Quién fue el verdadero Jesús

Extraído de Y-Jesùs en español.

¿Era Jesús una persona real?

Nacido de identificación

¿Existió realmente Cristo Jesús, o el Cristianismo se ha construido sobre una leyenda? Pocos estudiantes se cuestionan la existencia de Cristo, pero algunos enemigos del Cristianismo están intentando probar lo contrario.
En un pleito contra el Vaticano, la Iglesia fue acusada de inventar la historia de la existencia de Jesús. Aunque el caso fue visto fuera de la corte en Febrero del 2006, el demandante, Luigi Cascioli, apeló.
El argumento contra la existencia de Jesús fue hecho público en la televisión nacional en una transmisión de CNN con la siguiente sorprendente declaración:
“Bueno, yo estoy aquí para dar el punto de vista real, supongo” declaró Ellen Johnson, presidente de Ateos Estadounidenses. “Porque la realidad es que, no hay una sola prueba de evidencia secular de que hubo un Jesucristo. Jesucristo y el Cristianismo es una religión moderna. Y Cristo Jesús es una recopilación de otros dioses: Horas, Mithras, quienes tienen el mismo origen, y la misma muerte como el Jesucristo mitológico.”
Johnson y un panel de primera de líderes religiosos estuvieron discutiendo la pregunta, “¿Qué pasa después de que morimos? en una transmisión de Larry King Live en CNN. El usualmente impasible King se detuvo reflexivamente y después contesto: “¿Entonces usted no cree que hubo un Cristo Jesús?” Con un aire de certeza, Johnson respondió: “No lo hay. No es lo que yo creo; no hay evidencia secular de que Cristo Jesús existió.” King no lo comprendía y fue a un corte comercial. Ninguna discusión acerca de la evidencia a favor o en contra de la existencia de Jesús vino después. La audiencia de televisión internacional se quedó con la pregunta.[1]
Cincuenta años antes, en su libro Why I Am Not a Christian (Por qué yo no soy un Cristiano), el ateo Bertrand Russell dejó en shock a su generación al cuestionarse la existencia de Jesús. Él escribió: “Históricamente es bastante dudoso si Cristo alguna vez existió del todo, y si El existió nosotros no sabemos nada acerca El, entonces yo no estoy preocupado con la pregunta histórica, la cual es una bastante difícil.”[2]
Es posible que el Jesús que muchos creen que es real nunca existió? En The Story of Civilization (La Historia de la Civilización), el historiador secular Will Durant planteó esta pregunta: “¿Existió Cristo? ¿Es la historia de vida del fundador del cristianismo el producto de la tristeza, la imaginación, y la esperanza – un mito comparable a las leyendas de Krishna, Osiris, Attis, Adonis, Dioniso, y Mitras?”[3] Durant señaló cómo la historia del cristianismo tiene “muchas semejanzas sospechosas a las leyendas de dioses paganos.”[4] ¿Entonces, cómo podemos nosotros saber por seguro que este hombre, a quienes muchos adoran y otros maldicen, fue real?
¿Esta Johnson en lo correcto cuando afirma que Cristo Jesús es una “recopilación de otros dioses”? ¿Y esta Russell en lo correcto cuando dice que la existencia de Jesús es “bastante dudosa”?

Mito Vs. Realidad

Vamos a comenzar con una pregunta más fundamental: ¿Qué distingue el mito de la realidad? ¿Cómo sabemos, por ejemplo, que Alejandro Magno existió realmente? Supuestamente, en el año 336 aC, Alejandro Magno se convirtió en rey de Macedonia a los 20 años de edad. Un genio militar, éste apuesto y arrogante líder masacro a través de su camino aldeas, ciudades, y reinos del mundo Greco-Persa hasta que él los gobernó todos. En breves ocho años el ejército de Alejandro había atravesado un total de 22,000 millas en sus conquistas.
Se ha dicho de Alejandro que el lloró cuando se quedó sin mundos por conquistar. (Estoy pensando, esta no es la persona con quien quiero jugar monopolio.)
Antes de que el muriera a la edad de 32 años, Alejandro según se informa, logró el más grande acto militar que ninguno otro la historia, no sólo de los reyes que habían vivido antes de él, pero también de esos que estaban por venir más tarde, hastaa nuestro propio tiempo. Pero hoy, con excepción de un puñado de ciudades llamadas Alejandría, una película aburrida de Oliver Stone, y unos cuantos libros, su legado quedó en el olvido. De hecho, el nombre de Colin Farrell tiene más poder de atracción en la taquilla que el de Alejandro.
A pesar del fracaso de taquilla, los historiadores creen que Alejandro existió debido a tres razones principales:
  • Documentación escrita desde principios de los historiadores
  • Impacto histórico
  • Otras evidencias históricas y arqueológicas

Documentos Históricos Sobre Jesús

Lo histórico de Alejandro Magno y sus conquistas militares se extrae de cinco fuentes antiguas, ninguna de las cuales fueron escritas por testigos presenciales. Aunque escrito 400 años después de Alejandro, La Vida de Alejandro de Plutarco es el primer relato de su vida.
Desde Plutarco y los otros escritores hubo varios cientos de años alejados de los acontecimientos de la vida de Alejandro, ellos basan su información en relatos anteriores. De los veinte relatos históricos contemporáneos de Alejandro, ninguno sobrevive. Más tarde existieron relatos, pero cada uno presenta un “Alejandro” diferente, lo que deja mucho a nuestra imaginación. Pero a pesar de la diferencia de tiempo de varios cientos de años, los historiadores están convencidos de que Alejandro fue un hombre real y que los detalles esenciales de lo que nosotros leemos acerca de su vida son verdades.
Dejando a Alejandro como un punto de referencia, nosotros notaremos que para Jesús hay ambos relatos históricos religiosos y seculares. Pero debemos hacer la pregunta, ¿fueron escritos por historiadores fiables y objetivos? Echemos una breve mirada.

El Nuevo Testamento

Los 27 libros del Nuevo Testamento afirman ser escritos por autores quienes conocían a Jesús o recibieron el conocimiento de El de primera mano por parte de otros. Los cuatro evangelios relatan información de la vida de Jesús y sus palabras desde diferentes perspectivas. Estos relatos han sido fuertemente estudiados por eruditos tanto dentro como fuera del Cristianismo.
El académico John Dominic Crossan cree que menos del 20 porciento de lo que leemos en los evangelios son frases originales de Jesús. Sin embargo, aún este escéptico no discute que Cristo Jesús realmente vivió.
A pesar de las opiniones de Crossan, y las de algunos otros estudiosos marginales como él, el consenso de la mayoría de historiadores es que los relatos del Evangelio nos dan una imagen clara de Cristo Jesús. Si los relatos del Nuevo Testamento son dignos de confianza es el tema de otro articulo (ver “Jesus.doc”), entonces nosotros veremos fuentes no-Cristianas para nuestra respuesta de si Jesús existió.

Los Primeros Relatos No-Cristianos

Así que, ¿cuáles historiadores del primer siglo no tenían una agenda Cristiana? Primero que todo, vamos a ver a los enemigos de Jesús.
Sus oponentes judíos tenían más que ganar negando la existencia de Jesús. Pero la evidencia apuntaba en la dirección opuesta. Varios escritos judíos también dicen de la existencia de su carne y sangre. Ambas Guemarás del Talmud judío se refieren a Jesús. A pesar de que estos consisten en sólo unos pocos y breves, amargos pasajes con la intención de descontar la deidad de Jesús, estos primeros escritos judíos no comienzan a insinuar que El no fuera una persona histórica.”[5]
Flavio Josefo fue un destacado historiador judío quien empezó a escribir bajo la autoridad romana en 67 A.D. Josefo, quien nació solo unos pocos años después de que Jesús murió, habría sido muy consciente de la reputación de Jesús entre ambos romanos y judíos. En su famoso Antiquities of the Jews (Antigüedades de los Judíos) en el 93 A.D., Josefo escribió sobre Jesús como una persona real. “En ese momento vivió Jesús, un hombre santo, si él puede ser llamado hombre, porque él realizo obras maravillosas, y enseño a hombres, y recibió con alegría la verdad. Y él fue seguido por muchos judíos y muchos griegos. Él era el Mesías.”[6]Aunque hay disputa sobre algunas de las redacciones de los relatos, especialmente la referencia de Jesús siendo el Mesías (los estudiosos son escépticos, pensando que los Cristianos insertaron esta frase), claramente Josefo confirmó esta existencia.
¿Qué hay de los historiadores seculares, aquellos que vivieron en tiempos antiguos pero que no eran religiosamente motivados? Hay confirmación actual de al menos 19 escritores seculares tempranos quienes hicieron referencias de Jesús como una persona real.[7]
Uno de los más grandes historiadores antiguos, Cornelio Tácito, afirmó que Jesús había sufrido bajo Pilatos. Tácito nació alrededor de 25 años después de la muerte de Jesús, y el había visto como la propagación del Cristianismo empezó a impactar a Roma. El historiador romano escribió negativamente de Cristo y los cristianos, identificándolos en año 115 A.D. como “una raza de hombres detestados por sus malas prácticas, y comúnmente llamadas Chrestiani. El nombre fue derivado de Chrestus, quien, en la región de Tiberio, sufrió bajo Poncio Pilatos, procurador de Judea.”[8]

Los siguientes hechos sobre Jesús fueron escritos por fuentes tempranas no cristianas:

  • Jesús era de Nazaret
  • Jesús vivió una sabia y virtuosa vida
  • Jesús fue crucificado en Palestina bajo Poncio Pilatos durante el reinado de Tiberio César en tiempo de Pascua, al ser considerado el rey judío.
  • Los discípulos creyeron que Jesús que había muerto y resucitado de la muerte tres días después.
  • Los enemigos de Jesús reconocieron que él realizo hazañas inusuales que llamaron “brujería”
  • La pequeña banda de discípulos de Jesús se multiplicó rápidamente, expandiéndose tanto como Roma.
  • Los discípulos de Jesús negaron el politeísmo, vivieron vidas morales, y adoraron a Cristo como Dios
El teólogo Norman Geisler comentó:
“Este esquema general es perfectamente congruente con el del Nuevo Testamento.” [9]
Todos estos relatos independientes, religiosos y seculares, hablan sobre un hombre real que coincide bien con el Jesús de los evangelios. La enciclopedia Británica cita estos diversos relatos seculares de la vida de Jesús como prueba convincente de su existencia.
“Estos relatos independientes prueban que en tiempos antiguos incluso los oponentes del Cristianismo no dudaron de la historicidad de Jesús.”[10]

Los siguientes hechos sobre Jesús fueron escritos por fuentes tempranas no cristianas:

  • Jesús era de Nazaret
  • Jesús vivió una sabia y virtuosa vida
  • Jesús fue crucificado en Palestina bajo Poncio Pilatos durante el reinado de Tiberio César en tiempo de Pascua, al ser considerado el rey judío.
  • Los discípulos creyeron que Jesús que había muerto y resucitado de la muerte tres días después.
  • Los enemigos de Jesús reconocieron que él realizo hazañas inusuales que llamaron “brujería”
  • La pequeña banda de discípulos de Jesús se multiplicó rápidamente, expandiéndose tanto como Roma.
  • Los discípulos de Jesús negaron el politeísmo, vivieron vidas morales, y adoraron a Cristo como Dios
El teólogo Norman Geisler comentó:
“Este esquema general es perfectamente congruente con el del Nuevo Testamento.” [9]
Todos estos relatos independientes, religiosos y seculares, hablan sobre un hombre real que coincide bien con el Jesús de los evangelios. La enciclopedia Británica cita estos diversos relatos seculares de la vida de Jesús como prueba convincente de su existencia.
“Estos relatos independientes prueban que en tiempos antiguos incluso los oponentes del Cristianismo no dudaron de la historicidad de Jesús.”[10]
Extraordinariamente, Jesús hizo todos estos impactos como resultado de solo un período de tres años de ministerio público. Si Jesús no existió, uno debe preguntarse como un mito podría alterar la historia. Cuando al historiador mundial H.G. Wells se le pregunto quién ha dejado el mayor legado en la historia, él respondió: “En esta prueba Jesús se mantiene primero.”[13]
La evidencia documental y el impacto histórico señalan el hecho de que Jesús si existió. Si Jesús realmente existió, nosotros también esperaríamos descubrir sus huellas impresas dentro de los detalles de la historia. Los mitos no dejan tal confirmación de detalles.
Una de las claves aquí para Durant y otros estudiosos es el factor tiempo. Los mitos y leyendas usualmente toman cientos de años para evolucionar- la historia de que George Washington nunca dijo una mentira es probablemente una mentira, hasta dos siglos después se convirtió en una leyenda. Las Buenas Nuevas del cristianismo, por otro lado, despegaron tan rápido como para ser un mito o una leyenda. Jesús no había existido, aquellos que se opusieron el cristianismo sin duda le han marcado un mito desde el principio. Pero ellos no lo hicieron.
Tales evidencias, junto con los relatos escritos desde principios y el impacto histórico de Cristo Jesús, convence incluso a los historiadores escépticos de que el fundador del cristianismo no fue ni un mito ni una leyenda. Pero un experto en mitos no estaba tan seguro.
Como Muggeridge, estudioso de Oxford, C.S. Lewis estaba inicialmente convencido de que Jesús no era nada sino un mito. Lewis dijo una vez: “Todas las religiones, eso es, toda mitología… son meramente invención propia del hombre- Cristo tanto como Loki.:[14] (Loki es un antiguo dios nórdico. Al igual que Thor pero sin una cola en el pelo.)
Diez años después de denunciar a Jesús como mito, Lewis descubrió los detalles históricos, incluyendo varios documentos de testigos, verificando su existencia.
Jesucristo ha impactado el paisaje histórico como un terremoto masivo. Y este terremoto ha dejado un sendero más ancho que el Gran Cañón. Es este sendero de evidencia que convence a estudiosos que Jesús realmente existió y realmente impactó nuestro mundo hace 2000 años.
Un escéptico quien pensó que Jesús era un mito fue el periodista británico Malcolm Muggeridge. Pero en un trabajo en televisión a Israel, Muggeridge fue enfrentado con evidencia sobre Jesucristo que él no sabía que existía. Así como él revisó lugares históricos – el lugar de nacimiento de Jesús, Nazaret, el lugar de la crucifixión y la tumba vacía- un sentido de la realidad de Jesús empezó a emerger.
Más tarde el declaró:
“Fue mientras yo estaba en Tierra Santa con el propósito de hacer tres BBC programas de televisión en el Nuevo Testamento que… ciertamente el nacimiento de Jesús me tomó, ministerio y crucifixión… me volví consciente de que realmente había habido un hombre, Jesús, quien fue también Dios.”[15]
Un gran crítico académico alemán, en los siglos 18 y 19, había cuestionado la existencia de Jesús, señalando que tales figuras claves como Poncio Pilatos y el principal sacerdote Caifás en los relatos de los evangelios nunca han sido confirmados como reales. No fue posible refutarle hasta mediados del siglo 20.
Los arqueólogos en 1962 confirmaron la existencia de Pilatos cuando ellos descubrieron su nombre incluido en una inscripción en una piedra excavada. Igualmente, la existencia de Caifás fue un incierto hasta 1990, cuando un osario (hueso cuadrado) fue descubierto llevando su inscripción. Los arqueólogos han descubierto también lo que ellos creen es la casa de Simón Pedro y la cueva donde Juan el Bautista hizo su bautismo.
Por último, tal vez la evidencia más convincente de que Jesús existió fue el rápido levantamiento de los cristianos. ¿Cómo puede explicarse sin Jesús? ¿Cómo puede este grupo de pescadores y otros hombres trabajadores inventar a Jesús en unos escasos años? Durant respondió su pregunta introductoria -¿Existe Cristo?- con la siguiente conclusión:
“Que unos pocos y simples hombres debieran en una generación haber inventado tan poderosa y atractiva personalidad, tan elevada ética y tan inspirada visión de la fraternidad humana, sería un milagro mucho más increíble que ningún otro relatado en los evangelios. Después de dos siglos de mayor critica las líneas generales de la vida, el carácter y la enseñanza de Cristo, permanece razonablemente limpio, y constituye el más fascinante rasgo en la historia del hombre occidental.”

