como en un
episodio del programa de televisión “Survivor”, con lo cual complican
totalmente el tema en vez de hacerlo más claro.
Sin embargo, el reporte de Jennings se concentró en un tema al que se
le debe dar la debida consideración. Crossan aludió a que los relatos
originales sobre Jesús fueron adornados por la tradición oral, y que no fueron
registrados por escrito hasta después de haber fallecido los apóstoles. Por
ello, generalmente no son confiables y no son un fiel retrato del verdadero
Jesús. ¿Cómo podemos saber si eso es verdad?
¿Errores de traducción?
Entonces veamos, ¿que nos dicen las pruebas? Empecemos con dos
preguntas sencillas: ¿Cuándo fueron escritos los documentos originales del
Nuevo Testamento?, y ¿quién los escribió?
La importancia de estas preguntas debe quedar clara. Si los relatos
sobre Jesús fueron escritos cuando los testigos directos ya habían fallecido,
nadie podría verificar su veracidad. De lo contrario, si los relatos del Nuevo
Testamento fueron escritos cuando aún estaban vivos los apóstoles originales,
se podría haber confirmado su autenticidad. Pedro podría haber dicho sobre una
falsificación con su nombre, “¡Oye, yo no escribí eso!”. Y Mateo, Marcos, Lucas
o Juan podrían haber respondido a las preguntas o cuestionamientos a sus
relatos sobre Jesús.
Los autores del Nuevo Testamento dijeron que eran los relatos de los
testigos directos de Jesús. El apóstol Pedro dijo lo siguiente en una carta:
“Pues no estábamos inventando cuentos ingeniosos cuando les hablamos de la
poderosa venida de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros vimos su majestuoso
esplendor con nuestros propios ojos”. (2 Pedro 1:16NTV).
Una parte importante del Nuevo Testamento son las 13 cartas del apóstol
Pablo a las iglesias y cristianos tempranos. Las cartas de Pablo, que datan de
mediados de los años 40 a medidos de los 60 (12 a 33 años después de
Jesucristo), son los primeros testimonios sobre la vida y las enseñanzas de
Jesús. Will Durant escribió sobre la importancia histórica de las cartas de
Pablo, “Las pruebas cristianas sobre Jesús empiezan con las cartas que se
atribuyen a San Pablo…Nadie ha cuestionado la existencia de Pablo, ni de sus
repetidas reuniones con Pedro, Santiago y Juan, y Pablo admite envidioso que
estos hombres habían conocido a Jesús en persona”.[2]
Pero entonces, ¿es verdad?
En libros, revistas y documentales de televisión, el Jesus Seminar
sugiere que los evangelios fueron escritos en una fecha tan tardía como 130 a
150 d.C. por autores desconocidos. Si fueran correctas esas fechas más tardías,
habría una brecha de aproximadamente 100 años desde la muerte de Jesús (los
especialistas señalan que Jesús falleció entre 30 y 33 d.C.). Y entonces, como
ya habrían fallecido todos los testigos directos, los evangelios sólo podrían
haber sido escritos por autores desconocidos y fraudulentos.
Entonces, ¿qué pruebas tenemos respecto de la fecha en la que fueron
escritos los relatos de los evangelios sobre Jesús? El consenso de la mayoría
de los especialistas es que los evangelios fueron escritos por los apóstoles en
el primer siglo. Ellos señalan diversas razones que analizaremos más adelante
en este artículo. Por ahora, note que tres formas principales de pruebas
parecen formar un sólido argumento a favor de sus conclusiones:
• Documentos tempranos de herejes como Marción y la escuela
de Valentín se refieren a los libros, temas y pasajes del Nuevo Testamento.
(Vea “La sonrisa de Mona Lisa”)
• Numerosos escritos de fuentes cristianas tempranas, como
Clemente de Roma, Ignacio y Policarpo.
• Copias que se han descubierto de fragmentos de los
evangelios, las cuales han sido datadas con carbono con fechas tan tempranas
como 117 d.C.
El arqueólogo bíblico William Albright concluyó sobre la base de sus
investigaciones que todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos
mientras la mayoría de los apóstoles seguían vivos. Él escribió, “Ya podemos
decir categóricamente que no hay ningún fundamento sólido para datar a ninguno
de los libros después de aproximadamente 80 d.C., dos generaciones enteras
antes de las fechas de 130 a 150 d.C. que han propuesto los críticos actuales
más radicales del Nuevo Testamento”.[4] En otro texto, Albright calculó que el
Nuevo Testamento en su totalidad fue escrito “muy probablemente entre alrededor
de 50 d.C. y 75 d.C.”.[5]
El especialista con fama de escéptico John A. T. Robinson calcula que
el Nuevo Testamento data de una fecha aún más temprana que la mayoría de los
especialistas conservadores. En “Volver a datar el Nuevo Testamento” (Redating
the New Testament) Robinson dice que la mayor parte del Nuevo Testamento
fue escrita entre 40 d.C. y 65 d.C. Eso significaría que fue escrito en una
fecha tan temprana como siete años después de la muerte de Jesús.[6]Si fuera
cierto, cualquier error histórico hubiera sido revelado inmediatamente, por los
testigos directos y por los enemigos del cristianismo.
Veamos entonces el reguero de pistas que nos lleva desde los documentos
originales hasta nuestras copias actuales del Nuevo Testamento.
¿Quién necesita fotocopias?
Los escritos originales de los apóstoles fueron venerados. Las iglesias
los estudiaban, los compartían, los conservaban cuidadosamente y los escondían
como tesoros.
Pero, desafortunadamente, las confiscaciones de los romanos, el paso de
2,000 años y la segunda ley de la termodinámica causaron grandes pérdidas.
Entonces, ¿que nos queda hoy de esos escritos originales? Nada. Ya no existe
ninguno de los manuscritos originales (aunque los estudiosos de la Biblia
seguramente ven el programa de anticuarios Antiques Roadshow con la
esperanza de que aparezca alguno).
Sin embargo, éste no fue el destino únicamente del Nuevo Testamento;
ningún documento comparable de la antigüedad existe actualmente. A los
historiadores no les preocupa la falta de manuscritos originales si tienen
copias confiables que pueden examinar. ¿Existen copias antiguas del Nuevo
Testamento? ¿Éstas son copias fieles de los textos originales?
A medida que se multiplicaron las iglesias, cientos de copias fueron
elaboradas cuidadosamente bajo la supervisión de los líderes de la iglesia.
Cada carta fue escrita meticulosamente en tinta sobre pergaminos o papiros. Por
ello, los especialistas actuales pueden estudiar las copias sobrevivientes (y
las copias de las copias, y las copias de las copias de las copias, y así
sucesivamente) para determinar su autenticidad y llegar a una aproximación muy
cercana de los documentos originales.
De hecho, los especialistas que estudian la literatura de la antigüedad
han desarrollado la ciencia de la crítica de textos o textual para analizar
documentos como La Odisea, comparándolos con otros documentos antiguos para
determinar su exactitud. Más recientemente, el historiador militar Charles
Sanders mejoró la crítica textual con el desarrollo de una prueba de tres
partes que analiza no sólo la exactitud de la copia, sino también la
credibilidad de los autores. Éstas son sus pruebas:
1. La prueba bibliográfica
2. La prueba de los indicios internos
3. La prueba de los indicios externos [7]
Veamos qué ocurre cuando sometemos a los manuscritos tempranos del
Nuevo Testamento a estas pruebas.
La prueba bibliográfica
Esta prueba compara un documento con la demás historia antigua del
mismo periodo. Esta prueba pregunta:
• ¿Cuántas copias existen del documento original?
• ¿Cuán largo es el lapso de tiempo entre los escritos originales y las
copias más tempranas?
• ¿Qué tan bien se condice un documento con la demás historia antigua?
Imagínese que tuviéramos sólo dos o tres copias de los manuscritos
originales del Nuevo Testamento. La muestra sería tan pequeña que no podríamos
verificar su exactitud. Por lo contrario, si tuviéramos cientos o incluso miles
de copias, sería fácil identificar errores en los documentos mal transmitidos.
Entonces, ¿qué tan bien se compara el Nuevo Testamento con otros
escritos antiguos con respecto a la cantidad de copias y al lapso de tiempo
desde los escritos originales? Existen actualmente más de 5,000 manuscritos del
Nuevo Testamento en la lengua original griega. Si contamos las traducciones a
otros idiomas llegamos al número asombroso de 24,000, que datan del siglo
segundo al cuarto.
Compare eso con el segundo mejor documentado manuscrito histórico de la
antigüedad, la Ilíada de Homero, que tiene 643 copias.[8] Y recuerde que existen muchos menos manuscritos de la
mayoría de las obras históricas de la antigüedad que de ése (suelen haber menos
de 10). El especialista en el Nuevo Testamento Bruce Metzger dijo, “A
diferencia de estas cifras [de otros manuscritos antiguos], al crítico textual
del Nuevo Testamento le complica la abundancia de materiales”.[9]
Lapso de tiempo
No sólo es importante la cantidad de manuscritos, sino el lapso de
tiempo entre la fecha en la que fue escrito el original y la copia. A lo largo
de mil años de copiar, no se sabe cómo puede cambiar un texto – a diferencia de
lo que ocurre en un lapso de sólo cien años.
El crítico alemán Ferdinand Christian Baur (1792–1860) sostuvo que el
evangelio de Juan no fue escrito hasta alrededor de 160 d.C., y por ello, no
podía haberlo escrito Juan. Si esto fuera cierto, no sólo hubiera desacreditado
a los escritos de Juan, sino también puesto en duda a todo el Nuevo Testamento.
Pero más adelante se descubrieron en Egipto fragmentos ocultos de papiros del
Nuevo Testamento, y entre ellos había un fragmento del evangelio de Juan
(específicamente, P52: Juan 18:31-33) que data de aproximadamente 25 años
después de que Juan escribió el original.
Metzger explicó, “Al igual que Robinson Crusoe, que al ver una sola
pisada en la arena concluyó que otro ser humano, con dos pies, estaba en la
isla con él, también P52 [el nombre del fragmento] demuestra la existencia y el
uso del Cuarto Evangelio durante la primera mitad del siglo dos en un pueblo de
provincia en el Río Nilo, lejos de su lugar de composición tradicional (Éfeso
en Asia Menor)”.[10]Una y otra vez, la arqueología ha desenterrado copias de
gran parte del Nuevo Testamento, que datan de entre los 150 años desde los
originales.[11]
La mayor parte de los demás documentos de la antigüedad tiene lapsos de
tiempo de 400 a 1,400 años. Por ejemplo, la Poética de Aristóteles fue escrita
alrededor de 343 a.C., y su copia más temprana data de 1100 d.C., de la cual
existen sólo cinco copias. Sin embargo, nadie está en busca del histórico
Platón, diciendo que en realidad era bombero y no filósofo.