Veredicto De Eruditos

Clifford Herschel Moore, professor de la Universidad de Harvard, afirmó en cuanto a la historicidad de Jesús: “El cristianismo conoció a su Salvador y Redentor no como cualquier dios en cuya historia estaba contenida alguna fé mítica… Jesús fue histórico y no un ser mítico. Ningún mito remoto o falso ingresó en el creyente Christiano; su fe fue fundada en hechos positivos, históricos y aceptables.”[16]
Pocos, si acaso algunos historiadores están de acuerdo con las afirmaciones de Ellen Johnson y Bertrand Russel que Jesús no existió. La documentación extensa de la vida de Jesús por autores contemporáneos, su profundo impacto histórico, y la evidencia a su favor tangible en la historia han persuadido a los eruditos acerca de que Jesús verdaderamente existió. ¿Podría un mito haber hecho todo eso? Todos excepto unos pocos dicen que no.
El Dr. Michael Grant de Cambridge ha escrito, “Para resumir, los métodos críticos modernos no soportan la teoría del Cristo-mito. Una y otra vez ha sido contestado y descartado por eruditos de primera. En años recientes no hay ningun erudito serio que se atrevería a postular la no historicidad de Jesús.”[17]
El historiador Jaroslav Pelikan declaró, “Sin importar lo que uno puede pensar o creer personalmente acerca de él, Jesús de Nazaret ha sido la figura más dominante de la cultura occidental por veinte siglos… Es de su nacimiento que la mayoría de la raza humana fecha sus calendarios, es por su nombre que muchos maldicen y en su nombre que millones oran.”[18]


Notas finales:

  1. Ellen Johnson and Larry King, “What Happens After We Die?” Larry King Live, CNN, April 14, 2005.
  2. Bertrand Russell, Why I Am Not a Christian (New York: Simon & Schuster, 1957), 16.
  3. Will Durant, Caesar and Christ, vol. 3 of The Story of Civilization (New York: Simon & Schuster, 1972), 553.
  4. Ibid., 557.
  5. D. James Kennedy, Skeptics Answered (Sisters, OR: Multnomah, 1997), 76.
  6. Los Guemaras son comentarios tempranos rabínicos del Talmud Judío, un cuerpo de escritos teológicos cuyas fechas estan cerca del. 200–500 d.C.  Citado en Durant, 554.
  7. Durant, 73.
  8. Citado en Durant, 281.
  9. Norman Geisler and Peter Bocchino, Unshakable Foundations (Grand Rapids, MI: Bethany House, 2001), 269.
  10. Citado en Josh McDowell, Evidence That Demands a Verdict, vol. 1 (Nashville: Nelson, 1979), 87.
  11. Citado en Christopher Lee, This Sceptred Isle, 55 B.C.–1901 (London: Penguin, 1997), 1.
  12. Will Durant, The Story of Philosophy (New York: Pocket, 1961), 428.
  13. Citado en Bernard Ramm, Protestant Christian Evidences (Chicago: Moody Press, 1957), 163.
  14. Malcolm Muggeridge, Jesus Rediscovered (Bungay, Suffolk, U.K.: Fontana, 1969), 8.
  15. David C. Downing, The Most Reluctant Convert (Downers Grove, IL: InterVarsity, 2002), 57.
  16. Citado en McDowell, 193.
  17. Michael Grant, Jesus (London: Rigel, 2004), 200.
  18. Jaroslav Pelikan, Jesus through the Centuries (New York: Harper & Row, 1987), 1.

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¿Es Jesús Dios?


Jesús complejos

¿Alguna vez has conocido a alguien que es el centro de atención adondequiera que vaya? Alguna característica misteriosa e indefinible lo distingue de todos los demás. Bueno, así fue hace dos mil años con Jesucristo.  Pero no fue sólo la personalidad de Jesús que cautivó a las personas que lo oyeron. Los testigos de sus palabras y su vida nos cuentan que Jesús de Nazaret era distinto a todos los hombres.
Las únicas credenciales de Jesús fueron él mismo. Nunca escribió un libro, lideró un ejército, ocupó un cargo político ni fue dueño de ninguna propiedad. Solía viajar dentro de las cien millas alrededor de su pueblo, atrayendo a multitudes que se asombraban con sus palabras provocadoras y actos asombrosos.
Sin embargo, la grandeza de Jesús fue obvia para todos los que lo conocieron y oyeron. Y mientras que la mayoría de los grandes personajes finalmente se desvanecen en los libros de historia, Jesús sigue siendo el tema de miles de libros y de controversias mediáticas sin paralelo. Gran parte de esas controversias giran en torno a las afirmaciones radicales que hizo Jesús sobre sí mismo – afirmaciones que asombraron tanto a sus seguidores como a sus adversarios.
Fueron principalmente las afirmaciones únicas de Jesús que causaron que fuera visto como una amenaza tanto por las autoridades romanas como por la jerarquía judía. Si bien era un forastero sin credenciales ni base de poder político, en sólo tres años, Jesús cambió el mundo para los siguientes veinte siglos. Otros líderes morales y religiosos han causado un impacto – pero ninguno como ese desconocido hijo de carpintero de Nazaret.
¿Qué tenía Jesucristo que marcó la diferencia? ¿Fue meramente un gran hombre, o fue algo más?
Estas preguntas llegan al fondo de quién fue Jesús realmente. Algunos creen que él fue meramente un gran maestro moral; otros creen que simplemente fue el líder de la mayor religión del mundo. Pero muchos creen algo más grande. Los cristianos creen que Dios realmente nos ha visitado en forma humana. Y ellos creen en las pruebas que lo respalda.
Después de estudiar cuidadosamente la vida y las palabras de Jesús, un antiguo catedrático de Cambridge y escéptico, C.S. Lewis, llegó a una conclusión inesperada sobre Jesús que cambió el rumbo de su vida. Entonces, ¿quién es el verdadero Jesús? Muchos contestarán que Jesús fue un gran maestro moral. Al estudiar más profundamente a la persona más controvertida del mundo, empezamos por preguntarnos: ¿Jesús podría haber sido meramente un gran maestro moral?

¿Un gran maestro de la moral?

Incluso las personas de otras religiones reconocen que Jesús fue un gran maestro de la moral. El líder hindú Mahatma Gandhi elogiaba su vida honrada y sus palabras profundas.[1] Asimismo, el erudito judío Joseph Klausner escribió, “Es universalmente aceptado… que Cristo enseñó las más puras y sublimes éticas…lo cual arroja a la sombra a los preceptos morales y las máximas de los hombres más sabios de la antigüedad”.[2]
El sermón del monte de Jesús ha sido llamado la enseñanza más excelente de ética humana jamás pronunciada por una persona. De hecho, gran parte de lo que conocemos hoy como “igualdad de derechos” en realidad es el resultado de las enseñanzas de Jesús. El historiador no cristiano Will Durant dijo de Jesús que “él vivió y luchó incansablemente por la ‘igualdad de derechos’; en tiempos modernos él habría sido enviado a Siberia. ‘El más importante entre ustedes será siervo de los demás’ – ésta es la inversión de toda sabiduría política, de toda cordura”.[3]
Muchos, como Gandhi, han tratado de separar las enseñanzas éticas de Jesús  de sus afirmaciones sobre sí mismo, creyendo que simplemente fue un gran hombre quien enseñó elevados principios morales. Ésta fue la propuesta de uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos de América, el Presidente Thomas Jefferson, que cortó y pegó un ejemplar del Nuevo Testamento, eliminando las secciones que él consideraba que se referían a la divinidad de Jesús, y conservando otros pasajes sobre las enseñanzas éticas y morales de Jesús.[4] Jefferson llevaba con él en todo momento su Nuevo Testamento cortado y pegado, venerando a Jesús como el que fuera quizás el mayor maestro moral de todos los tiempos.
De hecho, las palabras memorables de Jefferson en la Declaración de la Independencia tienen sus raíces en las enseñanzas de Jesús de que cada persona es de inmensa e igual importancia para Dios, sin tener en cuenta el sexo, la raza o el estatus social. El famoso documento establece, “Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables…”
Pero una pregunta que Jefferson nunca contestó fue: ¿cómo podría Jesús ser un gran líder moral si  afirmó ser Dios en falso? ¿Pero Jesús en realidad afirmó su divinidad? Antes de analizar qué sostuvo Jesús, debemos estudiar la posibilidad de que simplemente fue un gran líder religioso.

¿Jesús afirmaba ser Dios?

Entonces, ¿qué ha convencido a tantos estudiosos de que Jesús afirmó que era Dios? El autor John Piper explica que Jesús afirmó tener poderes que pertenecían exclusivamente a Dios.
“…los amigos y enemigos de Jesús se desconcertaban una y otra vez por lo que él hacía y decía. Él podía estar andando por un camino, al parecer como cualquier otra persona, y entonces daba la vuelta de pronto y decía cosas como, ‘Antes de que Abraham naciera, ¡yo soy!’. O, ‘Quien me ve a mí está viendo al Padre’. O, muy tranquilamente, después de ser acusado de blasfemia, él decía, ‘Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados’. A los muertos él podía simplemente decirles, ‘Sal fuera’ o ‘Levántate’. Y ellos obedecían. A las tormentas en el mar les decía, ‘Quieto’. Y a la hogaza de pan le decía, ‘Conviértete en mil porciones’. Y se realizaba inmediatamente”.[7]
¿Pero cuál era realmente el significado de dichas afirmaciones? Es posible que Jesús fuera sólo un profeta como Moisés, Elías o Daniel? Incluso una lectura superficial de los evangelios revela que Jesús afirmaba ser más que un profeta. Ningún otro profeta había afirmado algo similar sobre sí mismo; de hecho, ningún otro profeta se ha colocado en el lugar de Dios.
Algunas personas sostienen que Jesús nunca dijo expresamente, “Yo soy Dios”. Es verdad que nunca dijo las palabras exactas, “Yo soy Dios”. Sin embargo, Jesús tampoco dijo de manera explícita, “Yo soy un hombre” ni “Yo soy un profeta”. Pero Jesús sin duda fue humano, y sus seguidores lo consideraron un profeta como Moisés y Elías.  Por ello, no podemos descartar que Jesús es divino sólo porque él no dijo esas palabras exactas, así como tampoco podemos decir que no fue un profeta.
De hecho, las afirmaciones de Jesús sobre sí mismo se contradicen con la idea de que él simplemente fue un gran hombre o un profeta. En más de una ocasión, Jesús se refirió a sí mismo como el Hijo de Dios. Cuando se le preguntó a Bono, el cantante de U2, si él pensaba que era inverosímil que Jesús fuera el Hijo de Dios, él contestó:
“No, para mí no es algo increíble. La respuesta secular al relato de Jesucristo siempre es así: Él fue un gran profeta, obviamente era un tipo muy interesante, tenía muchas cosas que decir, como los demás grandes profetas,… Pero en realidad, Jesús no te permite eso. Él no te deja librarte tan fácilmente del tema. Jesús dice, “No. No estoy diciendo que soy un maestro, no me digan maestro. No estoy diciendo que soy un profeta….estoy diciendo que soy Dios encarnado”. Y la gente dice: No, no, por favor, se un profeta nomás. Podemos lidiar con un profeta”.[8]
Antes de analizar las afirmaciones de Jesús, es importante entender que él las hizo dentro del contexto de la creencia judía en un solo Dios (monoteísmo). Ningún judío creyente creería alguna vez en más de un Dios. Y Jesús creía en el único Dios, rezándole a su Padre como, “el único Dios verdadero”.[9]
Pero en esa misma oración, Jesús habló de haber existido siempre con su Padre. Y cuando Felipe le pidió a Jesús que les muestre al Padre, Jesús dijo, “Tanto tiempo como llevo con vosotros y ¿no has llegado a conocerme, Felipe? Quien me ve a mí está viendo al Padre”.[10] Entonces, la pregunta es: ¿Jesús estaba afirmando ser el Dios hebreo que creó el universo?

¿Jesús afirmó ser el Dios de Abraham y Moisés?

Jesús se refería a sí mismo de maneras que desconcertaban a sus seguidores. Tal como señala Piper, Jesús hizo la afirmación audaz de que, “antes de que Abraham naciera, ¡yo SOY!”[11] Le dijo a Marta y las personas a su alrededor, “Yo SOY la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera”.[12] Asimismo, Jesús decía cosas como, “Yo SOY la luz del mundo”[13], “Nadie llega al Padre sino por mí”[14] o, “Yo SOY la verdad” [15]. Éstas y otras afirmaciones suyas fueron precedidas por las palabras sagradas para nombrar a Dios: “Yo SOY” (ego eimi).[16] ¿Qué quiso decir Jesús con estas afirmaciones? ¿Y qué significado tiene el término “Yo SOY”?
Una vez más, debemos analizar el contexto. En las Sagradas Escrituras Hebreas, cuando Moisés preguntó a Dios su nombre en la zarza ardiente, Dios respondió, “Yo SOY”. Él le estaba revelando a Moisés que Él es el único Dios, que trasciende al tiempo y siempre ha existido. Increíblemente, Jesús usaba estas palabras sagradas para describirse a sí mismo. La pregunta es ¿por qué?
Desde el tiempo de Moisés, ningún judío practicante se referiría nunca a sí mismo ni a ningún otro hombre como “Yo Soy”. Por ello, las afirmaciones de “Yo SOY” de Jesús enfurecieron a los líderes judíos. Una vez, por ejemplo, algunos líderes le explicaron a Jesús por qué  trataban de matarlo: “Porque tú, siendo hombre, te haces pasar por Dios” .[17]
El uso por Jesús del nombre de Dios enfureció a los líderes religiosos. Pero lo importante es que éstos estudiosos del Antiguo Testamento sabían exactamente lo que él estaba diciendo – él estaba afirmando ser Dios, el Creador del universo. Sólo esta afirmación habría conllevado la acusación de blasfemia. Entender a partir de estos textos  que Jesús afirmó ser Dios claramente se justifica, no simplemente por sus palabras, pero también por la reacción a estas palabras.
C. S. Lewis inicialmente consideró que Jesús era un mito. Pero este genio literario que conocía los mitos muy bien concluyó que Jesús tiene que haber sido una persona real. Más aún, a medida que Lewis estudió las pruebas de la existencia de Jesús, se convenció de que Jesús no sólo fue real, sino de que fue diferente a cualquier otro hombre que haya vivido. Lewis escribió,
“Y allí está la verdadera sorpresa’ dice Lewis: ‘Entre estos judíos de pronto aparece un hombre que habla como si fuera Dios. Dice que puede perdonar los pecados. Dice que siempre ha existido. Dice que vendrá para juzgar al mundo al fin del tiempo”.[18]
Lewis pensaba que las afirmaciones de Jesús eran simplemente demasiado radicales y profundas para haber sido hechas por un maestro o líder religioso común. (Para ver un análisis más exhaustivo de la afirmación de Jesús de su divinidad, ver “¿Jesús afirmaba ser Dios?” http://y-jesus.org/spanish/more/jcg-jesus-afirmo-ser-dios/).

¿Qué clase de Dios?