Existe una copia casi completa de la Biblia llamada Codex Vaticanus,
que fue escrita sólo unos 250 a 300 años después de los escritos originales de
los apóstoles. La copia más antigua del Nuevo Testamento completo que se
conoce, escrita en las antiguas letras unciales, es el Codex Sinaiticus,
que se conserva actualmente en el Museo Británico.
Al igual que el Codex Vaticanus, éste data del siglo IV. Vaticanus
y Sinaiticus, que datan de los inicios de la historia cristiana, son
similares a los demás manuscritos tempranos de la Biblia en el sentido de que
difieren entre sí sólo mínimamente, y nos dan una muy buena idea de qué deben
haber dicho los documentos originales.
Incluso el especialista crítico John A. T. Robinson ha admitido que,
“La abundancia de manuscritos, y sobre todo, el pequeño lapso de tiempo entre
los escritos y las copias existentes más tempranas, hacen de éste el texto
mejor documentado de todos los escritos antiguos del mundo por lejos”.[12]El catedrático de Derecho John Warwick Montgomery dijo,
“Dudar del texto resultante de los libros del Nuevo Testamento es dejar que
toda la antigüedad clásica caiga en el olvido, porque ninguno de los demás
documentos de la antigüedad están tan bien documentados bibliográficamente como
el Nuevo Testamento”.[13]
Lo importante es que, si los textos del Nuevo Testamento fueron
redactados y circularon tan cerca a los hechos mismos, lo más probable es que
su representación de Jesús sea acertada. Pero los indicios externos no son la
única forma de responder a la cuestión de la confiabilidad; los estudiosos
también usan los indicios internos para contestar a esta pregunta.
El descubrimiento del Codex Sinaiticus
En 1844 el filósofo alemán Konstantin von Tischendorf estaba buscando
manuscritos del Nuevo Testamento. Por casualidad, él notó una canasta llena de
hojas antiguas en la biblioteca del monasterio de Santa Catalina en el Monte
Sinaí. El especialista alemán estaba sorprendido y entusiasmado. Él nunca había
visto manuscritos griegos tan viejos. Tischendorf le preguntó sobre las hojas
al bibliotecario y se horrorizó al saber que las hojas se habían desechado para
ser utilizadas como combustible. ¡Ya se habían quemado dos canastas llenas de
dichos papeles!
El entusiasmo de Tischendorf puso a los monjes en guardia y no le
quisieron mostrar los demás manuscritos. Sin embargo, sí dejaron que
Tischendorf se lleve las 43 hojas que había encontrado.
Quince años después, Tischendorf volvió al monasterio del Monte Sinaí, esta vez
con ayuda del Zar Alejandro II de Rusia. Al llegar al lugar, un monje llevó a
Tischendorf a su cuarto y le mostró un manuscrito envuelto en telas que había
guardado en una repisa entre tazas y platos. Tischendorf reconoció
inmediatamente los valiosos fragmentos restantes de los manuscritos que había
visto anteriormente.
El monasterio accedió a presentar el manuscrito al Zar de Rusia como
protector de la Iglesia Griega. En 1933, la Unión Soviética le vendió el
manuscrito al Museo Británico por £100,000.
El Codex Sinaiticus es uno de los manuscritos más tempranos que
tenemos del Nuevo Testamento completo, y es uno de los más importantes. Algunos
presumen que es una de las 50 Biblias que el Emperador Constantino le encargó a
Eusebio que elabore a inicios del siglo IV. El Codex Sinaiticus ha sido
de gran ayuda para los especialistas para verificar la veracidad del Nuevo
Testamento.
La prueba de los indicios internos
Como buenos detectives, los historiadores verifican la confiabilidad
por medio del estudio de las pistas internas. Dichas pistas revelan los motivos
de los autores y su voluntad de revelar detalles y otros aspectos que se
podrían verificar. Las pistas internas clave que usan estos especialistas para
evaluar la confiabilidad son:
• La uniformidad de los testimonios de los testigos directos
• Detalles sobre los nombres, lugares y eventos
• Cartas a personas o grupos pequeños
• Aspectos que causarían incomodidad a los autores
• La presencia de información irrelevante o contraproducente
• La falta de información pertinente. [14]
Tomemos el ejemplo de la película Friday Night Lights. Pretende
ser basada en hechos reales, pero como tantas películas que se basan, en
términos generales, en hechos reales, uno siempre se pregunta, “¿Realmente pasó
así?” Entonces, ¿cómo podríamos determinar su confiabilidad histórica?
Una pista sería la presencia de información irrelevante. Digamos que a
la mitad de la película, sin motivo aparente, el entrenador recibe una llamada
telefónica con la noticia de que su madre tiene cáncer al cerebro. El evento no
tiene nada que ver con la trama y no se menciona nuevamente. La única
explicación de la presencia de este hecho irrelevante sería que realmente
ocurrió así y que el director quería ser fiel a los hechos.
Otro ejemplo de la misma película. Siguiendo la evolución de la
historia, queremos que los Permian Panthers ganen el campeonato estatal. Pero
no ganan. Uno siente que esto es contraproducente para la trama, y sabemos
inmediatamente que es porque los Permian perdieron el partido en la vida real.
La presencia de información contraproducente también es un indicio de la
exactitud histórica.
Finalmente, el uso de los pueblos reales y de lugares conocidos como el
estadio Astrodome de Houston nos lleva a considerar que esos elementos de la
historia son hechos históricos reales, ya que sería demasiado fácil
verificarlos.
Éstos son sólo algunos ejemplos de cómo las pruebas internas nos pueden
conducir o alejar de la conclusión de que un documento es históricamente
confiable. Veamos brevemente las pruebas internas de la autenticidad histórica
del Nuevo Testamento.
Diversos aspectos del Nuevo Testamento nos ayudan a determinar su
confiabilidad sobre la base de su propio contenido y cualidades.
Uniformidad
Los documentos falsos no contienen testimonios de testigos directos, o
éstos no concuerdan entre sí. Por ello, una clara contradicción entre los
evangelios sería una prueba de que contienen errores. Pero por otra parte, si
cada evangelio dijera exactamente lo mismo, esto haría que se sospeche una
confabulación. Sería como si conspiradores tratasen de ponerse de acuerdo sobre
cada detalle de su complot. Demasiada uniformidad es tan sospechosa como la
falta de uniformidad.
Los testigos oculares de un delito o un accidente generalmente aciertan
en cuanto a los principales eventos, pero lo ven desde perspectivas diferentes.
Asimismo, los cuatro evangelios describen los eventos de la vida de Jesús desde
diferentes perspectivas. Sin embargo, independientemente de estas perspectivas,
los especialistas en el estudio de la Biblia están sorprendidos por la
uniformidad de sus relatos, y por la clara representación de Jesús y sus
enseñanzas que se logra a través de sus testimonios complementarios.
Detalles
A los historiadores les gustan los detalles en un documento porque
facilitan la verificación de la autenticidad. Las cartas de Pablo están llenas
de detalles y los evangelios abundan en detalles. Por ejemplo, el evangelio de
Lucas y su libro de Hechos fueron dirigidos a un noble llamado Teófilo, quien
era sin duda una persona muy conocida en ese momento.
Si estos escritos fueran meras invenciones de los apóstoles, los
nombres, lugares y eventos falsos hubieran sido detectados rápidamente por sus
enemigos, los líderes judíos y romanos. Este hubiera sido el “Watergate” del
primer siglo. Sin embargo, muchos de los detalles del Nuevo Testamento se han
comprobado como ciertos por medio de verificaciones independientes. Por ejemplo,
el historiador clásico Colin Hemer, “identifica 84 hechos en los últimos 16
capítulos de los Hechos que han sido confirmados por investigaciones
arqueológicas”.[15]
En los últimos siglos, especialistas en el estudio de la Biblia
escépticos han atacado tanto la autoría como la fecha de Lucas, afirmando que
fue escrito en el siglo dos por un autor desconocido. El arqueólogo William
Ramsey estaba convencido de que tenían razón, y comenzó a investigar. Después
de realizar una investigación exhaustiva, el arqueólogo cambió de opinión.
Ramsey admitió que, “Lucas es un historiador de primer nivel…Este autor se debe
considerar entre los más grandes historiadores…La historia de Lucas no tiene
par en cuanto a su confiabilidad”.[16]
Los Hechos narra los viajes misioneros de Pablo y habla de los lugares
que visitó, la gente que vio, los mensajes que dio y la persecución que sufrió.
¿Se podrían haber falsificado todos estos detalles? El historiador romano A.N.
Sherwin-White escribió, “En los Hechos, la confirmación de su autenticidad
histórica es abrumadora…Cualquier intento de rechazar su autenticidad ahora
debe parecer absurdo. Los historiadores romanos lo han considerado un hecho
desde hace mucho tiempo”.[17]
Desde los relatos de los evangelios hasta las cartas de Pablo, los
autores del Nuevo Testamento describen los detalles abiertamente, llegando
incluso a mencionar los nombres de personas que estaban vivas en ese momento.
Los historiadores han verificado por lo menos treinta de esos nombres.[18]
Cartas a grupos pequeños
La mayoría de los textos falsos son de documentos de naturaleza tanto
general como pública, como lo es este artículo (sin duda ya circulan
innumerables falsificaciones en el mercado negro). El experto en historia Louis
Gottschalk señala que las cartas personales dirigidas a un público pequeño
tienen una alta probabilidad de ser confiables.[19] ¿A qué categoría corresponden
los documentos del Nuevo Testamento?
De hecho, es evidente que algunos de ellos están dirigidos a la
circulación general. Sin embargo, gran parte del Nuevo Testamento son cartas
personales a personas y grupos pequeños. Por lo menos esos documentos no serían
considerados buenos candidatos para la falsificación.
Aspectos vergonzosos
La mayoría de los autores no se quieren avergonzar públicamente. Por
ello, los historiadores han notado que documentos que contienen información que
puede incomodar a los autores generalmente pueden ser considerados confiables.
¿Qué dijeron los autores del Nuevo Testamento sobre sí mismos?
Sorprendentemente, los autores del Nuevo Testamento se presentaron
repetidamente como personas lerdas, cobardes y desleales. Por ejemplo, recuerde
la triple negación de Jesús por Pedro, o las discusiones de los discípulos
sobre cuál de ellos era el mejor – ambos fueron relatados en los evangelios.
Dado que el respeto a los apóstoles era esencial en la iglesia temprana, la
inclusión de este tipo de información no tendría mucho sentido si no fuera
porque los apóstoles estaban narrando los hechos de manera fiel.[20]
En “La historia de la civilización” (The Story of Civilization),
Will Durant escribió sobre los apóstoles, “Éstos no eran el tipo de hombres
que uno hubieran elegido para reformar el mundo. Los evangelios diferencian sus
personalidades de manera realista, y exponen sus fallas de manera sincera”.[21]
Información contraproducente o irrelevante
Los evangelios nos cuentan que la tumba vacía de Jesús fue descubierta
por una mujer, a pesar de que en Israel el testimonio de las mujeres era
considerado prácticamente sin ningún valor y ni siquiera era admitido ante un
tribunal. Se cuenta que la madre y la familia de Jesús dijeron creer que él se
había vuelto loco. Se dice que algunas de las últimas palabras de Jesús en la
cruz fueron, “Dios mío, dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Y sigue así la
lista de eventos que se relatan en el Nuevo Testamento que serían
contraproducentes si la intención del autor no fuera transmitir de manera
exacta la vida y las enseñanzas de Jesucristo.
Falta de información pertinente
Es irónico (o tal vez, incluso es lógico) que no se tratan la mayor
parte de los principales temas que enfrentaba la iglesia en el primer siglo –
la misión de los gentiles, los dones espirituales, el bautismo, el liderazgo –
en las palabras relatadas de Jesús. Si sus seguidores simplemente estuvieran
elaborando material con que promover a la iglesia emergente, no se entiende por
qué no hubieran inventado instrucciones de parte de Jesús sobre estos temas. En
un caso, el apóstol Pablo dice abiertamente sobre un tema en particular, “Sobre
esto no tenemos ninguna enseñanza del Señor”.
La prueba de los indicios externos.
La tercera y última medida para evaluar la confiabilidad de un
documento es la prueba de los indicios externos, la cual plantea la pregunta,
“¿Los registros históricos ajenos al Nuevo Testamento confirman su
confiabilidad?” Entonces, ¿qué dijeron los historiadores no cristianos sobre
Jesucristo?
“En total, por lo menos diecisiete escritos no cristianos narran más de
cincuenta detalles sobre la vida, enseñanzas, muerte y resurrección de Jesús,
además de algunos detalles sobre la iglesia temprana”.[22] Esto es asombroso en
vista de la falta de historia existente sobre esta época. Jesús se menciona en
más fuentes que las conquistas de César durante este mismo periodo. Esto es aún
más asombroso, considerando que estas confirmaciones de los detalles del Nuevo
Testamento datan de 20 a 150 años después de la muerte de Jesús, “que es
bastante temprano según los estándares de la historiografía antigua”.[23]
La confiabilidad del Nuevo Testamento también se ve respaldada por más
de 36,000 documentos cristianos ajenos a la Biblia (citas de los líderes de la
iglesia de los primeros tres siglos) que datan de fechas tan tempranas como
diez años después del último escrito del Nuevo Testamento.[24] Si se perdieran todas las copias del Nuevo Testamento,
uno lo podría reproducir a partir de estas otras cartas y documentos, a
excepción de unos cuantos versículos.[25]
El profesor emérito de Boston University, Howard Clark Kee, concluye
que, “El resultado del análisis de las fuentes ajenas al Nuevo Testamento que
se relacionan…con nuestros conocimientos de Jesús confirman su existencia
histórica, sus poderes extraordinarios, la devoción de sus seguidores, la
supervivencia del movimiento después de su muerte…y la penetración del
Cristianismo…en Roma misma a fines del primer siglo”.[26]
De esta manera, la prueba de los indicios externos se realiza a partir
de la información proporcionada por otras pruebas. A pesar de las conjeturas de
unos cuantos escépticos radicales, el retrato del Nuevo Testamento del
verdadero Jesús es prácticamente impecable. Aunque hay algunos disidentes como
el Jesus Seminar, el consenso entre los expertos, independientemente de
sus creencias religiosas, confirma que el Nuevo Testamento que leemos
actualmente representa de manera fiel tanto las palabras como los eventos de la
vida de Jesús.
Clark Pinnock, profesor de interpretación de McMaster Divinity College,
lo resumió bien al decir que, “No existe ningún otro documento del mundo
antiguo que es confirmado por un conjunto tan excelente de testimonios
textuales e históricos…Una persona sincera no puede descartar una fuente de
este tipo. El escepticismo respecto a la legitimidad histórica del cristianismo
se basa en un fundamento irracional”.[27]
¿Jesús realmente resucitó?
La gran pregunta de nuestro tiempo es “¿Quién es el verdadero
Jesucristo?” ¿Fue sólo un hombre excepcional, o era Dios encarnado, como
creyeron Pablo, Juan y sus otros discípulos?
Los testigos directos de Jesucristo realmente hablaban y actuaban como
si ellos creyeran que él resucitó de la muerte después de su crucifixión.
Si ellos estaban equivocados, el cristianismo se fundó sobre la base de una
mentira. Pero si tenían razón, dicho milagro sería una prueba de todo lo
que dijo Jesús sobre Dios, sobre sí mismo y sobre nosotros.
¿Debemos creer en la resurrección de Jesús únicamente basados en la fe
o hay pruebas históricas sólidas? Varios escépticos han estudiado los
registros históricos a fin de probar la falsedad del relato de la resurrección.
¿Qué descubrieron?
Notas Finales:
1. According to jesusseminar.org, “The Jesus Seminar was organized
under the auspices of the Westar Institute to renew the quest of the historical
Jesus. At the close of debate on each agenda item, Fellows of the Seminar vote,
using colored beads to indicate the degree of authenticity of Jesus’ words or
deeds.”
2. Will Durant, Caesar and Christ, vol. 3 of The
Story of Civilization (New York: Simon & Schuster, 1972), 555.
3. Josh McDowall, The New Evidence That Demands A
Verdict (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1999), 38.
4. William F. Albright, Recent Discoveries in Biblical
Lands (New York: Funk & Wagnalls, 1955), 136.
5. William F. Albright, “Toward a More Conservative View,” Christianity
Today, January 18, 1993, 3.
6. John A. T. Robinson, Redating the New Testament,
quoted in Norman L. Geisler and Frank Turek, “I Don’t Have Enough Faith to Be
an Atheist” (Wheaton, IL: Crossway, 2004), 243.
7. McDowell, 33-68.
8. McDowell, 34. Bruce M. Metzger, The Text of the New
Testament (New York: Oxford University Press, 1992), 34.
9. McDowell, 38.
10. Metzger, 39.
11. Metzger, 36-41.
12. John A. T. Robinson, Can We Trust the New Testament?
(Grand Rapids: Eerdmans, 1977), 36.
13. Quoted in McDowell, 36.
14. J. P. Moreland, Scaling the Secular City (Grand
Rapids: Baker, 2000), 134-157.
15. Quoted in Geisler and Turek, 256.
16. Quoted in McDowell, 61.
17. Quoted in McDowell, 64.
18. Geisler and Turek, 269.
19. J. P. Moreland, 136-137.
20. Geisler and Turek, 276.
21. Durant, 563.
22. Gary R. Habermas, “Why I Believe the New Testament
is Historically Reliable,” Why I am a Christian, eds Norman L. Geisler
& Paul K. Hoffman (Grand Rapids, MI: Baker, 2001), 150.
23. Ibid.
24. Ibid.
25. Metzger, 86.
26. Quoted in McDowell, 135.
27. Quoted in Josh McDowell, The Resurrection Factor
(San Bernardino, CA: Here’s Life Publishers, 1981), 9.
¿Jesús fue el Mesías?
¿Qué pruebas existen de que Jesús es quien realmente afirmaba ser?
¿Cómo podemos saber que no era una especie de impostor? Veamos a algunos
impostores famosos y si esa denominación le queda bien a Jesús, o si existen pruebas
para sustentar sus afirmaciones.
Ferdinand Waldo Demara, Jr. fue llamado el gran impostor. Demara
mantuvo identidades falsas como psicólogo, profesor universitario, jefe de una
facultad universitaria, profesor de colegio y director de un penal. Incluso
llegó a realizar cirugías como un falso doctor.
Algunas personas sostienen que Frank Abagnale fue aún mejor. Entre los
16 y 21 años, Abagnale fue uno de los estafadores más exitosos del mundo. Cobró
$2.5 millones en cheques fraudulentos en cada uno de los 50 estados y en 26
países extranjeros. También logró hacerse pasar por piloto comercial, abogado,
profesor universitario y pediatra antes de ser detenido por la policía
francesa.
Si esta historia le suena conocida, probablemente es porque vio la
película del 2002, Catch Me If You Can (Atrápame si puedes), en la que
el personaje de Abagnale fue interpretado por Leonardo DiCaprio (quien se hizo
pasar por actor en Titanic).
¿Qué se tendría que hacer para superar los logros de Abagnale como
estafador? Bueno, si Jesucristo no fue el Mesías que afirmó ser, no habría
ninguno que le gane. No estamos hablando de estafar a miles de personas, como
en el caso de Abagnale. Si Jesucristo fue un impostor, con su estafa engañó a
miles de millones de personas y cambió el rumbo de 2,000 años de historia.
Entonces, ¿Jesús podría haber sido un Mesías falso, engañando incluso a
los mejores especialistas en religión? ¿Es posible que lo hayan preparado sus
padres o mentores desconocidos para ser el rey prometido que Israel había
estado esperando?
En realidad, si Jesús fuera un impostor, él no sería la primera persona
en la historia de Israel que mintió sobre ser el Mesías. A lo largo de los
siglos anteriores al nacimiento de Jesús, y también después, surgieron muchos
mesías autoproclamados, para luego ser desenmascarados como estafadores o
locos.