Algunos sostienen que Jesús solamente estaba afirmando ser parte de Dios. Sin embargo, la idea de que todos somos parte de Dios, y que dentro de nosotros esta la semilla de la divinidad, simplemente no es un posible significado de las palabras y acciones de Jesús. Tales pensamientos son revisionistas, son ajenos a sus enseñanzas, ajenos a las  creencias que expresó, y ajenos a  cómo entendieron sus enseñanzas los discípulos.
Jesús enseñó que él es Dios de la manera que los judíos entendían a Dios y la manera que las Escrituras Hebreas describían a Dios, no de la manera en que el movimiento de la Nueva Era entiende a Dios. Ni Jesús ni su público habían sido criados viendo la Guerra de las Galaxias, por lo cual, cuando ellos hablaban de Dios, no estaban hablando de fuerzas cósmicas. Redefinir lo que Jesús quiso decir con el concepto de Dios es simplemente un mal enfoque histórico.
Lewis explica que:
“Dejemos esto en claro. Entre los panteístas, como los hindúes, cualquiera podría decir que él es parte de Dios, o que es uno con Dios…Pero este hombre, dado que era un judío, no podría referirse a esa clase de Dios. Dios, en su idioma, significaba el Ser que está fuera del mundo, que lo había creado y era infinitamente distinto a cualquier otra cosa. Y cuando uno haya entendido eso, podrá ver que lo que dijo este hombre fue simplemente lo más escandaloso que alguna vez ha pronunciado un humano”.[19]
Por cierto, hay personas que aceptan a Jesús como un gran maestro, pero no están dispuestos a llamarlo Dios. Como deísta, hemos visto que Thomas Jefferson no tenía ningún problema con aceptar las enseñanzas de Jesús sobre la moral y la ética, a la vez que negaba su divinidad.[20] Pero como hemos señalado, y examinaremos en mayor profundidad, si Jesús no era quien afirmaba ser, entonces debemos analizar algunas otras alternativas, ninguna de las cuales harían de él un gran maestro moral. Lewis argumentó, “Lo que estoy tratando de impedir es que alguien diga esa cosa realmente absurda que la gente a menudo dice de Él: ‘Estoy listo para aceptar a Jesús como un gran maestro moral, pero no acepto su afirmación de ser Dios’. Esa es la única cosa que no debemos decir”.[21]
En su búsqueda de la verdad, Lewis sabía que respecto de la identidad de Jesús sólo podía ser la una o la otra. O Jesús era quien afirmaba ser – Dios encarnado – o sus afirmaciones eran falsas. Y si éstas eran falsas, Jesús no podría ser un gran maestro moral. Él estaría mintiendo intencionalmente o sería un demente con un complejo de Dios.

¿Es posible que Jesús estaba mintiendo?

Aún los críticos más severos de Jesús rara vez han dicho que era un mentiroso. Sin duda, esa etiqueta no concuerda con las elevadas enseñanzas morales y éticas de Jesús. Pero si Jesús no es quien afirmaba ser, debemos considerar la opción de que él engañaba a todos intencionalmente.
Uno de los trabajos políticos más conocidos y más influyentes de todos los tiempos fue escrito por Nicolás Maquiavelo en 1532. En su obra clásica, El Príncipe, Maquiavelo exalta el poder, el éxito, la imagen y la eficiencia por encima de la lealtad, la fe y la honestidad. Según Maquiavelo, mentir está bien si logra un fin político.
¿Podría Jesucristo haber construido toda su vida pastoral a partir de una mentira sólo para obtener el poder, la fama o el éxito? De hecho, los opositores judíos de Jesús trataron constantemente de exponerlo como un fraude y un mentiroso. Ellos lo inundaban con preguntas a fin de tenderle una trampa para que se contradijera. Sin embargo, Jesús respondía con una notable coherencia.
La pregunta que debemos analizar es, ¿qué podría motivar a Jesús a vivir su vida entera como una mentira? El enseñó que Dios se oponía a la mentira y a la hipocresía, por lo cual, él no lo estaría haciendo para complacer a su Padre. Él claramente no mintió para beneficio de sus seguidores, dado que todos menos uno fueron martirizados por no renegar de su Divinidad (ver “¿Los apóstoles creían que Jesús es Dios?” http://www.y-jesus.com/apostles_jesus_god_1.php). Y entonces, nos quedamos con sólo dos explicaciones razonables, cada una de las cuales es problemática.

Beneficio

Mucha gente ha mentido por ganancia personal. De hecho, la motivación de la mayoría de las mentiras es algún beneficio percibido para uno mismo. ¿Qué podría haber esperado ganar Jesús al mentir sobre su identidad? El poder sería la respuesta más obvia. Si la gente creía que él era Dios, él tendría un enorme poder. (Es por eso que muchos líderes antiguos, tales como los Césares, afirmaban su origen divino.)
El problema con esta explicación es que Jesús rechazó todos los intentos de posicionarlo para el poder establecido, y más bien criticó duramente  a aquellos que abusaron de dicho poder y vivieron sus vidas persiguiéndolo. Además, él optó por acercarse a los marginados (las prostitutas y los leprosos), aquellos que no tenían poder, creando una red de gente cuya influencia era menos que cero. De una manera que sólo puede ser descrita como extraña, todo lo que Jesús hizo y dijo iba en dirección diametralmente opuesta al poder.
Parecería que, si el poder fue la motivación de Jesús, él habría evitado la cruz a toda costa. Sin embargo, en varias ocasiones, él les dijo a sus discípulos que la cruz era su destino y misión. ¿Cómo podría morir en una cruz romana traerle a uno poder?
La muerte, por supuesto, pone todo en perspectiva. Y mientras que muchos mártires han muerto por una causa en la que ellos creían, pocos han estado dispuestos a morir por una mentira conocida. Sin duda, toda esperanza para la propia ganancia personal de Jesús habría terminado en la cruz. Sin embargo, hasta su último suspiro, él se negó a renunciar a su afirmación de ser el único Hijo de Dios. El estudioso del Nuevo Testamento J.I. Packer señala que este título es una afirmación de la divinidad personal de Jesús.[22]

Un Legado

Por lo tanto, si Jesús estaba por encima de mentir para su propio beneficio, quizás sus afirmaciones radicales fueron falseadas con el propósito de dejar un legado. Pero la posibilidad de recibir una tremenda paliza y ser clavado a una cruz enfriaría rápidamente el entusiasmo de la mayoría de las superestrellas en potencia.
Y hay otro hecho fascinante. Si Jesús  simplemente hubiera renunciado a su afirmación de ser el Hijo de Dios, él nunca habría sido condenado. Fue su afirmación de ser Dios y no estar dispuesto a retractarse de ello que lo llevó a la crucifixión.
Si aumentar su credibilidad y reputación histórica fue lo que motivó a Jesús a mentir, hay que explicar cómo un hijo de carpintero de un pueblo pobre de Judea pudo prever los eventos que catapultarían su nombre a la prominencia mundial. ¿Cómo sabría que su mensaje sobreviviría? Los discípulos de Jesús habían huido y Pedro lo había negado. No es precisamente la fórmula para dar inicio a un legado religioso.
¿Los historiadores creen que Jesús mintió? Los estudiosos han analizado en detalle las palabras y vida de Jesús para ver si hay alguna evidencia de un defecto en su carácter moral. De hecho, incluso los más ardientes escépticos están sorprendidos por la pureza moral y ética de Jesús. Según el historiador Philip Schaff, no hay evidencia, ni en la historia de la iglesia ni la historia secular, de que Jesús haya mentido acerca de algo. Schaff argumentó,“¿Cómo, en nombre de la lógica, el sentido común y la experiencia, podría un hombre mentiroso, egoísta y depravado haber inventado, y continuamente mantenido desde el principio hasta el fin, el más puro y noble carácter conocido en la historia con el más perfecto aire de verdad y realidad?”[23]
La opción de mentiroso parece nadar contra corriente ante todo lo que Jesús enseñó, vivió, y por lo que murió. Para la mayoría de los estudiosos, simplemente no tiene sentido. Sin embargo, para negar las afirmaciones de Jesús, uno debe ofrecer alguna explicación. Y si las afirmaciones de Jesús no son verdaderas, y él no estaba mintiendo, la única opción que queda es que él debió haberse engañado a sí mismo.

¿Jesús podría haber sido enfermo mental?

Albert Schweitzer, quién fue galardonado con el Premio Nobel en 1952 por su trabajo humanitario, tenía sus propias opiniones sobre Jesús. Schweitzer concluyó que la locura era la causa de las afirmaciones de Jesús de ser Dios. Es decir, que Jesús estaba equivocado sobre sus afirmaciones, pero no mentía intencionalmente. Según esta teoría, Jesús en realidad se engañaba a sí mismo, creyendo realmente que él era el Mesías.
Lewis consideró esta opinión cuidadosamente. Lewis dedujo que si  las afirmaciones de Jesús no eran ciertas, entonces él tendría que haber estado loco. Lewis argumenta  que alguien que afirmaba ser Dios no sería un gran maestro moral.  “Él podría ser un enfermo mental – al nivel de un hombre que dice ser un huevo hervido – o de lo contrario él sería el Diablo del Infierno”.[24]
La mayoría de las personas que han estudiado la vida y las palabras de Jesús reconoce que él era extremadamente racional. Si bien su propia vida estuvo llena de inmoralidad y escepticismo personal, el renombrado filósofo francés Jean-Jacques Rousseau (1712-78) reconoció el carácter superior y el aplomo de Jesús: “Cuando Platón describe su hombre recto imaginario…él describe exactamente el personaje de Jesús…Si la vida y muerte de Sócrates son las de un filósofo, la vida y muerte de Jesús son las de un Dios”.[25]
Bono concluye que “loco” es la última etiqueta que uno le podría poner a Jesús.
“Lo que nos queda entonces es que Jesús era quien decía ser o si no, estaba totalmente chiflado. Es decir, estamos hablando de un loco al nivel de Charles Manson…No es broma. La idea de que todo el curso de la civilización para la mitad del mundo se hubiera visto cambiado y puesto de cabeza por un loco, para mí, es difícil de creer…” [26]
Entonces, ¿ Jesús fue un mentiroso o un demente, o fue el Hijo de Dios? ¿Podría haber estado en lo correcto Jefferson al etiquetar a Jesús de “sólo un buen maestro moral” a la vez que negaba su deidad? Es interesante que el público que escuchó a Jesús – tanto los creyentes como los enemigos – nunca lo considerara como un simple maestro moral. Jesús generó tres efectos principales en la gente que lo conoció: odio, terror o adoración.
Las afirmaciones de Jesucristo nos obligan a escoger. Como dijo Lewis, no podemos ubicar a Jesús en la categoría de ser solamente un gran líder religioso o un buen maestro moral.  Este antiguo escéptico nos desafía a tomar nuestras propias decisiones sobre Jesús:
“Uno debe elegir. O este hombre fue y es el Hijo de Dios, o si no, era un loco o algo peor. Uno puede callarlo por ser un tonto, escupirle y matarlo por ser un demonio o puede caer a sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no nos permitamos  disparates condescendientes  de que fue un gran maestro humano. Él no nos dejó esa posibilidad. No era su intención hacerlo”.[27]
En su libro Mere Christianity (Mera cristiandad), Lewis explora las opciones respecto de la identidad de Jesús y concluye que él es exactamente lo que afirmaba ser. Su cuidadoso estudio de la vida y las palabras de Jesús llevó a este gran genio literario a renunciar a su anterior ateísmo y volverse un cristiano comprometido.
La gran pregunta de la historia de la humanidad es, “¿Quién es el verdadero Jesucristo?” Bono, Lewis e innumerables más han concluido que Dios visitó nuestro planeta en forma humana. Pero si eso es cierto, esperaríamos que él estuviera vivo hoy en día. Y eso es exactamente lo que creen sus seguidores.

¿Jesús realmente resucitó?

Los testigos presenciales de Jesucristo realmente hablaban y actuaban como si ellos creyeran que él hubiera resucitado físicamente de la muerte después de su crucifixión. Si ellos estaban equivocados, la cristiandad se fundó sobre la base de una mentira. Pero si tenía razón, dicho milagro sería una prueba de todo lo que dijo Jesús sobre Dios, sobre sí mismo y sobre nosotros. Pero, ¿debemos creer en la resurrección de Jesús únicamente basados en la fe o hay pruebas históricas sólidas? Varios escépticos han estudiado los registros históricos a fin de probar la falsedad del relato de la resurrección. ¿Qué descubrieron?

Notas Finales:
1.  Quoted in Robert Elsberg, ed., A Critique of Gandhi on Christianity (New York: Orbis Books, 1991), 26 & 27.
2.  Joseph Klausner, Jesus of Nazareth (New York: The Macmillan Co., 1946), 43, 44.
3.  Will Durant, The Story of Philosophy (New York: Washington Square, 1961), 428.
4.  Linda Kulman and Jay Tolson, “The Jesus Code,” U. S. News & World Report, December 22, 2003, 1.
5.  Ravi Zacharias, Jesus among Other Gods (Nashville, TN: Word, 2000), 89.
6.  Peter Kreeft and Ronald K. Tacelli, Handbook of Christian Apologetics (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1994), 150.
7.  John Piper, The Pleasures of God (Sisters, OR: Multnomah, 2000), 35.
8.  Bono, quoted in, Timothy Keller, The Reason for God (New York: Penguin Group Publishers, 2008), 229.
9.  John 17:3.
10. John 14:9
11. John 8:58.
12. John 11:25
13. John 8:12
14. John 14:6
15. Ibid.
16. For the meaning of “ego eimi.” See, http://www.y-jesus.com/jesus_believe_god_2.php
17. John 10:33
18. C. S. Lewis, Mere Christianity (San Francisco: Harper, 2001), 51.
19. Lewis, Ibid.
20. A Deist is someone who believes in a standoffish God—a deity who created the world and then lets it run according to pre-established laws. Deism was a fad among intellectuals around the time of America’s independence, and Jefferson bought into it.
21. Lewis, 52.
22. J. I. Packer, Knowing God (Downers Grove, IL: InterVarsity, 1993), 57.
23. Philip Schaff, The Person of Christ: The Miracle of History (1913), 94, 95.
24. Lewis, 52.
25. Schaff, 98, 99.
26. Bono, Ibid.
27. Lewis, 52.

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¿Los evangelios son verdaderos?

¿Hay escritos secretos sobre Jesús?

¿Los evangelios del Nuevo Testamento son la historia verdadera de Jesucristo según sus testigos directos, o podría haber cambiado el relato a través de los años? ¿Debemos simplemente tener fe en los relatos de Jesús del Nuevo Testamento o hay pruebas de su autenticidad?
El difunto presentador de ABC News Peter Jennings se encontraba en Israel filmando un programa especial sobre Jesucristo. Su programa, “En busca de Jesús”, exploró la cuestión de si el Jesús del Nuevo Testamento era fiel a los hechos históricos.
Jennings presentó las opiniones sobre los relatos de los evangelios del profesor de DePaul, John Dominic Crossan, de tres de los colegas de Crossan en el Jesus Seminar, y de dos especialistas más en estudios de la Biblia. (El Jesus Seminar es un grupo de especialistas que debaten sobre las palabras y acciones que se le atribuyen a Jesús, y usan cuentas rojas, rosadas, grises o negras para votar sobre qué tan confiables les parecen las afirmaciones de los evangelios.)[1]
Algunos de los comentarios fueron impactantes. En la televisión nacional el Dr. Crossan no sólo puso en duda más del 80 por ciento de las palabras de Jesús, sino que también negó la afirmación de Jesús sobre su propia divinidad, sus milagros y su resurrección. Era evidente que a Jennings le intrigó la imagen de Jesús que presentó Crossan.
La búsqueda de la historia verdadera de la Biblia siempre es noticia, y por eso cada año las revistas Time y Newsweek buscan la verdad sobre María, Jesús, Moisés o Abraham para sus portadas. O, ¿quién sabe? Quizá este año será “Bob: La historia nunca antes contada del discípulo número 13”.
Estos son para fines de entretenimiento, y por eso la investigación nunca termina ni da respuestas, dado que eso pondría fin a la futura programación. Más bien, juntan a personas con opiniones radicalmente diferentes, como en un episodio del programa de televisión “Survivor”, con lo cual complican totalmente el tema en vez de hacerlo más claro.
Sin embargo, el reporte de Jennings se concentró en un tema al que se le debe dar la debida consideración. Crossan aludió a que los relatos originales sobre Jesús fueron adornados por la tradición oral, y que no fueron registrados por escrito hasta después de haber fallecido los apóstoles. Por ello, generalmente no son confiables y no son un fiel retrato del verdadero Jesús. ¿Cómo podemos saber si eso es verdad?

¿Errores de traducción?

Entonces veamos, ¿que nos dicen las pruebas? Empecemos con dos preguntas sencillas: ¿Cuándo fueron escritos los documentos originales del Nuevo Testamento?, y ¿quién los escribió?
La importancia de estas preguntas debe quedar clara. Si los relatos sobre Jesús fueron escritos cuando los testigos directos ya habían fallecido, nadie podría verificar su veracidad. De lo contrario, si los relatos del Nuevo Testamento fueron escritos cuando aún estaban vivos los apóstoles originales, se podría haber confirmado su autenticidad. Pedro podría haber dicho sobre una falsificación con su nombre, “¡Oye, yo no escribí eso!”. Y Mateo, Marcos, Lucas o Juan podrían haber respondido a las preguntas o cuestionamientos a sus relatos sobre Jesús.
Los autores del Nuevo Testamento dijeron que eran los relatos de los testigos directos de Jesús. El apóstol Pedro dijo lo siguiente en una carta: “Pues no estábamos inventando cuentos ingeniosos cuando les hablamos de la poderosa venida de nuestro Señor Jesucristo.  Nosotros vimos su majestuoso esplendor con nuestros propios ojos”. (2 Pedro 1:16NTV).
Una parte importante del Nuevo Testamento son las 13 cartas del apóstol Pablo a las iglesias y cristianos tempranos. Las cartas de Pablo, que datan de mediados de los años 40 a medidos de los 60 (12 a 33 años después de Jesucristo), son los primeros testimonios sobre la vida y las enseñanzas de Jesús. Will Durant escribió sobre la importancia histórica de las cartas de Pablo, “Las pruebas cristianas sobre Jesús empiezan con las cartas que se atribuyen a San Pablo…Nadie ha cuestionado la existencia de Pablo, ni de sus repetidas reuniones con Pedro, Santiago y Juan, y Pablo admite envidioso que estos hombres habían conocido a Jesús en persona”.[2]

Pero entonces, ¿es verdad?

En libros, revistas y documentales de televisión, el Jesus Seminar sugiere que los evangelios fueron escritos en una fecha tan tardía como 130 a 150 d.C. por autores desconocidos. Si fueran correctas esas fechas más tardías, habría una brecha de aproximadamente 100 años desde la muerte de Jesús (los especialistas señalan que Jesús falleció entre 30 y 33 d.C.). Y entonces, como ya habrían fallecido todos los testigos directos, los evangelios sólo podrían haber sido escritos por autores desconocidos y fraudulentos.
Entonces, ¿qué pruebas tenemos respecto de la fecha en la que fueron escritos los relatos de los evangelios sobre Jesús? El consenso de la mayoría de los especialistas es que los evangelios fueron escritos por los apóstoles en el primer siglo. Ellos señalan diversas razones que analizaremos más adelante en este artículo. Por ahora, note que tres formas principales de pruebas parecen formar un sólido argumento a favor de sus conclusiones:
•   Documentos tempranos de herejes como Marción y la escuela de Valentín se refieren a los libros, temas y pasajes del Nuevo Testamento. (Vea “La sonrisa de Mona Lisa”)
•   Numerosos escritos de fuentes cristianas tempranas, como Clemente de Roma, Ignacio y Policarpo.
•   Copias que se han descubierto de fragmentos de los evangelios, las cuales han sido datadas con carbono con fechas tan tempranas como 117 d.C.
El arqueólogo bíblico William Albright concluyó sobre la base de sus investigaciones que todos los libros del Nuevo Testamento fueron escritos mientras la mayoría de los apóstoles seguían vivos. Él escribió, “Ya podemos decir categóricamente que no hay ningún fundamento sólido para datar a ninguno de los libros después de aproximadamente 80 d.C., dos generaciones enteras antes de las fechas de 130 a 150 d.C. que han propuesto los críticos actuales más radicales del Nuevo Testamento”.[4] En otro texto, Albright calculó que el Nuevo Testamento en su totalidad fue escrito “muy probablemente entre alrededor de 50 d.C. y 75 d.C.”.[5]
El especialista con fama de escéptico John A. T. Robinson calcula que el Nuevo Testamento data de una fecha aún más temprana que la mayoría de los especialistas conservadores. En “Volver a datar el Nuevo Testamento” (Redating the New Testament) Robinson dice que la mayor parte del Nuevo Testamento fue escrita entre 40 d.C. y 65 d.C. Eso significaría que fue escrito en una fecha tan temprana como siete años después de la muerte de Jesús.[6]Si fuera cierto, cualquier error histórico hubiera sido revelado inmediatamente, por los testigos directos y por los enemigos del cristianismo.
Veamos entonces el reguero de pistas que nos lleva desde los documentos originales hasta nuestras copias actuales del Nuevo Testamento.

¿Quién necesita fotocopias?

Los escritos originales de los apóstoles fueron venerados. Las iglesias los estudiaban, los compartían, los conservaban cuidadosamente y los escondían como tesoros.
Pero, desafortunadamente, las confiscaciones de los romanos, el paso de 2,000 años y la segunda ley de la termodinámica causaron grandes pérdidas. Entonces, ¿que nos queda hoy de esos escritos originales? Nada. Ya no existe ninguno de los manuscritos originales (aunque los estudiosos de la Biblia seguramente ven el programa de anticuarios Antiques Roadshow con la esperanza de que aparezca alguno).
Sin embargo, éste no fue el destino únicamente del Nuevo Testamento; ningún documento comparable de la antigüedad existe actualmente. A los historiadores no les preocupa la falta de manuscritos originales si tienen copias confiables que pueden examinar. ¿Existen copias antiguas del Nuevo Testamento? ¿Éstas son copias fieles de los textos originales?
A medida que se multiplicaron las iglesias, cientos de copias fueron elaboradas cuidadosamente bajo la supervisión de los líderes de la iglesia. Cada carta fue escrita meticulosamente en tinta sobre pergaminos o papiros. Por ello, los especialistas actuales pueden estudiar las copias sobrevivientes (y las copias de las copias, y las copias de las copias de las copias, y así sucesivamente) para determinar su autenticidad y llegar a una aproximación muy cercana de los documentos originales.
De hecho, los especialistas que estudian la literatura de la antigüedad han desarrollado la ciencia de la crítica de textos o textual para analizar documentos como La Odisea, comparándolos con otros documentos antiguos para determinar su exactitud. Más recientemente, el historiador militar Charles Sanders mejoró la crítica textual con el desarrollo de una prueba de tres partes que analiza no sólo la exactitud de la copia, sino también la credibilidad de los autores. Éstas son sus pruebas:
1.  La prueba bibliográfica
2.  La prueba de los indicios internos
3.  La prueba de los indicios externos [7]
Veamos qué ocurre cuando sometemos a los manuscritos tempranos del Nuevo Testamento a estas pruebas.

La prueba bibliográfica

Esta prueba compara un documento con la demás historia antigua del mismo periodo. Esta prueba pregunta:
• ¿Cuántas copias existen del documento original?
• ¿Cuán largo es el lapso de tiempo entre los escritos originales y las copias más tempranas?
• ¿Qué tan bien se condice un documento con la demás historia antigua?
Imagínese que tuviéramos sólo dos o tres copias de los manuscritos originales del Nuevo Testamento. La muestra sería tan pequeña que no podríamos verificar su exactitud. Por lo contrario, si tuviéramos cientos o incluso miles de copias, sería fácil identificar errores en los documentos mal transmitidos.
Entonces, ¿qué tan bien se compara el Nuevo Testamento con otros escritos antiguos con respecto a la cantidad de copias y al lapso de tiempo desde los escritos originales? Existen actualmente más de 5,000 manuscritos del Nuevo Testamento en la lengua original griega. Si contamos las traducciones a otros idiomas llegamos al número asombroso de 24,000, que datan del siglo segundo al cuarto.
Compare eso con el segundo mejor documentado manuscrito histórico de la antigüedad, la Ilíada de Homero, que tiene 643 copias.[8] Y recuerde que existen muchos menos manuscritos de la mayoría de las obras históricas de la antigüedad que de ése (suelen haber menos de 10). El especialista en el Nuevo Testamento Bruce Metzger dijo, “A diferencia de estas cifras [de otros manuscritos antiguos], al crítico textual del Nuevo Testamento le complica la abundancia de materiales”.[9]

Lapso de tiempo

No sólo es importante la cantidad de manuscritos, sino el lapso de tiempo entre la fecha en la que fue escrito el original y la copia. A lo largo de mil años de copiar, no se sabe cómo puede cambiar un texto – a diferencia de lo que ocurre en un lapso de sólo cien años.
El crítico alemán Ferdinand Christian Baur (1792–1860) sostuvo que el evangelio de Juan no fue escrito hasta alrededor de 160 d.C., y por ello, no podía haberlo escrito Juan. Si esto fuera cierto, no sólo hubiera desacreditado a los escritos de Juan, sino también puesto en duda a todo el Nuevo Testamento. Pero más adelante se descubrieron en Egipto fragmentos ocultos de papiros del Nuevo Testamento, y entre ellos había un fragmento del evangelio de Juan (específicamente, P52: Juan 18:31-33) que data de aproximadamente 25 años después de que Juan escribió el original.
Metzger explicó, “Al igual que Robinson Crusoe, que al ver una sola pisada en la arena concluyó que otro ser humano, con dos pies, estaba en la isla con él, también P52 [el nombre del fragmento] demuestra la existencia y el uso del Cuarto Evangelio durante la primera mitad del siglo dos en un pueblo de provincia en el Río Nilo, lejos de su lugar de composición tradicional (Éfeso en Asia Menor)”.[10]Una y otra vez, la arqueología ha desenterrado copias de gran parte del Nuevo Testamento, que datan de entre los 150 años desde los originales.[11]
La mayor parte de los demás documentos de la antigüedad tiene lapsos de tiempo de 400 a 1,400 años. Por ejemplo, la Poética de Aristóteles fue escrita alrededor de 343 a.C., y su copia más temprana data de 1100 d.C., de la cual existen sólo cinco copias. Sin embargo, nadie está en busca del histórico Platón, diciendo que en realidad era bombero y no filósofo.
Existe una copia casi completa de la Biblia llamada Codex Vaticanus, que fue escrita sólo unos 250 a 300 años después de los escritos originales de los apóstoles. La copia más antigua del Nuevo Testamento completo que se conoce, escrita en las antiguas letras unciales, es el Codex Sinaiticus, que se conserva actualmente en el Museo Británico.
Al igual que el Codex Vaticanus, éste data del siglo IV. Vaticanus y Sinaiticus, que datan de los inicios de la historia cristiana, son similares a los demás manuscritos tempranos de la Biblia en el sentido de que difieren entre sí sólo mínimamente, y nos dan una muy buena idea de qué deben haber dicho los documentos originales.
Incluso el especialista crítico John A. T. Robinson ha admitido que, “La abundancia de manuscritos, y sobre todo, el pequeño lapso de tiempo entre los escritos y las copias existentes más tempranas, hacen de éste el texto mejor documentado de todos los escritos antiguos del mundo por lejos”.[12]El catedrático de Derecho John Warwick Montgomery dijo, “Dudar del texto resultante de los libros del Nuevo Testamento es dejar que toda la antigüedad clásica caiga en el olvido, porque ninguno de los demás documentos de la antigüedad están tan bien documentados bibliográficamente como el Nuevo Testamento”.[13]
Lo importante es que, si los textos del Nuevo Testamento fueron redactados y circularon tan cerca a los hechos mismos, lo más probable es que su representación de Jesús sea acertada. Pero los indicios externos no son la única forma de responder a la cuestión de la confiabilidad; los estudiosos también usan los indicios internos para contestar a esta pregunta.

El descubrimiento del Codex Sinaiticus

En 1844 el filósofo alemán Konstantin von Tischendorf estaba buscando manuscritos del Nuevo Testamento. Por casualidad, él notó una canasta llena de hojas antiguas en la biblioteca del monasterio de Santa Catalina en el Monte Sinaí. El especialista alemán estaba sorprendido y entusiasmado. Él nunca había visto manuscritos griegos tan viejos. Tischendorf le preguntó sobre las hojas al bibliotecario y se horrorizó al saber que las hojas se habían desechado para ser utilizadas como combustible. ¡Ya se habían quemado dos canastas llenas de dichos papeles!
El entusiasmo de Tischendorf puso a los monjes en guardia y no le quisieron mostrar los demás manuscritos. Sin embargo, sí dejaron que Tischendorf se lleve las 43 hojas que había encontrado.
Quince años después, Tischendorf  volvió al monasterio del Monte Sinaí, esta vez con ayuda del Zar Alejandro II de Rusia. Al llegar al lugar, un monje llevó a Tischendorf a su cuarto y le mostró un manuscrito envuelto en telas que había guardado en una repisa entre tazas y platos. Tischendorf reconoció inmediatamente los valiosos fragmentos restantes de los manuscritos que había visto anteriormente.
El monasterio accedió a presentar el manuscrito al Zar de Rusia como protector de la Iglesia Griega. En 1933, la Unión Soviética le vendió el manuscrito al Museo Británico por £100,000.
El Codex Sinaiticus es uno de los manuscritos más tempranos que tenemos del Nuevo Testamento completo, y es uno de los más importantes. Algunos presumen que es una de las 50 Biblias que el Emperador Constantino le encargó a Eusebio que elabore a inicios del siglo IV. El Codex Sinaiticus ha sido de gran ayuda para los especialistas para verificar la veracidad del Nuevo Testamento.

La prueba de los indicios internos

Como buenos detectives, los historiadores verifican la confiabilidad por medio del estudio de las pistas internas. Dichas pistas revelan los motivos de los autores y su voluntad de revelar detalles y otros aspectos que se podrían verificar. Las pistas internas clave que usan estos especialistas para evaluar la confiabilidad son:
•  La uniformidad de los testimonios de los testigos directos
•  Detalles sobre los nombres, lugares y eventos
•  Cartas a personas o grupos pequeños
•  Aspectos que causarían incomodidad a los autores
•  La presencia de información irrelevante o contraproducente
•  La falta de información pertinente. [14]
Tomemos el ejemplo de la película Friday Night Lights. Pretende ser basada en hechos reales, pero como tantas películas que se basan, en términos generales, en hechos reales, uno siempre se pregunta, “¿Realmente pasó así?” Entonces, ¿cómo podríamos determinar su confiabilidad histórica?
Una pista sería la presencia de información irrelevante. Digamos que a la mitad de la película, sin motivo aparente, el entrenador recibe una llamada telefónica con la noticia de que su madre tiene cáncer al cerebro. El evento no tiene nada que ver con la trama y no se menciona nuevamente. La única explicación de la presencia de este hecho irrelevante sería que realmente ocurrió así y que el director quería ser fiel a los hechos.
Otro ejemplo de la misma película. Siguiendo la evolución de la historia, queremos que los Permian Panthers ganen el campeonato estatal. Pero no ganan. Uno siente que esto es contraproducente para la trama, y sabemos inmediatamente que es porque los Permian perdieron el partido en la vida real. La presencia de información contraproducente también es un indicio de la exactitud histórica.
Finalmente, el uso de los pueblos reales y de lugares conocidos como el estadio Astrodome de Houston nos lleva a considerar que esos elementos de la historia son hechos históricos reales, ya que sería demasiado fácil verificarlos.
Éstos son sólo algunos ejemplos de cómo las pruebas internas nos pueden conducir o alejar de la conclusión de que un documento es históricamente confiable. Veamos brevemente las pruebas internas de la autenticidad histórica del Nuevo Testamento.
Diversos aspectos del Nuevo Testamento nos ayudan a determinar su confiabilidad sobre la base de su propio contenido y cualidades.

Uniformidad

Los documentos falsos no contienen testimonios de testigos directos, o éstos no concuerdan entre sí. Por ello, una clara contradicción entre los evangelios sería una prueba de que contienen errores. Pero por otra parte, si cada evangelio dijera exactamente lo mismo, esto haría que se sospeche una confabulación. Sería como si conspiradores tratasen de ponerse de acuerdo sobre cada detalle de su complot. Demasiada uniformidad es tan sospechosa como la falta de uniformidad.
Los testigos oculares de un delito o un accidente generalmente aciertan en cuanto a los principales eventos, pero lo ven desde perspectivas diferentes. Asimismo, los cuatro evangelios describen los eventos de la vida de Jesús desde diferentes perspectivas. Sin embargo, independientemente de estas perspectivas, los especialistas en el estudio de la Biblia están sorprendidos por la uniformidad de sus relatos, y por la clara representación de Jesús y sus enseñanzas que se logra a través de sus testimonios complementarios.