Las antiguas profecías hebreas habían predicho el reinado de un futuro
rey que traería la paz a Israel y sería su Salvador. Había un clima de
expectación en toda la nación, que cautivaba las esperanzas y las aspiraciones
de los judíos. En un ambiente como el de Israel, ¿no sería posible que una
persona no cualificada haya sido amoldada, o se haya amoldado para encajar con
el molde del Mesías? La respuesta a esa pregunta depende de las profecías sobre
el Mesías del Antiguo Testamento.
Los portavoces de Dios
Según las Sagradas Escrituras, el Dios de los Hebreos hablaba con su
pueblo a través de sus profetas, hombres y mujeres que estaban especialmente
compenetrados con Dios y que podían ser parte o no de la clase religiosa
dirigente. Algunos de los mensajes de los profetas eran para el presente; otros
eran para el futuro. En todo caso, su función era proclamar las declaraciones y
revelaciones de Dios al pueblo.
Por lo general, ser un profeta era parecido a trabajar en una fábrica
de embalaje de carnes, siendo uno de los trabajos más peligrosos del mundo. Aún
cuando ellos decían la verdad, los profetas podían ser asesinados o
encarcelados por personas a quienes no les gustaba lo que ellos decían. (A
algunos reyes no les gustaba recibir malas noticias.) Según los relatos
históricos, al profeta Isaías lo cortaron por la mitad con una sierra.
Entonces, considere el dilema de un profeta: la muerte si se demostraba
que no tenía razón y la posibilidad de la muerte cuando sí tenía razón. Ningún
verdadero profeta quería ofender a Dios, y tampoco querían ser cortados por la
mitad. Por ello, la mayoría de los profetas esperaban hasta estar totalmente
seguros de que Dios les había hablado, y si no, no decían nada. Los reyes
empezaron a temblar ante sus palabras. Los mensajes de un verdadero profeta
nunca eran equivocados.
Aquí se nos presenta una pregunta: ¿cómo se compara la precisión de
estos profetas bíblicos a los adivinos de hoy?
¿Profetas vs adivinos?
Para ver si la precisión de los adivinos modernos se acerca a la de los
profetas bíblicos, usemos a Jean Dixon como ejemplo. Esta adivina
estadounidense parecía tener una habilidad especial para predecir eventos
futuros. Sin embargo, tras analizarla, su reputación no parece justificarse.
Por ejemplo, Dixon tuvo una visión de que el 5 de febrero de 1962 nacía
un niño en el Medio Oriente que transformaría el mundo para el año 2000. Este
hombre especial crearía una religión mundial unificada y traería consigo la paz
mundial duradera. Ella vio una cruz crecer sobre este hombre hasta cubrir el
mundo entero. Según Dixon, este niño sería un descendiente de la Reina
Nefertiti del antiguo Egipto.[1] ¿Dónde está este hombre? ¿Usted lo ha visto? ¿Y qué tal
esa paz mundial duradera? ¿Qué linda es no?
En realidad, un análisis exhaustivo de su predicción da como resultado
dos hechos indiscutibles. Su índice de precisión es equivalente al de personas
que simplemente adivinan el futuro, y sus predicciones más publicitadas que
dijeron haberse cumplido eran profecías tan intencionalmente vagas que muchos
otros eventos se podrían haber considerado realizaciones de las mismas. Incluso
en muchas ocasiones se ha demostrado que las predicciones tan ampliamente
divulgadas de Nostradamus son incorrectas, a pesar de que sus profecías vagas
son difíciles de desmentir.[2] Por ejemplo, ésta es una de las predicciones de
Nostradamus:
“Toma a la diosa de la Luna, para su Día y Movimiento: Un desesperado
viajero y testigo de las Leyes de Dios, al despertar a las grandes regiones del
mundo a la voluntad de Dios (La Voluntad de Uno)”.[3]
Se dice que esto está relacionado a la muerte de la Princesa Diana. (Usted
probablemente había pensado en Margaret Thatcher.) Profecías como ésta son tan
vagas como ver imágenes en las nubes. Sin embargo, algunas personas insisten
que son pruebas de la realización de una profecía de Nostradamus. Deja lugar a
muchas dudas, pero es difícil de refutar.
Y ésta generalmente es la trayectoria de los adivinos. Cuando el libro “The
People’s Almanac” investigó las predicciones de 25 de los principales
videntes, encontraron que el 92 por ciento de las predicciones habían resultado
incorrectas. El otro 8 por ciento era cuestionables y podían ser basadas en la
suerte o un conocimiento general de las circunstancias.[4] En otros experimentos con los videntes más destacados,
su índice de precisión ha sido calculado en alrededor del 11 por ciento, que no
sería un promedio tan malo si no fuera porque las personas que adivinan al azar
sobre el futuro tienen los mismos resultados. Esto no refuta todas las
predicciones sobre el futuro, pero sí explica por qué los videntes no se ganan
la lotería.
La diferencia entre los adivinos y los profetas parece ser más de
categoría que de grado. Los profetas hicieron declaraciones específicas sobre
hechos futuros relacionados al desarrollo del plan de Dios – y lo hicieron con
una precisión constante. Los adivinos tienen un carácter más mercenario,
dándoles vagas descripciones del futuro a un mercado que está dispuesto a pagar
por sus servicios. Ofrecen información sensacional, pero tienen un historial
deficiente.
Una perspectiva sobre las profecías religiosas
Las profecías pueden ser místicas, metafísicas, y, por decirlo de
alguna manera, perturbadoras. Hacen pensar en imágenes de sesiones de
espiritismo y otros mundos. En la Guerra de las Galaxias hay una predicción
sobre una persona que traería equilibrio a la Fuerza. Las películas del Señor
de los Anillos desarrollan sus temas ficticios alrededor de palabras
proféticas. Pero ése es el mundo de la imaginación.
Respecto del mundo real, se dice que si una persona conociera sólo un
minuto del futuro, ésta podría dominar el mundo. Piénselo. Un minuto de conocer
cada mano que se reparte en el Trump Casino. Usted sería la persona más rica
del mundo y Donald sería un repartidor de correo.
Pero en el mundo de la religión, las profecías cumplen una función
importante. Se convierte en una forma segura de saber si alguien dice las
palabras de Dios o no, porque sólo un Dios omnisciente podría conocer el futuro
por completo. Y al respecto, la profecía del Antiguo Testamento es única, dado
que la mayoría de los libros sagrados renombrados de otras religiones no
contienen profecías de predicción. Por ejemplo, si bien algunos afirman la
inspiración divina, no hay realmente ningún medio a través del cual corroborar
sus afirmaciones; a uno simplemente le queda decir “Sí, eso suena como algo que
podría decir Dios”.
El estudioso de la Biblia Wilbur Smith comparó las profecías de la
Biblia con otros libros históricos, y dijo que la Biblia “es el único libro que
alguna vez fue escrito por el hombre, o por un grupo de hombres, en el que se
pueden encontrar un gran número de profecías sobre naciones individuales,
Israel, todos los pueblos del mundo y ciertas ciudades, y sobre el que estaba
por nacer que sería el Mesías”.[5] Así, la Biblia afirma ser de inspiración divina de una
manera que se puede confirmar o refutar.
Y si uno ve este grado de precisión desde una perspectiva cotidiana,
puede darse cuenta de lo asombroso que es. Por ejemplo, sería milagroso que en
1910 usted haya predicho que un hombre llamado George Bush ganaría las
elecciones del 2000. Pero imagínese si hubiera incluido algunos de los
siguientes detalles en la predicción:
• El candidato con más votos totales perdería las elecciones.
• Todas las principales cadenas televisivas anunciarían al ganador y
luego cambiarían sus anuncios.
• Un estado (Florida) sería determinante para la elección.
• La Corte Suprema de los EE.UU. finalmente determinaría quién era el
ganador.
Si esto hubiera ocurrido, le pondrían su nombre a las iglesias y
habrían estatuillas suyas pegadas a los paneles de los autos. Pero usted no lo
hizo, y por eso no hay. Por más difícil (o imposible) que hubiera sido predecir
esta secuencia de eventos de manera precisa en 1910, las probabilidades son
muchísimo más difíciles para Jesús, o para que cualquier persona haya cumplido
todas las profecías hebreas para el Mesías. Hay 61 profecías específicas y casi
300 referencias sobre el Mesías en el Antiguo Testamento, que fue escrito
cientos de años antes del nacimiento de Jesús.[6]
Según el requisito hebreo de que una profecía debe tener un 100
porciento de precisión, el verdadero Mesías de Israel tiene que cumplir con
todas ellas, o si no, no es el Mesías. Por lo tanto, la pregunta que
confirmaría a Jesús, o que lo haría responsable del mayor engaño del mundo es
si él cumplió y encajaba con estas profecías del Antiguo Testamento.
¿Cuáles son las probabilidades?
Veamos dos profecías específicas sobre el Mesías que aparecen en el
Antiguo Testamento.
“Pero tú, oh Belén Efrata, eres sólo una pequeña aldea entre todo el
pueblo de Judá. No obstante, de ti saldrá un gobernante para Israel, cuyos
orígenes vienen desde la eternidad”. (Miqueas 5:2, NTV)
“Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La
virgenconcebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que
significa “Dios está con nosotros”)”. (Isaías 7:14, NTV)
Ahora, antes de considerar las otras 59 profecías, usted debe parar y
preguntarse a sí mismo cuántas personas en la categoría de posible Mesías en
toda la historia nacieron en el pueblo de Belén a una virgen. “Bueno, a
ver…está mi vecino Jorge, pero no, él no puede ser…él nació en Brooklyn”. Para
el caso de que 61 profecías detalladas sean cumplidas por una sola persona,
estamos hablando de probabilidades prácticamente imposibles.
Cuando los científicos forenses descubren una correspondencia de
perfiles de ADN, las probabilidades de que sea la persona equivocada suele ser
menos que uno en miles de millones (para que lo tengan en cuenta los
criminales). Parecería que estamos en el mismo rango de probabilidades, el
mismo número de ceros, al considerar que una sola persona cumpla con estas
profecías.
El profesor universitario de matemáticas Peter Stoner les dio a 600
alumnos un problema matemático de probabilidades que determinaría las
probabilidades de que una sola persona cumpla con ocho profecías específicas.
(No es lo mismo que lanzar una moneda al aire ocho veces seguidas y que salga
la cara cada vez.) Primero, los alumnos calcularon las probabilidades de que
una persona cumpla todas las condiciones de una profecía específica, como ser
traicionado por un amigo por 30 piezas de plata. Luego, los alumnos intentaron
calcular las probabilidades para las ocho profecías combinadas.
Los alumnos calcularon que las probabilidades de que una persona cumpla
las ocho profecías eran astronómicas – uno en diez elevado a la 21 potencia (1021).
Para ilustrar ese número, Stoner dio el siguiente ejemplo: “Primero, cubre toda
la masa de la Tierra con monedas de dólar hasta 120 pies de altura. Luego, pon
una marca especial en uno de esos dólares y entiérralo al azar. En tercer
lugar, dile a una persona que viaje a la Tierra y seleccione la moneda marcada,
con los ojos vendados, entre las billones de monedas”.[7]
Las personas pueden hacer muchas cosas raras con los números (sobre
todo cuando se tiene un apellido como ése), por lo que es importante mencionar
que el trabajo de Stoner fue revisado por la Asociación Científica de los
Estados Unidos (American Scientific Association), que dijo, “El análisis
matemático…se basa en principios de la probabilidad que son completamente
correctos, y el Profesor Stoner ha aplicado dichos principios de una manera
correcta y convincente”.[8]
A esa introducción, le agregaremos seis predicciones más a las dos que
ya hemos considerado, con lo cual llegamos a las ocho predicciones del Profesor
Stoner:
Profecía: El Mesías sería del linaje del Rey David.Jeremías
23:5600 a.C.
|
Realización: “Jesús…el hijo de David…”.Lucas 3:23, 314
a.C.
|
|
Profecía: El Mesías sería traicionado por 30 piezas de
plata.Zacarías 11:13487 a.C.
|
Realización: “Y ellos le dieron treinta piezas de
plata”.Mateo 26:1530 d.C.
|
|
Profecía: Se clavaría las manos y los pies del Mesías,
atravesándolos.Salmos 22:161000 a.C.
|
Realización: “Cuando llegaron a un lugar llamado «La
Calavera», lo clavaron en la cruz y a los criminales también, uno a su
derecha y otro a su izquierda”.Lucas 23:3330 d.C.
|
|
Profecía: La gente tiraría dados por la ropa del
Mesías.Salmos 22:181000 a.C.
|
Realización: “Los soldados… tomaron la túnica, la cual
no tenía costura y había sido tejida de arriba a abajo en una sola pieza.
Así que dijeron: “En lugar de rasgarla, tiremos los dados para ver
quién se la queda”.Juan 19:23-2430 d.C.
|
|
Profecía: El Mesías aparecería montado en un burro.Zacarías
9:9500 a.C.
|
Realización: “Llevaron la burra y su cría, pusieron sus
prendas sobre la cría, y Jesús se sentó allí”.Mateo 21:730 d.C.
|
|
Profecía: Se enviaría a un mensajero para anunciar al
Mesías.Malaquías 3:1500 a.C.
|
Realización: Juan les dijo, “Yo bautizo con agua, pero
aquí mismo, en medio de la multitud, hay alguien a quien ustedes no
reconocen”.Juan 1:2627 d.C.
|
Las ocho profecías sobre el Mesías que hemos revisado fueron escritas
por hombres de distintas épocas y lugares, de 500 a 1,000 años antes de que
nazca Jesús. Por ello, no hay ninguna posibilidad de una confabulación entre
ellos. Note también la especificidad. Esto no es como una predicción de
Nostradamus – “Cuando la Luna se vuelva verde, una haba verde se encontrará
encubierta al lado del camino”.
Fuera de su control
Imagínese ganar la lotería Powerball con sólo un boleto entre millones
de boletos vendidos. Ahora imagínese ganar cien de estas loterías seguidas.
¿Qué pensaría la gente? Sí, “¡Fue trampa!”
A lo largo del tiempo, se ha dicho algo parecido sobre la realización
por Jesús de las profecías del Antiguo Testamento. Se acepta que Jesús cumplió
las profecías mesiánicas, pero lo acusan de vivir su vida de manera que
intencionalmente las cumpla. Es una objeción razonable, pero no es tan
plausible como puede parecer.
Considere la naturaleza de sólo cuatro de las profecías mesiánicas:
• Su linaje sería de David
(Jeremías 23:5).
• Su nacimiento sería en Belén
(Miqueas 5:2).
• Él migraría a Egipto (Oseas
11:1).
• Él viviría en Nazaret (Isaías
11:1).[9]
Y, ¿qué podría hacer Jesús para cumplir con estas profecías? Ni él ni
sus padres tenían ningún control sobre su linaje. Su nacimiento en Belén fue el
resultado de un censo ordenado por César Augusto. El traslado de sus padres a
Egipto fue a causa de la persecución del Rey Herodes. Y una vez que había
muerto Herodes, los padres de Jesús lógicamente decidieron reasentarse en
Nazaret.
Incluso si a una temprana edad un Jesús impostor hubiera notado las
profecías que cumplió accidentalmente, y hubiera decidido tratar de ver si
podía cumplir con el resto (como si alguien decidiera ganar todas y cada una de
las manos en un juego de cartas), las probabilidades igual estarían
imposiblemente en su contra. Considere algunos de los factores en las profecías
que ya hemos mencionado: el Mesías sería traicionado por 30 piezas de plata;
sería asesinado mediante la crucifixión; y la gente tiraría dados por su ropa.
Todas estas profecías se cumplieron para Jesús, ¿pero qué control tenía él
sobre cualquiera de ellas?
Los estudiosos de la Biblia nos cuentan que casi 300 referencias a las
61 profecías específicas del Mesías que fueron cumplidas por Jesucristo. Las
probabilidades de que una persona cumpla tantas profecías estarían más allá de
cualquier posibilidad matemática. Nunca podría llegar a suceder, sin importar
cuánto tiempo pasara. El cálculo de un matemático de estas probabilidades
imposibles fue, “una posibilidad entre un billón, billón, billón, billón,
billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón”.[10]
A Bertrand Russell, un ateo decidido, se le preguntó en una entrevista
en la revista Look qué pruebas tendrían que haber para que él crea en Dios.
Russell respondió, “Bueno, si yo escucho una voz del cielo y ésta predice una
serie de cosas y éstas llegan a ocurrir, entonces supongo que tendría que creer
que existe algún tipo de ser sobrenatural”.
El estudioso de la Biblia Norman Geisler dijo en respuesta al
escepticismo de Russell, “Yo diría, ‘Sr. Russell, sí hubo una voz del cielo;
predijo muchas cosas; y sin lugar a dudas las hemos visto ocurrir”.[11] Geisler se refería al
hecho de que solamente un Ser transcendente que estuviera fuera del tiempo
sería capaz de predecir eventos futuros de manera precisa.
La prueba en un frasco
Hemos visto las pruebas de la realización por Jesús de las profecías
mesiánicas desde todos los ángulos menos uno. ¿Y si los escribas cristianos que
copiaron los manuscritos de Isaías y los demás libros proféticos del Antiguo
Testamento los modificaron para que coincidan con la vida de Jesús?
Esta pregunta la han hecho muchos especialistas y escépticos. Y parece
posible, e incluso plausible, a primera vista. Evitaría convertir a Jesús en un
impostor mentiroso, lo cual parece poco probable, y explicaría la asombrosa
precisión de su realización de las profecías. Entonces, ¿cómo podemos saber que
los libros proféticos del Antiguo Testamento, como Isaías, Daniel y Miqueas,
fueron escritos cientos de años antes de Cristo?, como se pretende. Y si fuera
así, ¿cómo podemos saber que los cristianos no modificaron los textos más
adelante?
Durante 1,900 años, muchos escépticos sostuvieron firmemente esa
teoría, sobre la base de la imposibilidad humana de predecir los eventos
futuros de manera precisa. Pero luego pasó algo que extinguió todo el entusiasmo
por una conspiración clandestina. Se llaman los Manuscritos del Mar Muerto.
Hace medio siglo, el descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto
les proporcionó a los estudiosos de la Biblia copias de los libros del Antiguo
Testamento que eran mucho más antiguos que cualquier otro que se había
conocido. Pruebas exhaustivas comprobaron que muchas de estas copias fueron
hechas aún antes del nacimiento de Jesucristo. Y son prácticamente idénticos a
los textos de la Biblia que ya habíamos estado usando.
Por ello, aún los especialistas que niegan que Jesús fuera el Mesías,
aceptan que estos manuscritos fueron previos a su nacimiento, y por lo tanto,
aceptan que las profecías que contienen sobre el Mesías no fueron modificadas a
fin de adaptarse a Jesús.
Si estas predicciones fueron cumplidas tan precisamente a través de la
vida de Jesús, parece lógico preguntarse por qué no eran capaces de verlo todas
las personas en Israel. Pero su crucifixión nos demuestra que no todos lo
pudieron ver. Como dijo el apóstol Juan sobre Jesús, “Vino a los de su propio
pueblo, y hasta ellos lo rechazaron”. (Juan 1:11, NTV). ¿Por qué?
Al considerar la historia de conflicto de Israel, a partir de la
definición del Mesías es fácil llegar a pensar que se trata de la idea de un
guerrero político por la libertad. Se puede entender que una persona judía que
vivía en el siglo primero podría haber pensado, ¿Cómo puede ser que ha venido
el Mesías y que Israel siga oprimido bajo la ocupación romana?
Aunque Jesús cumplió las profecías mesiánicas, lo hizo de maneras que
nadie esperaba. Buscó lograr una revolución moral y espiritual, no una
revolución política, y lograba sus objetivos a través de la abnegación y el
servicio humilde, la curación y la enseñanza. Mientras tanto, Israel buscaba un
nuevo Moisés o Josué, que los dirija en una conquista para recuperar su antiguo
reino.
Evidentemente muchos judíos de la época de Jesús sí lo reconocieron
como el Mesías, siendo judía toda la fundación de la iglesia cristiana. Sin
embargo, la mayoría no lo hizo. Y no es tan difícil entender por qué.
Para entender mejor el malentendido de los judíos del primer siglo,
considere esta profecía mesiánica que fue escrita por el profeta Isaías 700
años antes de que nazca Jesús. ¿Se refería a Jesús?
“Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los
caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre él
los pecados de todos nosotros”.
“Fue oprimido y tratado con crueldad, sin embargo no dijo ni una sola
palabra. Como cordero fue llevado al matadero. Y como oveja en silencio ante
sus trasquiladores, no abrió su boca. Después de aprehenderlo y juzgarlo, le
dieron muerte. ¿Pero quiénes se daban cuenta que él moría por sus pecados – que
él estaba sufriendo su castigo? Él no había hecho nada malo, y jamás había
engañado a nadie. Pero fue enterrado como un criminal; fue puesto en la tumba
de un hombre rico”.