Detalles 

A los historiadores les gustan los detalles en un documento porque facilitan la verificación de la autenticidad. Las cartas de Pablo están llenas de detalles y los evangelios abundan en detalles. Por ejemplo, el evangelio de Lucas y su libro de Hechos fueron dirigidos a un noble llamado Teófilo, quien era sin duda una persona muy conocida en ese momento.
Si estos escritos fueran meras invenciones de los apóstoles, los nombres, lugares y eventos falsos hubieran sido detectados rápidamente por sus enemigos, los líderes judíos y romanos. Este hubiera sido el “Watergate” del primer siglo. Sin embargo, muchos de los detalles del Nuevo Testamento se han comprobado como ciertos por medio de verificaciones independientes. Por ejemplo, el historiador clásico Colin Hemer, “identifica 84 hechos en los últimos 16 capítulos de los Hechos que han sido confirmados por investigaciones arqueológicas”.[15]
En los últimos siglos, especialistas en el estudio de la Biblia escépticos han atacado tanto la autoría como la fecha de Lucas, afirmando que fue escrito en el siglo dos por un autor desconocido. El arqueólogo William Ramsey estaba convencido de que tenían razón, y comenzó a investigar. Después de realizar una investigación exhaustiva, el arqueólogo cambió de opinión. Ramsey admitió que, “Lucas es un historiador de primer nivel…Este autor se debe considerar entre los más grandes historiadores…La historia de Lucas no tiene par en cuanto a su confiabilidad”.[16]
Los Hechos narra los viajes misioneros de Pablo y habla de los lugares que visitó, la gente que vio, los mensajes que dio y la persecución que sufrió. ¿Se podrían haber falsificado todos estos detalles? El historiador romano A.N. Sherwin-White escribió, “En los Hechos, la confirmación de su autenticidad histórica es abrumadora…Cualquier intento de rechazar su autenticidad ahora debe parecer absurdo. Los historiadores romanos lo han considerado un hecho desde hace mucho tiempo”.[17]
Desde los relatos de los evangelios hasta las cartas de Pablo, los autores del Nuevo Testamento describen los detalles abiertamente, llegando incluso a mencionar los nombres de personas que estaban vivas en ese momento. Los historiadores han verificado por lo menos treinta de esos nombres.[18]

Cartas a grupos pequeños

La mayoría de los textos falsos son de documentos de naturaleza tanto general como pública, como lo es este artículo (sin duda ya circulan innumerables falsificaciones en el mercado negro). El experto en historia Louis Gottschalk señala que las cartas personales dirigidas a un público pequeño tienen una alta probabilidad de ser confiables.[19] ¿A qué categoría corresponden los documentos del Nuevo Testamento?
De hecho, es evidente que algunos de ellos están dirigidos a la circulación general. Sin embargo, gran parte del Nuevo Testamento son cartas personales a personas y grupos pequeños. Por lo menos esos documentos no serían considerados buenos candidatos para la falsificación.

Aspectos vergonzosos

La mayoría de los autores no se quieren avergonzar públicamente. Por ello, los historiadores han notado que documentos que contienen información que puede incomodar a los autores generalmente pueden ser considerados confiables. ¿Qué dijeron los autores del Nuevo Testamento sobre sí mismos?
Sorprendentemente, los autores del Nuevo Testamento se presentaron repetidamente como personas lerdas, cobardes y desleales. Por ejemplo, recuerde la triple negación de Jesús por Pedro, o las discusiones de los discípulos sobre cuál de ellos era el mejor – ambos fueron relatados en los evangelios. Dado que el respeto a los apóstoles era esencial en la iglesia temprana, la inclusión de este tipo de información no tendría mucho sentido si no fuera porque los apóstoles estaban narrando los hechos de manera fiel.[20]
En “La historia de la civilización” (The Story of Civilization), Will Durant escribió sobre los apóstoles, “Éstos no eran el tipo de hombres que uno hubieran elegido para reformar el mundo. Los evangelios diferencian sus personalidades de manera realista, y exponen sus fallas de manera sincera”.[21]

Información contraproducente o irrelevante

Los evangelios nos cuentan que la tumba vacía de Jesús fue descubierta por una mujer, a pesar de que en Israel el testimonio de las mujeres era considerado prácticamente sin ningún valor y ni siquiera era admitido ante un tribunal. Se cuenta que la madre y la familia de Jesús dijeron creer que él se había vuelto loco. Se dice que algunas de las últimas palabras de Jesús en la cruz fueron, “Dios mío, dios mío, ¿por qué me has abandonado?” Y sigue así la lista de eventos que se relatan en el Nuevo Testamento que serían contraproducentes si la intención del autor no fuera transmitir de manera exacta la vida y las enseñanzas de Jesucristo.

Falta de información pertinente

Es irónico (o tal vez, incluso es lógico) que no se tratan la mayor parte de los principales temas que enfrentaba la iglesia en el primer siglo – la misión de los gentiles, los dones espirituales, el bautismo, el liderazgo – en las palabras relatadas de Jesús. Si sus seguidores simplemente estuvieran elaborando material con que promover a la iglesia emergente, no se entiende por qué no hubieran inventado instrucciones de parte de Jesús sobre estos temas. En un caso, el apóstol Pablo dice abiertamente sobre un tema en particular, “Sobre esto no tenemos ninguna enseñanza del Señor”.

La prueba de los indicios externos.

La tercera y última medida para evaluar la confiabilidad de un documento es la prueba de los indicios externos, la cual plantea la pregunta, “¿Los registros históricos ajenos al Nuevo Testamento confirman su confiabilidad?” Entonces, ¿qué dijeron los historiadores no cristianos sobre Jesucristo?
“En total, por lo menos diecisiete escritos no cristianos narran más de cincuenta detalles sobre la vida, enseñanzas, muerte y resurrección de Jesús, además de algunos detalles sobre la iglesia temprana”.[22] Esto es asombroso en vista de la falta de historia existente sobre esta época. Jesús se menciona en más fuentes que las conquistas de César durante este mismo periodo. Esto es aún más asombroso, considerando que estas confirmaciones de los detalles del Nuevo Testamento datan de 20 a 150 años después de la muerte de Jesús, “que es bastante temprano según los estándares de la historiografía antigua”.[23]
La confiabilidad del Nuevo Testamento también se ve respaldada por más de 36,000 documentos cristianos ajenos a la Biblia (citas de los líderes de la iglesia de los primeros tres siglos) que datan de fechas tan tempranas como diez años después del último escrito del Nuevo Testamento.[24] Si se perdieran todas las copias del Nuevo Testamento, uno lo podría reproducir a partir de estas otras cartas y documentos, a excepción de unos cuantos versículos.[25]
El profesor emérito de Boston University, Howard Clark Kee, concluye que, “El resultado del análisis de las fuentes ajenas al Nuevo Testamento que se relacionan…con nuestros conocimientos de Jesús confirman su existencia histórica, sus poderes extraordinarios, la devoción de sus seguidores, la supervivencia del movimiento después de su muerte…y la penetración del Cristianismo…en Roma misma a fines del primer siglo”.[26]
De esta manera, la prueba de los indicios externos se realiza a partir de la información proporcionada por otras pruebas. A pesar de las conjeturas de unos cuantos escépticos radicales, el retrato del Nuevo Testamento del verdadero Jesús es prácticamente impecable. Aunque hay algunos disidentes como el Jesus Seminar, el consenso entre los expertos, independientemente de sus creencias religiosas, confirma que el Nuevo Testamento que leemos actualmente representa de manera fiel tanto las palabras como los eventos de la vida de Jesús.
Clark Pinnock, profesor de interpretación de McMaster Divinity College, lo resumió bien al decir que, “No existe ningún otro documento del mundo antiguo que es confirmado por un conjunto tan excelente de testimonios textuales e históricos…Una persona sincera no puede descartar una fuente de este tipo. El escepticismo respecto a la legitimidad histórica del cristianismo se basa en un fundamento irracional”.[27]

¿Jesús realmente resucitó?

La gran pregunta de nuestro tiempo es “¿Quién es el verdadero Jesucristo?” ¿Fue sólo un hombre excepcional, o era Dios encarnado, como creyeron Pablo, Juan y sus otros discípulos?
Los testigos directos de Jesucristo realmente hablaban y actuaban como si ellos creyeran que él resucitó de la muerte después de su crucifixión.  Si ellos estaban equivocados, el cristianismo se fundó sobre la base de una mentira.  Pero si tenían razón, dicho milagro sería una prueba de todo lo que dijo Jesús sobre Dios, sobre sí mismo y sobre nosotros.
¿Debemos creer en la resurrección de Jesús únicamente basados en la fe o hay pruebas históricas sólidas?  Varios escépticos han estudiado los registros históricos a fin de probar la falsedad del relato de la resurrección. ¿Qué descubrieron?

Notas Finales:

1.   According to jesusseminar.org, “The Jesus Seminar was organized under the auspices of the Westar Institute to renew the quest of the historical Jesus. At the close of debate on each agenda item, Fellows of the Seminar vote, using colored beads to indicate the degree of authenticity of Jesus’ words or deeds.”
2.   Will Durant, Caesar and Christ, vol. 3 of The Story of Civilization (New York: Simon & Schuster, 1972), 555.
3.   Josh McDowall, The New Evidence That Demands A Verdict (Nashville: Thomas Nelson Publishers, 1999), 38.
4.   William F. Albright, Recent Discoveries in Biblical Lands (New York: Funk & Wagnalls, 1955), 136.
5.   William F. Albright, “Toward a More Conservative View,” Christianity Today, January 18, 1993, 3.
6.   John A. T. Robinson, Redating the New Testament, quoted in Norman L. Geisler and Frank Turek, “I Don’t Have Enough Faith to Be an Atheist” (Wheaton, IL: Crossway, 2004), 243.
7.   McDowell, 33-68.
8.   McDowell, 34. Bruce M. Metzger, The Text of the New Testament (New York: Oxford University Press, 1992), 34.
9.  McDowell, 38.
10.  Metzger, 39.
11.  Metzger, 36-41.
12.  John A. T. Robinson, Can We Trust the New Testament? (Grand Rapids: Eerdmans, 1977), 36.
13.  Quoted in McDowell, 36.
14.  J. P. Moreland, Scaling the Secular City (Grand Rapids: Baker, 2000), 134-157.
15.    Quoted in Geisler and Turek, 256.
16.    Quoted in McDowell, 61.
17.    Quoted in McDowell, 64.
18.    Geisler and Turek, 269.
19.    J. P. Moreland, 136-137.
20.    Geisler and Turek, 276.
21.    Durant, 563.
22.    Gary R. Habermas, “Why I Believe the New Testament is Historically Reliable,” Why I am a Christian, eds Norman L. Geisler & Paul K. Hoffman (Grand Rapids, MI: Baker, 2001), 150.
23.    Ibid.
24.    Ibid.
25.    Metzger, 86.
26.    Quoted in McDowell, 135.
27.    Quoted in Josh McDowell, The Resurrection Factor (San Bernardino, CA: Here’s Life Publishers, 1981), 9.


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¿Jesús fue el Mesías?

¿Qué pruebas existen de que Jesús es quien realmente afirmaba ser? ¿Cómo podemos saber que no era una especie de impostor? Veamos a algunos impostores famosos y si esa denominación le queda bien a Jesús, o si existen pruebas para sustentar sus afirmaciones.
Ferdinand Waldo Demara, Jr. fue llamado el gran impostor. Demara mantuvo identidades falsas como psicólogo, profesor universitario, jefe de una facultad universitaria, profesor de colegio y director de un penal. Incluso llegó a realizar cirugías como un falso doctor.
Algunas personas sostienen que Frank Abagnale fue aún mejor. Entre los 16 y 21 años, Abagnale fue uno de los estafadores más exitosos del mundo. Cobró $2.5 millones en cheques fraudulentos en cada uno de los 50 estados y en 26 países extranjeros. También logró hacerse pasar por piloto comercial, abogado, profesor universitario y pediatra antes de ser detenido por la policía francesa.
Si esta historia le suena conocida, probablemente es porque vio la película del 2002, Catch Me If You Can (Atrápame si puedes), en la que el personaje de Abagnale fue interpretado por Leonardo DiCaprio (quien se hizo pasar por actor en Titanic).
¿Qué se tendría que hacer para superar los logros de Abagnale como estafador? Bueno, si Jesucristo no fue el Mesías que afirmó ser, no habría ninguno que le gane. No estamos hablando de estafar a miles de personas, como en el caso de Abagnale. Si Jesucristo fue un impostor, con su estafa engañó a miles de millones de personas y cambió el rumbo de 2,000 años de historia.
Entonces, ¿Jesús podría haber sido un Mesías falso, engañando incluso a los mejores especialistas en religión? ¿Es posible que lo hayan preparado sus padres o mentores desconocidos para ser el rey prometido que Israel había estado esperando?
En realidad, si Jesús fuera un impostor, él no sería la primera persona en la historia de Israel que mintió sobre ser el Mesías. A lo largo de los siglos anteriores al nacimiento de Jesús, y también después, surgieron muchos mesías autoproclamados, para luego ser desenmascarados como estafadores o locos.
Las antiguas profecías hebreas habían predicho el reinado de un futuro rey que traería la paz a Israel y sería su Salvador. Había un clima de expectación en toda la nación, que cautivaba las esperanzas y las aspiraciones de los judíos. En un ambiente como el de Israel, ¿no sería posible que una persona no cualificada haya sido amoldada, o se haya amoldado para encajar con el molde del Mesías? La respuesta a esa pregunta depende de las profecías sobre el Mesías del Antiguo Testamento.

Los portavoces de Dios

Según las Sagradas Escrituras, el Dios de los Hebreos hablaba con su pueblo a través de sus profetas, hombres y mujeres que estaban especialmente compenetrados con Dios y que podían ser parte o no de la clase religiosa dirigente. Algunos de los mensajes de los profetas eran para el presente; otros eran para el futuro. En todo caso, su función era proclamar las declaraciones y revelaciones de Dios al pueblo.
Por lo general, ser un profeta era parecido a trabajar en una fábrica de embalaje de carnes, siendo uno de los trabajos más peligrosos del mundo. Aún cuando ellos decían la verdad, los profetas podían ser asesinados o encarcelados por personas a quienes no les gustaba lo que ellos decían. (A algunos reyes no les gustaba recibir malas noticias.) Según los relatos históricos, al profeta Isaías lo cortaron por la mitad con una sierra.
Entonces, considere el dilema de un profeta: la muerte si se demostraba que no tenía razón y la posibilidad de la muerte cuando sí tenía razón. Ningún verdadero profeta quería ofender a Dios, y tampoco querían ser cortados por la mitad. Por ello, la mayoría de los profetas esperaban hasta estar totalmente seguros de que Dios les había hablado, y si no, no decían nada. Los reyes empezaron a temblar ante sus palabras. Los mensajes de un verdadero profeta nunca eran equivocados.
Aquí se nos presenta una pregunta: ¿cómo se compara la precisión de estos profetas bíblicos a los adivinos de hoy?

¿Profetas vs adivinos?