“Formaba parte del buen plan del Señor aplastarlo y causarle dolor. Sin
embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado, tendrá muchos
descendientes.…Y a causa de lo que sufrió mi siervo justo hará posible que
muchos sean contados entre los justos, porque él cargará con todos los pecados
de ellos”. (Partes de Isaías 53:6-11, NTV)
Al colgar Jesús de la cruz, se puede entender que algunos hayan
pensado, “¿Cómo puede ser éste el Mesías?” Al mismo tiempo, otras personas
pueden haber pensado, “¿De quién más podría estar hablando Isaías?”
Impostor imposible
Entonces, ¿qué debemos pensar del hecho de que Jesús haya cumplido
tantas profecías escritas cientos de años antes de su nacimiento? Leonardo
DiCaprio… es decir, Frank Abagnale, puede haber sido un gran impostor, pero
incluso él fue descubierto cuando llegó a tener la edad suficiente para tomarse
una cerveza legalmente.
Jesús no parece un Frank Abagnale más capaz. Él está en otra categoría
totalmente diferente. Ningún impostor podría haberse salido con la suya con las
probabilidades que planteaban en su contra las profecías hebreas.
¿Y eso qué significa? Surgen dos conclusiones: En primer lugar, sólo un
Ser trascendente podría realizar estos eventos. Y en segundo lugar, hace que
todas las demás afirmaciones de Jesús sean creíbles y se merezcan ser
consideradas muy en serio.
En el evangelio de Juan, Jesús afirmó, “Yo soy el camino, la verdad y
la vida”. Hay pruebas abrumadoras que parecen indicar que la firma en ese
cheque no es una falsificación.
¿Jesús realmente resucitó?
La gran pregunta de nuestro tiempo es “¿Quién es el verdadero
Jesucristo?” ¿Fue sólo un hombre excepcional, o era Dios encarnado, como
creyeron Pablo, Juan y sus otros discípulos?
Los testigos directos de Jesucristo realmente hablaban y actuaban como
si ellos creyeran que él resucitó de la muerte después de su crucifixión.
Si ellos estaban equivocados, el cristianismo se fundó sobre la base de una
mentira. Pero si tenían razón, dicho milagro sería una prueba de todo lo
que dijo Jesús sobre Dios, sobre sí mismo y sobre nosotros.
¿Debemos creer en la resurrección de Jesús únicamente basados en la fe
o hay pruebas históricas sólidas? Varios escépticos han estudiado los
registros históricos a fin de probar la falsedad del relato de la resurrección.
¿Qué descubrieron?
¿Se levantó Jesús de entre los muertos?
Todos se preguntan qué será de nosotrosdespués de
nuestra muerte. Cuando muere un ser querido, nuestro anhelo es
que él o ella de nuevo después de nuestro turno.
¿Tendremosuna reunión gloriosa con los que
amamos es la muerte o el final de toda la
conciencia?
Jesús enseñó que la vida no termina después
denuestro cuerpo muere.
Hizo esta afirmaciónsorprendente: “Yo soy la resurrección y
la vida.Aquellos que creen en mí, aunque muera comotodo
el mundo, volverán a vivir. “De acuerdo atestigos
oculares más cercano a él, Jesús ledemostró su poder
sobre la muerte al resucitar deentre los muertos después de
haber sidocrucificado y enterrado por tres días. Es esta
creencia la que ha dado esperanza a los
cristianos durante casi 2000 años.
El ateo Bertrand Russell escribió en 1925, “Yo creo que cuando yo muera
me podriré, y nada de mi propio ego va a sobrevivir.”[1] Bueno, eso es bueno. Russell claramente cruzaba la
línea de lo malhumorado, pero todos nosotros nos preguntamos, con quizás más
optimismo, qué nos pasará cuando muramos.
Si la vida después de la muerte no es una opción, entonces Russell
tiene razón; nuestros cuerpos se pudrirán y nada más de nosotros va a
sobrevivir. Nada de conciencia. Nada de felicidad. Nada de esperanza. Y dejando
a un lado varias décadas de existencialismo, lo que eso realmente significa es
un mundo accidental sin un propósito final.
Lo que hace que Jesús sea único entre los líderes religiosos y entre
los grandes líderes en general, es su relación con la muerte. Los líderes se
han encontrado con todas formas de muertes prematuras-asesinatos, muerte
auto-infligida o muerte accidental, antes de que el mundo estuviera listo para
su ida. Pero no obstante la muerte los buscó y los encontró. Jesús no es
único en que sus enemigos lo mataron; lo que no tiene precedentes, si los
evangelios han de ser creídos, es que él predijo como y cuando pasaría y se
resigno a ello (en realidad lo eligió), declarando que la muerte no tiene poder
sobre él.
Si Jesús resucitó de la muerte, entonces solo él tendría las respuestas
sobre cuál es el sentido de la vida y qué nos espera después de la muerte. Por
lo contrario, si el relato de la resurrección de Jesús no es cierto, entonces
se hubiera fundado el cristianismo sobre la base de una mentira. El teólogo
R.C. Sproul lo expresa así:
La afirmación de la resurrección es vital para el cristianismo. Si
Cristo ha sido resucitado de la muerte por Dios, entonces él tiene las
credenciales y la validación que ningún otro líder religioso posee.[2]
Todos los demás líderes religiosos han muerto, pero, según el
cristianismo, Jesucristo está vivo.
Tan diferente y anormal es todo esto que una parte de nosotros nos
gustaría rechazarlo como un mito. Pero ¿ha de ser la resurrección relegada a
una historia de escuela dominical-o hay evidencias?
El investigador Josh McDowell dijo,
“Después de más de setecientas horas de estudiar este tema y
minuciosamente investigar su fundamento, he llegado a la conclusión que la
resurrección de Jesucristo es uno de los más malvados, mal intencionados,
despiadados engaños jamás impuestos en las mentes de los hombres, O es el
más fantástico hecho de la historia.”[3]
Cínicos y Escépticos
Pero no todo el mundo esta dispuesto a examinar justamente la
evidencia. Bertrand Russell admite que él tomo de Jesús lo que “no concernía”
con hechos históricos.[4] El historiador Joseph Campbell, sin citar evidencia,
tranquilamente dijo a su audiencia de televisión de PBS que la resurrección de
Jesús no fue un hecho real. [5] Otros estudiosos como John Dominic Crossan del
Seminario Jesús, están de acuerdo con él.[6] Ninguno de estos escépticos presentan evidencia a sus
opiniones.
Verdaderos escépticos, en oposición con los cínicos, están interesados
en la evidencia. En una revista editorial escéptica llamada “¿Qué es un
escéptico?” la siguiente definición es dada: “Escepticismo es… la aplicación de
la razón a alguna y todas las ideas-no se permiten vacas sagradas. En otras
palabras… los escépticos no inician una investigación cerrados a la posibilidad
de que un fenómeno podría ser real o de que una afirmación podría ser
cierta. Cuando decimos que somos “escépticos”, queremos decir que debemos ver
poderosa evidencia antes de creer.”[7]
A diferencia de Russell y Crossan, muchos escépticos verdaderos han
investigado la evidencia de la resurrección de Jesús. En este artículo vamos a
escuchar de alguno de ellos y ver como ellos analizaron la evidencia de lo que
es quizás la más importante pregunta en la historia de la raza humana:
¿Realmente se levanto Jesús de entre los muertos?
Profecía Propia
Con antelación a su muerte, Jesús le dijo a sus discípulos que él sería
traicionado, arrestado, y crucificado y que él volvería a la vida tres días
después. ¡Ese es un plan extraño! ¿Qué había detrás de él? Jesús no era un
artista dispuesto a actuar por imposición humana; él prometió que su muerte y
resurrección le demostraría a la gente (si sus mentes y corazones estaban
abiertos) que él ciertamente era el Mesías.
El estudioso en Biblia Wilbur Smith comentó acerca de Jesús:
“Cuando él dice que Él mismo se levantaría otra vez de la muerte, el
tercer día después de que él fue crucificado, Él dice algo que solo un tonto se
atrevería a decir, si esperaba más devoción de cualquiera de sus discípulos—a
menos que Él estuviera seguro que iba a resucitar. Ningún fundador de cualquier
religión del mundo conocida por los hombres jamás se atrevió a decir una cosa
como esta.”[8]
En otras palabras, ya que Jesús le había dicho claramente a sus
discípulos que se levantaría de nuevo de entre los muertos, el fracaso de
mantener esa promesa lo expondría como un fraude. Pero nos estamos adelantando.
¿Cómo murió Jesús antes que él (si lo hizo) se levantara de nuevo?
Una Muerte Horrible y Después…?
Usted sabe como fueron las últimas horas de vida en la tierra de Jesús
si usted vio la película del guerrero/corazón valiente, Mel Gibson. Si usted se
perdió partes de La Pasión de Cristo porque estaba protegiendo sus ojos
(hubiera sido más fácil simplemente grabar la película con un filtro rojo en la
cámara), solo voltee a las últimas paginas de cualquier evangelio en su Nuevo
Testamento para averiguar lo que se perdió.
Como predijo Jesús, él fue traicionado por uno de sus propios
discípulos, Judas Iscariote, y fue arrestado. En un juicio simulado por medio
del gobernador romano, Poncio Pilatos, fue declarado culpable de traición y
condenado a morir en una cruz de madera. Antes de ser clavado a la cruz, Jesús
fue brutalmente golpeado con un gato romano de nueve colas, un látigo con
trozos de hueso y metal que rasgarían la carne. Recibió puñetazo repetidamente,
pateado, y escupido.
Después, utilizando mazos, los verdugos romanos golpearon el pesado
hierro forjado clavado en las muñecas y pies de Jesús. Finalmente dejaron caer
la cruz en un agujero en la tierra entre otras dos cruces que cargaban a
ladrones condenados.