Para ver si la precisión de los adivinos modernos se acerca a la de los profetas bíblicos, usemos a Jean Dixon como ejemplo. Esta adivina estadounidense parecía tener una habilidad especial para predecir eventos futuros. Sin embargo, tras analizarla, su reputación no parece justificarse.
Por ejemplo, Dixon tuvo una visión de que el 5 de febrero de 1962 nacía un niño en el Medio Oriente que transformaría el mundo para el año 2000. Este hombre especial crearía una religión mundial unificada y traería consigo la paz mundial duradera. Ella vio una cruz crecer sobre este hombre hasta cubrir el mundo entero. Según Dixon, este niño sería un descendiente de la Reina Nefertiti del antiguo Egipto.[1] ¿Dónde está este hombre? ¿Usted lo ha visto? ¿Y qué tal esa paz mundial duradera? ¿Qué linda es no?
En realidad, un análisis exhaustivo de su predicción da como resultado dos hechos indiscutibles. Su índice de precisión es equivalente al de personas que simplemente adivinan el futuro, y sus predicciones más publicitadas que dijeron haberse cumplido eran profecías tan intencionalmente vagas que muchos otros eventos se podrían haber considerado realizaciones de las mismas. Incluso en muchas ocasiones se ha demostrado que las predicciones tan ampliamente divulgadas de Nostradamus son incorrectas, a pesar de que sus profecías vagas son difíciles de desmentir.[2] Por ejemplo, ésta es una de las predicciones de Nostradamus:
“Toma a la diosa de la Luna, para su Día y Movimiento: Un desesperado viajero y testigo de las Leyes de Dios, al despertar a las grandes regiones del mundo a la voluntad de Dios (La Voluntad de Uno)”.[3]
Se dice que esto está relacionado a la muerte de la Princesa Diana. (Usted probablemente había pensado en Margaret Thatcher.) Profecías como ésta son tan vagas como ver imágenes en las nubes. Sin embargo, algunas personas insisten que son pruebas de la realización de una profecía de Nostradamus. Deja lugar a muchas dudas, pero es difícil de refutar.
Y ésta generalmente es la trayectoria de los adivinos. Cuando el libro “The People’s Almanac” investigó las predicciones de 25 de los principales videntes, encontraron que el 92 por ciento de las predicciones habían resultado incorrectas. El otro 8 por ciento era cuestionables y podían ser basadas en la suerte o un conocimiento general de las circunstancias.[4] En otros experimentos con los videntes más destacados, su índice de precisión ha sido calculado en alrededor del 11 por ciento, que no sería un promedio tan malo si no fuera porque las personas que adivinan al azar sobre el futuro tienen los mismos resultados. Esto no refuta todas las predicciones sobre el futuro, pero sí explica por qué los videntes no se ganan la lotería.
La diferencia entre los adivinos y los profetas parece ser más de categoría que de grado. Los profetas hicieron declaraciones específicas sobre hechos futuros relacionados al desarrollo del plan de Dios – y lo hicieron con una precisión constante. Los adivinos tienen un carácter más mercenario, dándoles vagas descripciones del futuro a un mercado que está dispuesto a pagar por sus servicios. Ofrecen información sensacional, pero tienen un historial deficiente.

Una perspectiva sobre las profecías religiosas

Las profecías pueden ser místicas, metafísicas, y, por decirlo de alguna manera, perturbadoras. Hacen pensar en imágenes de sesiones de espiritismo y otros mundos. En la Guerra de las Galaxias hay una predicción sobre una persona que traería equilibrio a la Fuerza. Las películas del Señor de los Anillos desarrollan sus temas ficticios alrededor de palabras proféticas. Pero ése es el mundo de la imaginación.
Respecto del mundo real, se dice que si una persona conociera sólo un minuto del futuro, ésta podría dominar el mundo. Piénselo. Un minuto de conocer cada mano que se reparte en el Trump Casino. Usted sería la persona más rica del mundo y Donald sería un repartidor de correo.
Pero en el mundo de la religión, las profecías cumplen una función importante. Se convierte en una forma segura de saber si alguien dice las palabras de Dios o no, porque sólo un Dios omnisciente podría conocer el futuro por completo. Y al respecto, la profecía del Antiguo Testamento es única, dado que la mayoría de los libros sagrados renombrados de otras religiones no contienen profecías de predicción. Por ejemplo, si bien algunos afirman la inspiración divina, no hay realmente ningún medio a través del cual corroborar sus afirmaciones; a uno simplemente le queda decir “Sí, eso suena como algo que podría decir Dios”.
El estudioso de la Biblia Wilbur Smith comparó las profecías de la Biblia con otros libros históricos, y dijo que la Biblia “es el único libro que alguna vez fue escrito por el hombre, o por un grupo de hombres, en el que se pueden encontrar un gran número de profecías sobre naciones individuales, Israel,  todos los pueblos del mundo y ciertas ciudades, y sobre el que estaba por nacer que sería el Mesías”.[5] Así, la Biblia afirma ser de inspiración divina de una manera que se puede confirmar o refutar.
Y si uno ve este grado de precisión desde una perspectiva cotidiana, puede darse cuenta de lo asombroso que es. Por ejemplo, sería milagroso que en 1910 usted haya predicho que un hombre llamado George Bush ganaría las elecciones del 2000. Pero imagínese si hubiera incluido algunos de los siguientes detalles en la predicción:
• El candidato con más votos totales perdería las elecciones.
• Todas las principales cadenas televisivas anunciarían al ganador y luego cambiarían sus anuncios.
• Un estado (Florida) sería determinante para la elección.
• La Corte Suprema de los EE.UU. finalmente determinaría quién era el ganador.
Si esto hubiera ocurrido, le pondrían su nombre a las iglesias y habrían estatuillas suyas pegadas a los paneles de los autos. Pero usted no lo hizo, y por eso no hay. Por más difícil (o imposible) que hubiera sido predecir esta secuencia de eventos de manera precisa en 1910, las probabilidades son muchísimo más difíciles para Jesús, o para que cualquier persona haya cumplido todas las profecías hebreas para el Mesías. Hay 61 profecías específicas y casi 300 referencias sobre el Mesías en el Antiguo Testamento, que fue escrito cientos de años antes del nacimiento de Jesús.[6]
Según el requisito hebreo de que una profecía debe tener un 100 porciento de precisión, el verdadero Mesías de Israel tiene que cumplir con todas ellas, o si no, no es el Mesías. Por lo tanto, la pregunta que confirmaría a Jesús, o que lo haría responsable del mayor engaño del mundo es si él cumplió y encajaba con estas profecías del Antiguo Testamento.

¿Cuáles son las probabilidades?

Veamos dos profecías específicas sobre el Mesías que aparecen en el Antiguo Testamento.
“Pero tú, oh Belén Efrata, eres sólo una pequeña aldea entre todo el pueblo de Judá. No obstante, de ti saldrá un gobernante para Israel, cuyos orígenes vienen desde la eternidad”. (Miqueas 5:2, NTV)
“Muy bien, el Señor mismo les dará la señal. ¡Miren! ¡La virgenconcebirá un niño! Dará a luz un hijo y lo llamarán Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”)”. (Isaías 7:14, NTV)
Ahora, antes de considerar las otras 59 profecías, usted debe parar y preguntarse a sí mismo cuántas personas en la categoría de posible Mesías en toda la historia nacieron en el pueblo de Belén a una virgen. “Bueno, a ver…está mi vecino Jorge, pero no, él no puede ser…él nació en Brooklyn”. Para el caso de que 61 profecías detalladas sean cumplidas por una sola persona, estamos hablando de probabilidades prácticamente imposibles.
Cuando los científicos forenses descubren una correspondencia de perfiles de ADN, las probabilidades de que sea la persona equivocada suele ser menos que uno en miles de millones (para que lo tengan en cuenta los criminales). Parecería que estamos en el mismo rango de probabilidades, el mismo número de ceros, al considerar que una sola persona cumpla con estas profecías.
El profesor universitario de matemáticas Peter Stoner les dio a 600 alumnos un problema matemático de probabilidades que determinaría las probabilidades de que una sola persona cumpla con ocho profecías específicas. (No es lo mismo que lanzar una moneda al aire ocho veces seguidas y que salga la cara cada vez.) Primero, los alumnos calcularon las probabilidades de que una persona cumpla todas las condiciones de una profecía específica, como ser traicionado por un amigo por 30 piezas de plata. Luego, los alumnos intentaron calcular las probabilidades para las ocho profecías combinadas.
Los alumnos calcularon que las probabilidades de que una persona cumpla las ocho profecías eran astronómicas – uno en diez elevado a la 21 potencia (1021). Para ilustrar ese número, Stoner dio el siguiente ejemplo: “Primero, cubre toda la masa de la Tierra con monedas de dólar hasta 120 pies de altura. Luego, pon una marca especial en uno de esos dólares y entiérralo al azar. En tercer lugar, dile a una persona que viaje a la Tierra y seleccione la moneda marcada, con los ojos vendados, entre las billones de monedas”.[7]
Las personas pueden hacer muchas cosas raras con los números (sobre todo cuando se tiene un apellido como ése), por lo que es importante mencionar que el trabajo de Stoner fue revisado por la Asociación Científica de los Estados Unidos (American Scientific Association), que dijo, “El análisis matemático…se basa en principios de la probabilidad que son completamente correctos, y el Profesor Stoner ha aplicado dichos principios de una manera correcta y convincente”.[8]
A esa introducción, le agregaremos seis predicciones más a las dos que ya hemos considerado, con lo cual llegamos a las ocho predicciones del Profesor Stoner:
Profecía: El Mesías sería del linaje del Rey David.Jeremías 23:5600 a.C.
Realización: “Jesús…el hijo de David…”.Lucas 3:23, 314 a.C.
Profecía: El Mesías sería traicionado por 30 piezas de plata.Zacarías 11:13487 a.C.
Realización: “Y ellos le dieron treinta piezas de plata”.Mateo 26:1530 d.C.
Profecía: Se clavaría las manos y los pies del Mesías, atravesándolos.Salmos 22:161000 a.C.
Realización: “Cuando llegaron a un lugar llamado «La Calavera», lo clavaron en la cruz y a los criminales también, uno a su derecha y otro a su izquierda”.Lucas 23:3330 d.C.
Profecía: La gente tiraría dados por la ropa del Mesías.Salmos 22:181000 a.C.
Realización: “Los soldados… tomaron la túnica, la cual no tenía costura y había sido tejida de arriba a abajo en una sola pieza.  Así que dijeron: “En lugar de rasgarla, tiremos los dados para ver quién se la queda”.Juan 19:23-2430 d.C.
Profecía: El Mesías aparecería montado en un burro.Zacarías 9:9500 a.C.
Realización: “Llevaron la burra y su cría, pusieron sus prendas sobre la cría, y Jesús se sentó allí”.Mateo 21:730 d.C.
Profecía: Se enviaría a un mensajero para anunciar al Mesías.Malaquías 3:1500 a.C.
Realización: Juan les dijo, “Yo bautizo con agua, pero aquí mismo, en medio de la multitud, hay alguien a quien ustedes no reconocen”.Juan 1:2627 d.C.
Las ocho profecías sobre el Mesías que hemos revisado fueron escritas por hombres de distintas épocas y lugares, de 500 a 1,000 años antes de que nazca Jesús. Por ello, no hay ninguna posibilidad de una confabulación entre ellos. Note también la especificidad. Esto no es como una predicción de Nostradamus – “Cuando la Luna se vuelva verde, una haba verde se encontrará encubierta al lado del camino”.

Fuera de su control

Imagínese ganar la lotería Powerball con sólo un boleto entre millones de boletos vendidos. Ahora imagínese ganar cien de estas loterías seguidas. ¿Qué pensaría la gente? Sí, “¡Fue trampa!”
A lo largo del tiempo, se ha dicho algo parecido sobre la realización por Jesús de las profecías del Antiguo Testamento. Se acepta que Jesús cumplió las profecías mesiánicas, pero lo acusan de vivir su vida de manera que intencionalmente las cumpla. Es una objeción razonable, pero no es tan plausible como puede parecer.
Considere la naturaleza de sólo cuatro de las profecías mesiánicas:
•       Su linaje sería de David (Jeremías 23:5).
•       Su nacimiento sería en Belén (Miqueas 5:2).
•       Él migraría a Egipto (Oseas 11:1).
•       Él viviría en Nazaret (Isaías 11:1).[9]
Y, ¿qué podría hacer Jesús para cumplir con estas profecías? Ni él ni sus padres tenían ningún control sobre su linaje. Su nacimiento en Belén fue el resultado de un censo ordenado por César Augusto. El traslado de sus padres a Egipto fue a causa de la persecución del Rey Herodes. Y una vez que había muerto Herodes, los padres de Jesús lógicamente decidieron reasentarse en Nazaret.
Incluso si a una temprana edad un Jesús impostor hubiera notado las profecías que cumplió accidentalmente, y hubiera decidido tratar de ver si podía cumplir con el resto (como si alguien decidiera ganar todas y cada una de las manos en un juego de cartas), las probabilidades igual estarían imposiblemente en su contra. Considere algunos de los factores en las profecías que ya hemos mencionado: el Mesías sería traicionado por 30 piezas de plata; sería asesinado mediante la crucifixión; y la gente tiraría dados por su ropa. Todas estas profecías se cumplieron para Jesús, ¿pero qué control tenía él sobre cualquiera de ellas?
Los estudiosos de la Biblia nos cuentan que casi 300 referencias a las 61 profecías específicas del Mesías que fueron cumplidas por Jesucristo. Las probabilidades de que una persona cumpla tantas profecías estarían más allá de cualquier posibilidad matemática. Nunca podría llegar a suceder, sin importar cuánto tiempo pasara. El cálculo de un matemático de estas probabilidades imposibles fue, “una posibilidad entre un billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón, billón”.[10]
A Bertrand Russell, un ateo decidido, se le preguntó en una entrevista en la revista Look qué pruebas tendrían que haber para que él crea en Dios. Russell respondió, “Bueno, si yo escucho una voz del cielo y ésta predice una serie de cosas y éstas llegan a ocurrir, entonces supongo que tendría que creer que existe algún tipo de ser sobrenatural”.
El estudioso de la Biblia Norman Geisler dijo en respuesta al escepticismo de Russell, “Yo diría, ‘Sr. Russell, sí hubo una voz del cielo; predijo muchas cosas; y sin lugar a dudas las hemos visto ocurrir”.[11] Geisler se refería al hecho de que solamente un Ser transcendente que estuviera fuera del tiempo sería capaz de predecir eventos futuros de manera precisa.