Jesús colgó allí por aproximadamente seis horas. Luego, a las 3:00 de
la tarde—esa es la hora exacta en que el cordero de la Pascua había sido
sacrificado como ofrenda por los pecados (un pequeño simbolismo allí, ¿te parece?)—Jesús
grito, “consumado es” (en Arameo), y murió. De repente, el cielo se puso oscuro
y un terremoto sacudió la tierra.[9]
Pilatos quería confirmación de que Jesús estaba muerto antes de
permitir que su cuerpo fuera sepultado. Entonces un guardia romano hundió una
lanza a su costado. La mezcla de sangre y agua que fluyo fue una clara
indicación de que Jesús estaba muerto. El cuerpo de Jesús fue entonces bajado
de la cruz y sepultado en la tumba de José de Arimatea. La guardia romana
siguiente sello la tumba, y la cuidó las veinticuatro horas reloj.
Mientras tanto, los discípulos de Jesús estaban en shock. El Dr. J.P.
Moreland escribe de su estado mental. “Ellos ya no tenían confianza de que
Jesús había sido enviado por Dios. Ellos también habían sido enseñados que Dios
no dejaría a su Mesías sufrir la muerte. Entonces se dispersaron. El movimiento
de Jesús estaba prácticamente detenido en sus sendas.”[10]
Toda esperanza estaba vencida. Roma y los líderes judíos habían
prevalecido—o eso parecía
Algo Pasó
Pero no era el fin. El movimiento de Jesús no desapareció (obviamente),
y de hecho el cristianismo existe hoy como la más grande religión del mundo.
Por lo tanto, tenemos que saber que paso después de que el cuerpo de Jesús fue
bajado de la cruz y puesto en la tumba.
En un artículo del New York Times, Peter Steinfels cita los
sorprendentes eventos que ocurrieron tres días después de la muerte de
Jesús:”Poco después de que Jesús fue ejecutado, sus seguidores fueron de
repente impulsados de ser un desconcertante y encogido grupo a ser gente cuyo
mensaje sobre la vida de Jesús y la venida del reino, es predicado al riesgo de
sus vidas, eventualmente cambió un Imperio. Algo pasó. … ¿pero qué
exactamente?”[11] Esa es la pregunta que tenemos que contestar con una
investigación sobre los hechos.
Sólo hay cinco explicaciones posibles de la presunta resurrección de
Jesús, como se retrata en el Nuevo Testamento:
1.
Jesús realmente no murió en la cruz.
2.
La “resurrección” fue una conspiración.
3.
Los discípulos estaban alucinando.
4.
Los relatos son legendarios.
5.
Realmente pasó.
Vamos a caminar a través de estas opciones y ver cual se adapta mejor a
los hechos.
¿Estaba Muerto Jesús?
“Marley estaba muerta como una piedra, de eso no había duda.” Así
comienza el villancico navideño de Charles Dickens, el autor no quería que
nadie estuviera equivocado en cuanto al carácter sobrenatural de lo esta por
tomar lugar. De la misma manera, antes de asumir el papel de CSI y juntar las
piezas de evidencia de una resurrección, debemos primero establecer que hubo,
de hecho, un cadáver. Después de todo, ocasionalmente los periódicos informan
sobre un “cadáver” en una morgue que luego empezó a moverse y fue restaurado.
¿Podría haber pasado algo como eso con Jesús?
Algunos han propuesto que Jesús vivió a pesar de la crucifixión y fue
revivido por el frío, aire húmedo en la tumba-“Un momento, ¿Por cuánto
tiempo estuve fuera?” Pero esa teoría no parece cuadrar con la evidencia
médica. Un artículo en la revista American Medical Association explica por qué
esta llamada “teoría del desvanecimiento” es insostenible: “Claramente, el peso
de evidencia histórica y médica indicaba que Jesús estaba muerto. … La lanza,
hundida entre Su costilla derecha, probablemente perforo no solo su pulmón
derecho, pero también el pericardio y corazón y de ese modo aseguraron su
muerte.”[12] Pero el escepticismo acerca de este veredicto puede
ser justificado, como este caso ha estado archivado por 2000 años. Al menos,
necesitamos una segunda opinión.
Un lugar para encontrar eso es en los reportes de historiadores no
cristianos de alrededor del tiempo que Jesús vivió. Tres de estos historiadores
mencionaron la muerte de Jesús.
- Lucio (c.120-después 180 d.C. se refirió a Jesús como un sofista crucificado (filosofo).[13]
- Josefo (c.37-c.100 d.C.) escribió, “En este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, porque el era un emprendedor de obras asombrosas. Cuando Pilatos lo condenó a la cruz, los principales hombres entre nosotros, lo habían acusado, aquellos que lo amaron no cesaron de hacerlo.”[14]
- Tácito (c.56-c.120 d.C.) escribió, “Christus, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la extrema sanción… en las manos de nuestro procurador, Poncio Pilatos.”[15]
Esto es un poco como ir entre los archivos y buscando aquel de un día
de primavera en el primer siglo. The Jerusalem Post publicó en primera página
una historia diciendo que Jesús fue crucificado y muerto. No esta mal el
trabajo de detective, y bastamente concluyente.
De hecho, no hay relatos históricos de cristianos, romanos, o judíos
que discuten ya sea la muerte de Jesús o su entierro. Incluso Crossan, un
escéptico de la resurrección, esta de acuerdo que Jesús realmente vivió y
murió. “Que él fue crucificado es tan seguro como cualquier hecho histórico
puede llegar a ser.”[16] A la luz de tal evidencia, parece que estamos en buena
tierra para descartar la primera de nuestras cinco opciones. Jesús estaba
claramente muerto, “de eso no hubo duda.”
La Cuestión de una Tumba Vacía
Ningún historiador serio realmente duda que Jesús estuviera muerto
cuando fue bajado de la cruz. Sin embargo, muchos se han preguntado cómo el
cuerpo de Jesús desapareció de la tumba. El periodista inglés, Dr. Frank
Morison inicialmente pensó que la resurrección era o un mito o un engaño, y él
empezó a investigar para escribir un libro refutándolo.[17] El libro se hizo famoso pero por razones diferentes
que su propósito original, como veremos.
Morison empezó por intentar resolver el caso de una tumba vacía. La
tumba pertenecía a un miembro del Concilio Sanedrín, José de Arimatea. En
Israel en aquel tiempo, para estar en el concilio había que ser una estrella de
rock. Todos sabían quien estaba en el concilio. José debe haber sido una
persona real. De lo contrario, los líderes judíos habrían expuesto la historia
como un fraude en su intento de refutar la resurrección. También, la tumba de
José habría sido en un muy conocido lugar y fácilmente identificable, entonces
cualquier pensamiento de que Jesús se haya “perdido en el cementerio”
necesitaría ser descartado.
Morison se preguntaba por qué los enemigos de Jesús habían permitido
que el “mito de la tumba vacía” persistiera si no era cierto. El descubrimiento
del cuerpo de Jesús habría instantáneamente matado toda la conspiración.
Y lo que es conocido históricamente de los enemigos de Jesús es que
ellos acusaron a los discípulos de Jesús de robarse el cuerpo, una acusación
claramente basada en una creencia compartida de que la tumba estaba vacía.
El Dr. Paul L. Maier, profesor de historia antigua en Western Michigan
University, de la misma manera declaró, “Si toda la evidencia es pesada
cuidadosamente y justamente, es ciertamente justificable… concluir que la tumba
en la que Jesús estaba enterrado estaba realmente vacía en la mañana de la
primera Pascua. Y ninguna evidencia ha sido descubierta aún… que
refutaría esta declaración.”[18]
Los líderes judíos estaban aturdidos, y acusaron a los discípulos de
robare el cuerpo de Jesús. Pero los romanos habían asignado a una unidad de
guardias entrenados (de 4 a 12 soldados) a vigilar la tumba las 24 horas.
Morison preguntó, “¿Cómo podrían estos profesionales haber dejado que el cuerpo
de Jesús sea objeto de vandalismo?” Habría sido imposible para cualquiera
haber escapado de los guardias romanos y haber movido una piedra de dos
toneladas. Sin embargo la piedra fue movida y el cuerpo de Jesús había
desaparecido.
Si el cuerpo de Jesús estaba en un lugar donde se podría encontrar, sus
enemigos hubieran rápidamente expuesto la resurrección como un fraude. Tom
Anderson, antiguo presidente de la Asociación de Abogados de Juicio de
California, resume la fuerza de sus argumentos:
“Con un evento tan bien publicado, ¿no cree usted que es razonable que
un historiador, un testigo ocular, un antagonista habría registrado para todos
los tiempos que él había visto el cuerpo de Jesús?… El silencio de la historia
es ensordecedor cuando viene al testimonio en contra de la resurrección.”[19]
Así que, sin cuerpo de evidencia, y con una conocida tumba claramente
vacía, Morison aceptó la evidencia como sólida de que el cuerpo de Jesús había
desaparecido de alguna manera de la tumba.
¿Un Robo de la Tumba?
Como Morison continuó su investigación, él empezó a examinar los
motivos de los seguidores de Jesús. Tal vez la supuesta resurrección fue en
realidad un cuerpo robado. Pero si es así, ¿cómo se explica todos los informes
de las apariciones del Jesús resucitado? El historiador Paul Johnson, en Historia
de los Judíos, escribió, “Lo que importaba no eran las circunstancias de
su muerte pero el hecho de que él estaba ampliamente y obstinadamente siendo
creído, por un creciente circulo de personas, de haberse levantado de nuevo.”[20]
La tumba estaba ciertamente vacía. Pero no era la mera ausencia del
cuerpo que habría impulsado a los seguidores de Jesús (especialmente si ellos
habían sido los que lo habían robado). Algo extraordinario debía haber pasado,
para que los seguidores de Jesús cesaran el duelo, cesaran de esconderse, y
empezaran sin miedo a proclamar que ellos habían visto a Jesús vivo.
Cada testigo ocular cuenta informes de que Jesús de repente apareció en
forma física a sus seguidores, a las mujeres primero. Morison se pregunta por
qué los conspiradores habrían hecho a las mujeres centrales en su conspiración.
En el primer siglo, las mujeres casi no tenían derechos, personalidad, o
estatus. Si la conspiración habría de tener éxito, Morison razonó, los
conspiradores habrían retratado a hombres, no mujeres, como los primeros en ver
a Jesús vivo. Y todavía escuchamos que las mujeres lo tocaron, le hablaron, y
fueron las primeras en encontrar la tumba vacía.
Más tarde, de acuerdo con los relatos de los testigos oculares, todos
los discípulos vieron a Jesús en más de diez ocasiones diferentes. Ellos
escribieron que él les mostró sus manos y pies y les dijo que lo tocaran. Y él
se reporta que él comió con ellos y más tarde apareció con vida a más de 500
seguidores en una ocasión.
El erudito legal John Warwick Montgomery declaró, “En el 56 d.C el
apóstol Pablo escribió que más de 500 personas habían visto al Jesús resucitado
y que la mayoría de ellos seguían con vida (1 Corintios 15:6.) Se pasa de los
límites de credibilidad que los primeros cristianos podrían haber fabricado tal
cuento y entonces predicado entre aquellos quienes podían fácilmente haberlo
refutado simplemente al producir el cuerpo de Jesús.”[21]
Los estudiosos de la Biblia Geisler y Turek están de acuerdo. “Si la
Resurrección no ha ocurrido, ¿por qué habría dado el apóstol Pablo tal lista de
supuestos testigos? El habría inmediatamente perdido toda credibilidad de sus
lectores de Corintios por mentir tan descaradamente.”[22]
Pedro le dijo a una multitud en Cesara porque él y los otros discípulos
estaban tan convencidos de que Jesús estaba vivo.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos
y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al
tercer día… comimos y bebimos con él después de su resurrección. (Hechos
10:39-41)
El británico estudioso en Biblia Michael Green observó, “Las
apariciones de Jesús son tan bien autenticadas como nada en la antigüedad. … No
puede haber duda racional de que ellas ocurrieron.”[23]
Consecuente hasta el Final
Como si los informes de los testigos no fueran suficientes para desafiar
al escéptico de Morison, él estaba también desconcertado por el comportamiento
de los discípulos. Un hecho de la historia que ha dejado perplejo a
historiadores, psicólogos, y escépticos por igual es que estos 11 cobardes
estaban de repente dispuestos a sufrir humillación, tortura, y muerte. Todos
menos uno de los discípulos de Jesús fueron asesinados como mártires. ¿Ellos
habrían hecho tanto por una mentira, sabiendo que ellos habían tomado el
cuerpo?
Los terroristas del 11 de septiembre demostraron que algunos
morirían por una falsa causa en la que ellos creían. Sin embargo para ser un
mártir dispuesto a morir por una mentira conocida es locura. Como Paul
Little escribió, “Los hombres morirán por lo que ellos creen que es verdad,
aunque en realidad sea falso. Sin embargo, ellos no morirían por lo que creen
que es una mentira.”[24] Los discípulos de Jesús se portaron de una manera consistente
con una genuina creencia de que su líder estaba vivo.
Nadie ha explicado adecuadamente por qué los discípulos habrían estado
dispuestos a morir por una mentira conocida. Pero incluso si todos ellos
conspiraron para mentir sobre la resurrección de Jesús, ¿cómo pudieron ellos
haber mantenido la conspiración viva por décadas sin que al menos uno de ellos
se vendiera por dinero o posición? Moreland escribió, “Aquellos que mienten por
una ganancia personal no se quedan juntos mucho tiempo, especialmente
cuando las dificultades disminuyen los beneficios.”[25]
El antiguo “hombre-hacha” de la administración Nixon, Chuck Colson,
implicado con el escándalo Watergate, remarco la dificultad de que varias
personas mantengan una mentira un periodo extenso de tiempo.
“Yo sé que la resurrección es un hecho, y Watergate lo demostró para
mi. ¿Cómo? Porque 12 hombres testificaron haber visto a Jesús levantarse de la
muerte, y después ellos proclamaron la verdad por 40 años, ni una sola vez
negándolo. Cada uno fue golpeado, torturado, apedreado y puesto en prisión.
Ellos no habrían resistido eso si no fuera verdad. Watergate implicaba 12 de
los más poderosos hombres en el mundo—y ellos no pudieron mantener una mentira
por tres semanas. ¿Usted me esta diciendo que 12 apóstoles pudieron mantener
una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.”[26]
Algo pasó que cambió todo para estos hombres y mujeres. Morison
reconoció, “Cualquiera que venga a este problema ha de enfrentarse tarde o
temprano al hecho de que no puede ser explicado de lejos. … Este hecho es que…
una convicción profunda vino a un grupo pequeño de personas—un cambio que
atestigua al hecho de que Jesús se había levantado de la tumba.”[27]
¿Se levantó Jesús de entre los muertos?
¿Estaban Alucinando los Discípulos?
La gente todavía piensa que ven a un gordo, Elvis de pelo gris
lanzándose en Dunkin Donuts. Y después hay aquellos que creen que ellos pasaron
la noche con extraterrestres en la nave nodriza siendo sometidos a
indescriptibles pruebas. A veces ciertas personas pueden “ver” cosas que ellos
quieren, cosas que no están realmente allí. Y eso es el por que algunos han
afirmado que los discípulos estaban tan angustiados sobre la crucifixión que
sus deseos de ver a Jesús vivo causo una alucinación en masa.
¿Convincente?
El psicólogo Gary Collins, antiguo presidente de la Asociación
Americana de Consejeros Cristianos, fue interrogado sobre la posibilidad de que
alucinaciones estuvieran detrás del cambio radical de comportamiento de los
discípulos. Collins comento: “Las alucinaciones son acontecimientos
individuales. Por su propia naturaleza, solo una persona puede ver una
alucinación dada en un tiempo. Ellas ciertamente no son algo que puede ser
visto por un grupo de personas.”[28]
La alucinación no es siquiera una remota posibilidad, de acuerdo con el
psicólogo Thomas J. Thorburn. “Es absolutamente inconcebible que… quinientas
personas, con un promedio sensato de mente… puedan experimentar todo tipo de
impresiones sensuales—visuales, auditivas, de tacto—y que todas estas…
experiencias puedan caer completamente sobre… alucinación.”[29]
Es más, en la psicología de alucinaciones, la persona necesitaría estar
en un estado de ánimo donde ellos deseen ver tanto a esa persona que su mente
lo consiga. Dos líderes importantes de la iglesia primitiva, Santiago y Pablo,
ambos se encontraron a un Jesús resucitado sin que alguno lo esperara o tuviera
esperanza de experimentar ese placer. El apóstol Pablo, de hecho condujo las
primeras persecuciones de cristianos, y su conversión permanece inexplicable
excepto por su propio testimonio de que Jesús se le apareció, resucitado.
De Mentira a Leyenda.
Unos escépticos no convencidos atribuyen la historia de la resurrección
a una leyenda que comenzó con una o más personas mintiendo o pensando que ellos
vieron a Jesús resucitado. Con el tiempo, la leyenda habría crecido y habría
sido adornada al ser pasada alrededor. En esta teoría, la resurrección de Jesús
es comparable con la mesa redonda del Rey Arturo, la pequeña incapacidad
de George Washington de decir una mentira, y la promesa de que la Seguridad
Social será solvente cuando la necesitamos.
Pero hay tres problemas principales con esta teoría.
1.
Las leyendas raramente se desarrollan mientras testigos oculares están
vivos para refutarla. Un historiador de las antiguas Roma y Grecia, A.N.
Sherwin-White, argumenta que la noticia de la resurrección se esparció muy
pronto y muy rápido para que pueda haber sido una leyenda.[30]
2.
Las leyendas se desarrollan por tradición oral y no vienen con
documentos históricos contemporáneos que pueden ser verificados. Sin embargo
los evangelios fueron escritos a tres décadas de la resurrección.[31]
3.
La teoría de la leyenda no explica adecuadamente ni el hecho de la
tumba vacía o de la históricamente comprobada convicción de los apóstoles de
que Jesús estaba vivo.[32]
Por qué Gana el Cristianismo
Morison estaba desconcertado por el hecho de que “un diminuto
movimiento insignificante era capaz de prevalecer sobre la apretada astucia del
establecimiento judío, así como el poder de Roma.” ¿Por qué gano, en la
cara de todas esas probabilidades en contra?
Él escribió, “En veinte años, la afirmación de estos campesinos
galileos había trastornado la iglesia judía. … En menos de cincuenta años había
empezado a amenazar la paz del Imperio Romano. Cuando hemos dicho todo lo que
puede ser dicho… seguimos enfrentándonos con el mayor misterio de todos. ¿Por
qué gana?”[33]
Con toda razón, el cristianismo debería haber muerto en la cruz cuando
los discípulos huyeron por sus vidas. Pero los apóstoles continuaron y
establecieron un creciente movimiento cristiano.
J.N.D. Anderson escribió, “Piense en lo psicológicamente absurdo de imaginarse
a una pequeña banda de cobardes derrotados en una habitación superior un día y
unos pocos días después transformados en una compañía que ninguna persecución
podría callar—y luego intentando atribuirle este cambio dramático a nada más
convincente que una fabricación miserable. …Eso simplemente no tendría
sentido.”[34]
Muchos eruditos creen (en palabras de un antiguo comentarista) que “la
sangre de los mártires fue la semilla de la iglesia.” El historiador Will
Durant observó, “El César y Cristo se habían encontrado en la arena y Cristo
había ganado.”[35]
Una Sorprendente Conclusión
Con mito, alucinación, y un defecto de autopsia descartados, con
evidencia irrefutable para una tumba vacía, con un cuerpo considerable de
testigos oculares de su reaparición, y con la inexplicable transformación e
impacto sobre el mundo de aquellos que clamaron haberlo visto. Morison se
convenció de que su juicio preconcebido de la resurrección de Jesucristo había
estado errado. Él empezó a escribir un libro diferente—titulado ¿Quién movió la
Piedra?—para detallar sus nuevas conclusiones. Morison simplemente siguió el
rastro de evidencia, pista por pista, hasta que la verdad del caso le parecía
clara. Su sorpresa fue que la evidencia lo llevó a creer en la resurrección.
En su primer capitulo, “El Libro que se Negó a Ser Escrito,” este
antiguo escéptico explica como la evidencia lo convenció de que la resurrección
de Jesús fue un acontecimiento histórico real. “Fue como si un hombre se
dispuso a cruzar un bosque por un familiar y bien retirado camino y salió de
repente por donde él no esperaba salir.”[36]
Morison no esta sólo. Otros incontables escépticos han examinado la
evidencia de la resurrección de Jesús, y lo han aceptado como el más
sorprendente hecho en toda la historia de la humanidad. Pero la resurrección de
Jesucristo plantea la pregunta: ¿Qué tiene que ver el hecho de que Jesús
derrotó a la muerte con mi vida? La respuesta a esa pregunta es acerca de lo
que se trata el cristianismo del Nuevo Testamento.
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artículo: La editorial autoriza la reproducción y distribución de este
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