La prueba en un frasco

Hemos visto las pruebas de la realización por Jesús de las profecías mesiánicas desde todos los ángulos menos uno. ¿Y si los escribas cristianos que copiaron los manuscritos de Isaías y los demás libros proféticos del Antiguo Testamento los modificaron para que coincidan con la vida de Jesús?
Esta pregunta la han hecho muchos especialistas y escépticos. Y parece posible, e incluso plausible, a primera vista. Evitaría convertir a Jesús en un impostor mentiroso, lo cual parece poco probable, y explicaría la asombrosa precisión de su realización de las profecías. Entonces, ¿cómo podemos saber que los libros proféticos del Antiguo Testamento, como Isaías, Daniel y Miqueas, fueron escritos cientos de años antes de Cristo?, como se pretende. Y si fuera así, ¿cómo podemos saber que los cristianos no modificaron los textos más adelante?
Durante 1,900 años, muchos escépticos sostuvieron firmemente esa teoría, sobre la base de la imposibilidad humana de predecir los eventos futuros de manera precisa. Pero luego pasó algo que extinguió todo el entusiasmo por una conspiración clandestina. Se llaman los Manuscritos del Mar Muerto.
Hace medio siglo, el descubrimiento de los manuscritos del Mar Muerto les proporcionó a los estudiosos de la Biblia copias de los libros del Antiguo Testamento que eran mucho más antiguos que cualquier otro que se había conocido. Pruebas exhaustivas comprobaron que muchas de estas copias fueron hechas aún antes del nacimiento de Jesucristo. Y son prácticamente idénticos a los textos de la Biblia que ya habíamos estado usando.
Por ello, aún los especialistas que niegan que Jesús fuera el Mesías, aceptan que estos manuscritos fueron previos a su nacimiento, y por lo tanto, aceptan que las profecías que contienen sobre el Mesías no fueron modificadas a fin de adaptarse a Jesús.
Si estas predicciones fueron cumplidas tan precisamente a través de la vida de Jesús, parece lógico preguntarse por qué no eran capaces de verlo todas las personas en Israel. Pero su crucifixión nos demuestra que no todos lo pudieron ver. Como dijo el apóstol Juan sobre Jesús, “Vino a los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron”. (Juan 1:11, NTV). ¿Por qué?
Al considerar la historia de conflicto de Israel, a partir de la definición del Mesías es fácil llegar a pensar que se trata de la idea de un guerrero político por la libertad. Se puede entender que una persona judía que vivía en el siglo primero podría haber pensado, ¿Cómo puede ser que ha venido el Mesías y que Israel siga oprimido bajo la ocupación romana?
Aunque Jesús cumplió las profecías mesiánicas, lo hizo de maneras que nadie esperaba. Buscó lograr una revolución moral y espiritual, no una revolución política, y lograba sus objetivos a través de la abnegación y el servicio humilde, la curación y la enseñanza. Mientras tanto, Israel buscaba un nuevo Moisés o Josué, que los dirija en una conquista para recuperar su antiguo reino.
Evidentemente muchos judíos de la época de Jesús sí lo reconocieron como el Mesías, siendo judía toda la fundación de la iglesia cristiana. Sin embargo, la mayoría no lo hizo. Y no es tan difícil entender por qué.
Para entender mejor el malentendido de los judíos del primer siglo, considere esta profecía mesiánica que fue escrita por el profeta Isaías 700 años antes de que nazca Jesús. ¿Se refería a Jesús?
“Todos nosotros nos hemos extraviado como ovejas; hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el Señor puso sobre él los pecados de todos nosotros”.
“Fue oprimido y tratado con crueldad, sin embargo no dijo ni una sola palabra. Como cordero fue llevado al matadero. Y como oveja en silencio ante sus trasquiladores, no abrió su boca. Después de aprehenderlo y juzgarlo, le dieron muerte. ¿Pero quiénes se daban cuenta que él moría por sus pecados – que él estaba sufriendo su castigo? Él no había hecho nada malo, y jamás había engañado a nadie. Pero fue enterrado como un criminal; fue puesto en la tumba de un hombre rico”.
“Formaba parte del buen plan del Señor aplastarlo y causarle dolor. Sin embargo, cuando su vida sea entregada en ofrenda por el pecado, tendrá muchos descendientes.…Y a causa de lo que sufrió mi siervo justo hará posible que muchos sean contados entre los justos, porque él cargará con todos los pecados de ellos”. (Partes de Isaías 53:6-11, NTV)
Al colgar Jesús de la cruz, se puede entender que algunos hayan pensado, “¿Cómo puede ser éste el Mesías?” Al mismo tiempo, otras personas pueden haber pensado, “¿De quién más podría estar hablando Isaías?”

Impostor imposible

Entonces, ¿qué debemos pensar del hecho de que Jesús haya cumplido tantas profecías escritas cientos de años antes de su nacimiento? Leonardo DiCaprio… es decir, Frank Abagnale, puede haber sido un gran impostor, pero incluso él fue descubierto cuando llegó a tener la edad suficiente para tomarse una cerveza legalmente.
Jesús no parece un Frank Abagnale más capaz. Él está en otra categoría totalmente diferente. Ningún impostor podría haberse salido con la suya con las probabilidades que planteaban en su contra las profecías hebreas.
¿Y eso qué significa? Surgen dos conclusiones: En primer lugar, sólo un Ser trascendente podría realizar estos eventos. Y en segundo lugar, hace que todas las demás afirmaciones de Jesús sean creíbles y se merezcan ser consideradas muy en serio.
En el evangelio de Juan, Jesús afirmó, “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Hay pruebas abrumadoras que parecen indicar que la firma en ese cheque no es una falsificación.

¿Jesús realmente resucitó?

La gran pregunta de nuestro tiempo es “¿Quién es el verdadero Jesucristo?” ¿Fue sólo un hombre excepcional, o era Dios encarnado, como creyeron Pablo, Juan y sus otros discípulos?
Los testigos directos de Jesucristo realmente hablaban y actuaban como si ellos creyeran que él resucitó de la muerte después de su crucifixión.  Si ellos estaban equivocados, el cristianismo se fundó sobre la base de una mentira.  Pero si tenían razón, dicho milagro sería una prueba de todo lo que dijo Jesús sobre Dios, sobre sí mismo y sobre nosotros.
¿Debemos creer en la resurrección de Jesús únicamente basados en la fe o hay pruebas históricas sólidas?  Varios escépticos han estudiado los registros históricos a fin de probar la falsedad del relato de la resurrección. ¿Qué descubrieron?

¿Se levantó Jesús de entre los muertos?

Todos se preguntan qué será de nosotrosdespués de nuestra muerte. Cuando muere un ser querido, nuestro anhelo es que él o ella de nuevo después de  nuestro turno.
¿Tendremosuna reunión gloriosa con los que amamos es la muerte o el final de toda la conciencia?
Jesús enseñó que la vida no termina después denuestro cuerpo muere.  Hizo esta afirmaciónsorprendente: “Yo soy la resurrección y la vida.Aquellos que creen en mí, aunque muera comotodo el mundo, volverán a vivir. “De acuerdo atestigos oculares más cercano a él, Jesús ledemostró su poder sobre la muerte al resucitar deentre los muertos después de haber sidocrucificado  y enterrado por tres días. Es esta creencia la que ha dado esperanza a los cristianos durante casi 2000 años.
El ateo Bertrand Russell escribió en 1925, “Yo creo que cuando yo muera me podriré, y nada de mi propio ego va a sobrevivir.”[1] Bueno, eso es bueno. Russell claramente cruzaba la línea de lo malhumorado, pero todos nosotros nos preguntamos, con quizás más optimismo, qué nos pasará cuando muramos.
Si la vida después de la muerte no es una opción, entonces Russell tiene razón; nuestros cuerpos se pudrirán y nada más de nosotros va a sobrevivir. Nada de conciencia. Nada de felicidad. Nada de esperanza. Y dejando a un lado varias décadas de existencialismo, lo que eso realmente significa es un mundo accidental sin un propósito final.
Lo que hace que Jesús sea único entre los líderes religiosos y entre los grandes líderes en general, es su relación con la muerte. Los líderes se han encontrado con todas formas de muertes prematuras-asesinatos, muerte auto-infligida o muerte accidental, antes de que el mundo estuviera listo para su ida. Pero no obstante la muerte los buscó y los encontró.  Jesús no es único en que sus enemigos lo mataron; lo que no tiene precedentes, si los evangelios han de ser creídos, es que él predijo como y cuando pasaría y se resigno a ello (en realidad lo eligió), declarando que la muerte no tiene poder sobre él.
Si Jesús resucitó de la muerte, entonces solo él tendría las respuestas sobre cuál es el sentido de la vida y qué nos espera después de la muerte. Por lo contrario, si el relato de la resurrección de Jesús no es cierto, entonces se hubiera fundado el cristianismo sobre la base de una mentira. El teólogo R.C. Sproul lo expresa así:
La afirmación de la resurrección es vital para el cristianismo. Si Cristo ha sido resucitado de la muerte por Dios, entonces él tiene las credenciales y la validación que ningún otro líder religioso posee.[2]
Todos los demás líderes religiosos han muerto, pero, según el cristianismo, Jesucristo está vivo.
Tan diferente y anormal es todo esto que una parte de nosotros nos gustaría rechazarlo como un mito. Pero ¿ha de ser la resurrección relegada a una historia de escuela dominical-o hay evidencias?
El investigador Josh McDowell dijo,
“Después de más de setecientas horas de estudiar este tema y minuciosamente investigar su fundamento, he llegado a la conclusión que la resurrección de Jesucristo es uno de los más malvados, mal intencionados, despiadados engaños jamás  impuestos en las mentes de los hombres, O es el más fantástico hecho de la historia.”[3]

Cínicos y Escépticos

Pero no todo el mundo esta dispuesto a examinar justamente la evidencia. Bertrand Russell admite que él tomo de Jesús lo que “no concernía” con hechos históricos.[4] El historiador Joseph Campbell, sin citar evidencia, tranquilamente dijo a su audiencia de televisión de PBS que la resurrección de Jesús no fue un hecho real. [5] Otros estudiosos como John Dominic Crossan del Seminario Jesús, están de acuerdo con él.[6] Ninguno de estos escépticos presentan evidencia a sus opiniones.
Verdaderos escépticos, en oposición con los cínicos, están interesados en la evidencia. En una revista editorial escéptica  llamada “¿Qué es un escéptico?” la siguiente definición es dada: “Escepticismo es… la aplicación de la razón a alguna y todas las ideas-no se permiten vacas sagradas. En otras palabras… los escépticos no inician una investigación cerrados a la posibilidad de que un fenómeno podría ser real  o de que una afirmación podría ser cierta. Cuando decimos que somos “escépticos”, queremos decir que debemos ver poderosa evidencia antes de creer.”[7]
A diferencia de Russell y Crossan, muchos escépticos verdaderos han investigado la evidencia de la resurrección de Jesús. En este artículo vamos a escuchar de alguno de ellos y ver como ellos analizaron la evidencia de lo que es quizás la más importante pregunta en la historia de la raza humana: ¿Realmente se levanto Jesús de entre los muertos?

Profecía Propia

Con antelación a su muerte, Jesús le dijo a sus discípulos que él sería traicionado, arrestado, y crucificado y que él volvería a la vida tres días después. ¡Ese es un plan extraño! ¿Qué había detrás de él? Jesús no era un artista dispuesto a actuar por imposición humana; él prometió que su muerte y resurrección le demostraría a la gente (si sus mentes y corazones estaban abiertos) que él ciertamente era el Mesías.
El estudioso en Biblia Wilbur Smith comentó acerca de Jesús:
“Cuando él dice que Él mismo se levantaría otra vez de la muerte, el tercer día después de que él fue crucificado, Él dice algo que solo un tonto se atrevería a decir, si esperaba más devoción de cualquiera de sus discípulos—a menos que Él estuviera seguro que iba a resucitar. Ningún fundador de cualquier religión del mundo conocida por los hombres jamás se atrevió a decir una cosa como esta.”[8]
En otras palabras, ya que Jesús le había dicho claramente a sus discípulos que se levantaría de nuevo de entre los muertos, el fracaso de mantener esa promesa lo expondría como un fraude. Pero nos estamos adelantando. ¿Cómo murió Jesús antes que él (si lo hizo) se levantara de nuevo?

Una Muerte Horrible y Después…?

Usted sabe como fueron las últimas horas de vida en la tierra de Jesús si usted vio la película del guerrero/corazón valiente, Mel Gibson. Si usted se perdió partes de La Pasión de Cristo porque estaba protegiendo sus ojos (hubiera sido más fácil simplemente grabar la película con un filtro rojo en la cámara), solo voltee a las últimas paginas de cualquier evangelio en su Nuevo Testamento para averiguar lo que se perdió.
Como predijo Jesús, él fue traicionado por uno de sus propios discípulos, Judas Iscariote, y fue arrestado. En un juicio simulado por medio del gobernador romano, Poncio Pilatos, fue declarado culpable de traición y condenado a morir en una cruz de madera. Antes de ser clavado a la cruz, Jesús fue brutalmente golpeado con un gato romano de nueve colas, un látigo con trozos de hueso y metal que rasgarían la carne. Recibió puñetazo repetidamente, pateado, y escupido.
Después, utilizando mazos, los verdugos romanos golpearon el pesado hierro forjado clavado en las muñecas y pies de Jesús. Finalmente dejaron caer la cruz en un agujero en la tierra entre otras dos cruces que cargaban a ladrones condenados.
Jesús colgó allí por aproximadamente seis horas. Luego, a las 3:00 de la tarde—esa es la hora exacta en que el cordero de la Pascua había sido sacrificado como ofrenda por los pecados (un pequeño simbolismo allí, ¿te parece?)—Jesús grito, “consumado es” (en Arameo), y murió. De repente, el cielo se puso oscuro y un terremoto sacudió la tierra.[9]
Pilatos quería confirmación de que Jesús estaba muerto antes de permitir que su cuerpo fuera sepultado. Entonces un guardia romano hundió una lanza a su costado. La mezcla de sangre y agua que fluyo fue una clara indicación de que Jesús estaba muerto. El cuerpo de Jesús fue entonces bajado de la cruz y sepultado en la tumba de José de Arimatea. La guardia romana siguiente sello la tumba, y la cuidó las veinticuatro horas reloj.
Mientras tanto, los discípulos de Jesús estaban en shock. El Dr. J.P. Moreland escribe de su estado mental. “Ellos ya no tenían confianza de que Jesús había sido enviado por Dios. Ellos también habían sido enseñados que Dios no dejaría a su Mesías sufrir la muerte. Entonces se dispersaron. El movimiento de Jesús estaba prácticamente detenido en sus sendas.”[10]
Toda esperanza estaba vencida. Roma y los líderes judíos habían prevalecido—o eso parecía

Algo Pasó

Pero no era el fin. El movimiento de Jesús no desapareció (obviamente), y de hecho el cristianismo existe hoy como la más grande religión del mundo. Por lo tanto, tenemos que saber que paso después de que el cuerpo de Jesús fue bajado de la cruz y puesto en la tumba.
En un artículo del New York Times, Peter Steinfels cita los sorprendentes eventos que ocurrieron tres días después de la muerte de Jesús:”Poco después de que Jesús fue ejecutado, sus seguidores fueron de repente impulsados de ser un desconcertante y encogido grupo a ser gente cuyo mensaje sobre la vida de Jesús y la venida del reino, es predicado al riesgo de sus vidas, eventualmente cambió un Imperio. Algo pasó. … ¿pero qué exactamente?”[11] Esa es la pregunta que tenemos que contestar con una investigación sobre los hechos.
Sólo hay cinco explicaciones posibles de la presunta resurrección de Jesús, como se retrata en el Nuevo Testamento:
1.     Jesús realmente no murió en la cruz.
2.     La “resurrección” fue una conspiración.
3.     Los discípulos estaban alucinando.
4.     Los relatos son legendarios.
5.     Realmente pasó.
Vamos a caminar a través de estas opciones y ver cual se adapta mejor a los hechos.

¿Estaba Muerto Jesús?

“Marley estaba muerta como una piedra, de eso no había duda.” Así comienza el villancico navideño de Charles Dickens, el autor no quería que nadie estuviera equivocado en cuanto al carácter sobrenatural de lo esta por tomar lugar. De la misma manera, antes de asumir el papel de CSI y juntar las piezas de evidencia de una resurrección, debemos primero establecer que hubo, de hecho, un cadáver. Después de todo, ocasionalmente los periódicos informan sobre un “cadáver” en una morgue que luego empezó a moverse y fue restaurado. ¿Podría haber pasado algo como eso con Jesús?
Algunos han propuesto que Jesús vivió a pesar de la crucifixión y fue revivido por el frío, aire húmedo en la tumba-“Un momento,  ¿Por cuánto tiempo estuve fuera?” Pero esa teoría no parece cuadrar con la evidencia médica. Un artículo en la revista American Medical Association explica por qué esta llamada “teoría del desvanecimiento” es insostenible: “Claramente, el peso de evidencia histórica y médica indicaba que Jesús estaba muerto. … La lanza, hundida entre Su costilla derecha, probablemente perforo no solo su pulmón derecho, pero también el pericardio y corazón y de ese modo aseguraron su muerte.”[12] Pero el escepticismo acerca de este veredicto puede ser justificado, como este caso ha estado archivado por 2000 años. Al menos, necesitamos una segunda opinión.
Un lugar para encontrar eso es en los reportes de historiadores no cristianos de alrededor del tiempo que Jesús vivió. Tres de estos historiadores mencionaron la muerte de Jesús.
  • Lucio (c.120-después 180 d.C. se refirió a Jesús como un sofista crucificado (filosofo).[13]
  • Josefo (c.37-c.100 d.C.) escribió, “En este tiempo apareció Jesús, un hombre sabio, porque el era un emprendedor de obras asombrosas. Cuando Pilatos lo condenó a la cruz, los principales hombres entre nosotros, lo habían acusado, aquellos que lo amaron no cesaron de hacerlo.”[14]
  • Tácito (c.56-c.120 d.C.) escribió, “Christus, de quien el nombre tuvo su origen, sufrió la extrema sanción… en las manos de nuestro procurador, Poncio Pilatos.”[15]
Esto es un poco como ir entre los archivos y buscando aquel de un día de primavera en el primer siglo. The Jerusalem Post publicó en primera página una historia diciendo que Jesús fue crucificado y muerto. No esta mal el trabajo de detective, y bastamente concluyente.
De hecho, no hay relatos históricos de cristianos, romanos, o judíos que discuten ya sea la muerte de Jesús o su entierro. Incluso Crossan, un escéptico de la resurrección, esta de acuerdo que Jesús realmente vivió y murió. “Que él fue crucificado es tan seguro como cualquier hecho histórico puede llegar a ser.”[16] A la luz de tal evidencia, parece que estamos en buena tierra para descartar la primera de nuestras cinco opciones. Jesús estaba claramente muerto, “de eso no hubo duda.”

La Cuestión de una Tumba Vacía

Ningún historiador serio realmente duda que Jesús estuviera muerto cuando fue bajado de la cruz. Sin embargo, muchos se han preguntado cómo el cuerpo de Jesús desapareció de la tumba. El periodista inglés, Dr. Frank Morison inicialmente pensó que la resurrección era o un mito o un engaño, y él empezó a investigar para escribir un libro refutándolo.[17] El libro se hizo famoso pero por razones diferentes que su propósito original, como veremos.
Morison empezó por intentar resolver el caso de una tumba vacía. La tumba pertenecía a un miembro del Concilio Sanedrín, José de Arimatea. En Israel en aquel tiempo, para estar en el concilio había que ser una estrella de rock. Todos sabían quien estaba en el concilio. José debe haber sido una persona real. De lo contrario, los líderes judíos habrían expuesto la historia como un fraude en su intento de refutar la resurrección. También, la tumba de José habría sido en un muy conocido lugar y fácilmente identificable, entonces cualquier pensamiento de que Jesús se haya “perdido en el cementerio” necesitaría ser descartado.
Morison se preguntaba por qué los enemigos de Jesús habían permitido que el “mito de la tumba vacía” persistiera si no era cierto. El descubrimiento del cuerpo de Jesús habría instantáneamente matado toda la conspiración.
Y lo que es conocido históricamente de los enemigos de Jesús es que ellos acusaron a los discípulos de Jesús de robarse el cuerpo, una acusación claramente basada en una creencia compartida de que la tumba estaba vacía.
El Dr. Paul L. Maier, profesor de historia antigua en Western Michigan University, de la misma manera declaró, “Si toda la evidencia es pesada cuidadosamente y justamente, es ciertamente justificable… concluir que la tumba en la que Jesús estaba enterrado estaba realmente vacía en la mañana de la primera Pascua.  Y ninguna evidencia ha sido descubierta aún… que refutaría esta declaración.”[18]
Los líderes judíos estaban aturdidos, y acusaron a los discípulos de robare el cuerpo de Jesús. Pero los romanos habían asignado a una unidad de guardias entrenados (de 4 a 12 soldados) a vigilar la tumba las 24 horas. Morison preguntó, “¿Cómo podrían estos profesionales haber dejado que el cuerpo de Jesús sea objeto de vandalismo?”  Habría sido imposible para cualquiera haber escapado de los guardias romanos y haber movido una piedra de dos toneladas. Sin embargo la piedra fue movida y el cuerpo de Jesús había desaparecido.
Si el cuerpo de Jesús estaba en un lugar donde se podría encontrar, sus enemigos hubieran rápidamente expuesto la resurrección como un fraude. Tom Anderson, antiguo presidente de la Asociación de Abogados de Juicio de California, resume la fuerza de sus argumentos:
“Con un evento tan bien publicado, ¿no cree usted que es razonable que un historiador, un testigo ocular, un antagonista habría registrado para todos los tiempos que él había visto el cuerpo de Jesús?… El silencio de la historia es ensordecedor cuando viene al testimonio en contra de la resurrección.”[19]
Así que, sin cuerpo de evidencia, y con una conocida tumba claramente vacía, Morison aceptó la evidencia como sólida de que el cuerpo de Jesús había desaparecido de alguna manera de la tumba.

¿Un Robo de la Tumba?

Como Morison continuó su  investigación, él empezó a examinar los motivos de los seguidores de Jesús. Tal vez la supuesta resurrección fue en realidad un cuerpo robado. Pero si es así, ¿cómo se explica todos los informes de las apariciones del Jesús resucitado? El historiador Paul Johnson, en Historia de los Judíos, escribió, “Lo que importaba no eran las circunstancias de su muerte pero el hecho de que él estaba ampliamente y obstinadamente siendo creído, por un creciente circulo de personas, de haberse levantado de nuevo.”[20]
La tumba estaba ciertamente vacía. Pero no era la mera ausencia del cuerpo que habría impulsado a los seguidores de Jesús (especialmente si ellos habían sido los que lo habían robado). Algo extraordinario debía haber pasado, para que los seguidores de Jesús cesaran el duelo, cesaran de esconderse, y empezaran sin miedo a proclamar que ellos habían visto a Jesús vivo.
Cada testigo ocular cuenta informes de que Jesús de repente apareció en forma física a sus seguidores, a las mujeres primero. Morison se pregunta por qué los conspiradores habrían hecho a las mujeres centrales en su conspiración. En el primer siglo, las mujeres casi no tenían derechos, personalidad, o estatus. Si la conspiración habría de tener éxito, Morison razonó, los conspiradores habrían retratado a hombres, no mujeres, como los primeros en ver a Jesús vivo. Y todavía escuchamos que las mujeres lo tocaron, le hablaron, y fueron las primeras en encontrar la tumba vacía.
Más tarde, de acuerdo con los relatos de los testigos oculares, todos los discípulos vieron a Jesús en más de diez ocasiones diferentes. Ellos escribieron que él les mostró sus manos y pies y les dijo que lo tocaran. Y él se reporta que él comió con ellos y más tarde apareció con vida a más de 500 seguidores en una ocasión.
El erudito legal John Warwick Montgomery declaró, “En el 56 d.C el apóstol Pablo escribió que más de 500 personas habían visto al Jesús resucitado y que la mayoría de ellos seguían con vida (1 Corintios 15:6.) Se pasa de los límites de credibilidad que los primeros cristianos podrían haber fabricado tal cuento y entonces predicado entre aquellos quienes podían fácilmente haberlo refutado simplemente al producir el cuerpo de Jesús.”[21]
Los estudiosos de la Biblia Geisler y Turek están de acuerdo. “Si la Resurrección no ha ocurrido, ¿por qué habría dado el apóstol Pablo tal lista de supuestos testigos? El habría inmediatamente perdido toda credibilidad de sus lectores de Corintios por mentir tan descaradamente.”[22]
Pedro le dijo a una multitud en Cesara porque él y los otros discípulos estaban tan convencidos de que Jesús estaba vivo.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Lo mataron, colgándolo de un madero, pero Dios lo resucitó al tercer día… comimos y bebimos con él después de su resurrección. (Hechos 10:39-41)
El británico estudioso en Biblia Michael Green observó, “Las apariciones de Jesús son tan bien autenticadas como nada en la antigüedad. … No puede haber duda racional de que ellas ocurrieron.”[23]

Consecuente hasta el Final

Como si los informes de los testigos no fueran suficientes para desafiar al escéptico de Morison, él estaba también desconcertado por el comportamiento de los discípulos. Un hecho de la historia que ha dejado perplejo a historiadores, psicólogos, y escépticos por igual es que estos 11 cobardes estaban de repente dispuestos a sufrir humillación, tortura, y muerte. Todos menos uno de los discípulos de Jesús fueron asesinados como mártires. ¿Ellos habrían hecho tanto por una mentira, sabiendo que ellos habían tomado el cuerpo?
Los  terroristas del 11 de septiembre demostraron que algunos morirían por una falsa causa en la que ellos creían. Sin embargo para ser un mártir dispuesto a morir por una mentira conocida es locura.  Como Paul Little escribió, “Los hombres morirán por lo que ellos creen que es verdad, aunque en realidad sea falso. Sin embargo, ellos no morirían por lo que creen que es una mentira.”[24] Los discípulos de Jesús se portaron de una manera consistente con una genuina creencia de que su líder estaba vivo.
Nadie ha explicado adecuadamente por qué los discípulos habrían estado dispuestos a morir por una mentira conocida. Pero incluso si todos ellos conspiraron para mentir sobre la resurrección de Jesús, ¿cómo pudieron ellos haber mantenido la conspiración viva por décadas sin que al menos uno de ellos se vendiera por dinero o posición? Moreland escribió, “Aquellos que mienten por una ganancia personal  no se quedan juntos mucho tiempo, especialmente cuando las dificultades disminuyen los beneficios.”[25]
El antiguo “hombre-hacha” de la administración Nixon, Chuck Colson, implicado con el escándalo Watergate, remarco la dificultad de que varias personas mantengan una mentira un periodo extenso de tiempo.
“Yo sé que la resurrección es un hecho, y Watergate lo demostró para mi. ¿Cómo? Porque 12 hombres testificaron haber visto a Jesús levantarse de la muerte, y después ellos proclamaron la verdad por 40 años, ni una sola vez negándolo. Cada uno fue golpeado, torturado, apedreado y puesto en prisión. Ellos no habrían resistido eso si no fuera verdad. Watergate implicaba 12 de los más poderosos hombres en el mundo—y ellos no pudieron mantener una mentira por tres semanas. ¿Usted me esta diciendo que 12 apóstoles pudieron mantener una mentira por 40 años? Absolutamente imposible.”[26]
Algo pasó que cambió todo para estos hombres y mujeres. Morison reconoció, “Cualquiera que venga a este problema ha de enfrentarse tarde o temprano al hecho de que no puede ser explicado de lejos. … Este hecho es que… una convicción profunda vino a un grupo pequeño de personas—un cambio que atestigua al hecho de que Jesús se había levantado de la tumba.”[27]

¿Se levantó Jesús de entre los muertos?


¿Estaban Alucinando los Discípulos?

La gente todavía piensa que ven a un gordo, Elvis de pelo gris lanzándose en Dunkin Donuts. Y después hay aquellos que creen que ellos pasaron la noche con extraterrestres en la nave nodriza siendo sometidos a indescriptibles pruebas. A veces ciertas personas pueden “ver” cosas que ellos quieren, cosas que no están realmente allí. Y eso es el por que algunos han afirmado que los discípulos estaban tan angustiados sobre la crucifixión que sus deseos de ver a Jesús vivo causo una alucinación  en masa. ¿Convincente?
El psicólogo Gary Collins, antiguo presidente de la Asociación Americana de Consejeros Cristianos, fue interrogado sobre la posibilidad de que alucinaciones estuvieran detrás del cambio radical de comportamiento de los discípulos. Collins comento: “Las alucinaciones son acontecimientos individuales. Por su propia naturaleza, solo una persona puede ver una alucinación dada en un tiempo. Ellas ciertamente no son algo que puede ser visto por un grupo de personas.”[28]
La alucinación no es siquiera una remota posibilidad, de acuerdo con el psicólogo Thomas J. Thorburn. “Es absolutamente inconcebible que… quinientas personas, con un promedio sensato de mente… puedan experimentar todo tipo de impresiones sensuales—visuales, auditivas, de tacto—y que todas estas… experiencias puedan caer completamente sobre… alucinación.”[29]
Es más, en la psicología de alucinaciones, la persona necesitaría estar en un estado de ánimo donde ellos deseen ver tanto a esa persona que su mente lo consiga. Dos líderes importantes de la iglesia primitiva, Santiago y Pablo, ambos se encontraron a un Jesús resucitado sin que alguno lo esperara o tuviera esperanza de experimentar ese placer. El apóstol Pablo, de hecho condujo las primeras persecuciones de cristianos, y su conversión permanece inexplicable excepto por su propio testimonio de que Jesús se le apareció, resucitado.

De Mentira a Leyenda.

Unos escépticos no convencidos atribuyen la historia de la resurrección a una leyenda que comenzó con una o más personas mintiendo o pensando que ellos vieron a Jesús resucitado. Con el tiempo, la leyenda habría crecido y habría sido adornada al ser pasada alrededor. En esta teoría, la resurrección de Jesús es comparable con la mesa redonda del  Rey Arturo, la pequeña incapacidad de George Washington de decir una mentira, y la promesa de que la Seguridad Social será solvente cuando la necesitamos.
Pero hay tres problemas principales con esta teoría.
1.     Las leyendas raramente se desarrollan mientras testigos oculares están vivos para refutarla. Un historiador de las antiguas Roma y Grecia, A.N. Sherwin-White, argumenta que la noticia de la resurrección se esparció muy pronto y muy rápido para que pueda haber sido una leyenda.[30]
2.     Las leyendas se desarrollan por tradición oral y no vienen con documentos históricos contemporáneos que pueden ser verificados. Sin embargo los evangelios fueron escritos a tres décadas de la resurrección.[31]
3.     La teoría de la leyenda no explica adecuadamente ni el hecho de la tumba vacía o de la históricamente comprobada convicción de los apóstoles de que Jesús estaba vivo.[32]

Por qué Gana el Cristianismo

Morison estaba desconcertado por el hecho de que “un diminuto movimiento insignificante era capaz de prevalecer sobre la apretada astucia del establecimiento judío, así como  el poder de Roma.” ¿Por qué gano, en la cara de todas esas probabilidades en contra?
Él escribió, “En veinte años, la afirmación de estos campesinos galileos había trastornado la iglesia judía. … En menos de cincuenta años había empezado a amenazar la paz del Imperio Romano. Cuando hemos dicho todo lo que puede ser dicho… seguimos enfrentándonos con el mayor misterio de todos. ¿Por qué gana?”[33]
Con toda razón, el cristianismo debería haber muerto en la cruz cuando los discípulos huyeron por sus vidas. Pero los apóstoles continuaron y establecieron un creciente movimiento cristiano.
J.N.D. Anderson escribió, “Piense en lo psicológicamente absurdo de imaginarse a una pequeña banda de cobardes derrotados en una habitación superior un día y unos pocos días después transformados en una compañía que ninguna persecución podría callar—y luego intentando atribuirle este cambio dramático a nada más convincente que una fabricación miserable. …Eso simplemente no tendría sentido.”[34]
Muchos eruditos creen (en palabras de un antiguo comentarista) que “la sangre de los mártires fue la semilla de la iglesia.” El historiador Will Durant observó, “El César y Cristo se habían encontrado en la arena y Cristo había ganado.”[35]

Una Sorprendente Conclusión

Con mito, alucinación, y un defecto de autopsia descartados, con evidencia irrefutable para una tumba vacía, con un cuerpo considerable de testigos oculares de su reaparición, y con la inexplicable transformación e impacto sobre el mundo de aquellos que clamaron haberlo visto. Morison se convenció de que su juicio preconcebido de la resurrección de Jesucristo había estado errado. Él empezó a escribir un libro diferente—titulado ¿Quién movió la Piedra?—para detallar sus nuevas conclusiones. Morison simplemente siguió el rastro de evidencia, pista por pista, hasta que la verdad del caso le parecía clara. Su sorpresa fue que la evidencia lo llevó a creer en la resurrección.
En su primer capitulo, “El Libro que se Negó a Ser Escrito,” este antiguo escéptico explica como la evidencia lo convenció de que la resurrección de Jesús fue un acontecimiento histórico real. “Fue como si un hombre se dispuso a cruzar un bosque por un familiar y bien retirado camino y salió de repente por donde él no esperaba salir.”[36]
Morison no esta sólo. Otros incontables escépticos han examinado la evidencia de la resurrección de Jesús, y lo han aceptado como el más sorprendente hecho en toda la historia de la humanidad. Pero la resurrección de Jesucristo plantea la pregunta: ¿Qué tiene que ver el hecho de que Jesús derrotó a la muerte con mi vida? La respuesta a esa pregunta es acerca de lo que se trata el cristianismo del Nuevo Testamento.

 




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© 2010 JesusOnline Ministries. Este artículo es un suplemento de la revista Y-Jesus de Bright Media Foundation y B&L Publications: Larry Chapman, Jefe de redacción. Para ver otros artículos relacionados a las pruebas de Jesucristo, visite: www.y-jesus.com.
 

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